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GRAND PLACE / OPINIÓN

Give us back our girls!

9/05/2017 - 

¿Pero qué está pasando en este mundo? ¿Porqué se ataca tan despiadadamente al 51% de la población? Nos llevamos las manos a la cabeza cuando los partidarios del Brexit se ensañaron con su campaña contra el colectivo de inmigrantes. O cuando Marine Le Pen utilizó la islamofobia en sus mítines para acceder a la Presidencia francesa -que no ha conseguido, uff…-. Nos alarmamos cuando atropellan a un grupo de ciclistas en la carretera. Incluso nos movilizamos contra el maltrato animal. Todo ello muy loable. ¿Pero qué pasa con los ataques continuos a la mujer como género? Ya no se trata de una guerra soterrada y propia de culturas ancestrales o tradiciones obsoletas en países subdesarrollados. Es una guerra global.

Pocos titulares mueve y pocos minutos ocupa en las tertulias televisivas. Pero la noticia este fin de semana de la liberación de 82 niñas secuestradas por Boko Haram en 2014 nos ha recordado la magnitud de la tragedia. Fueron 276 las niñas que se llevaron ametralladora en mano de una escuela de secundaria en Nigeria, eligiendo cuidadosamente a las cristianas. Este grupo terrorista que opera desde hace años en el Sahel para implantar el Estado Islámico sabe muy bien lo que significa la educación y, especialmente, la Occidental. Uno de sus objetivos es sacar a las niñas de las escuelas y utilizarlas como esclavas sexuales. Éste es su concepto de la mujer, el del Estado Islámico. Por cierto, quedan aún 113 por liberar de aquel grupo. No las olvidemos.

Al otro lado del Atlántico, también hace dos días nos enteramos de la violación en grupo de una niña de 12 años durante una fiesta de adolescentes. Y nos enteramos porque el video de esta macabra fiesta fue subido a las redes sociales. La tía de la menor la reconoció en las imágenes. Y no es una excepción. Al parecer, ésta es la nueva barbarie sexual de moda en Brasil. A la escandalosa cifra de 45.460 violaciones en 2015, 125 por día, se une la de las violaciones colectivas. Aunque la cifra real se desconoce por el miedo a denunciar de las víctimas, que a menudo suelen ser criminalizadas con frases como “se lo había buscado” o “ella consintió”.

Pero no nos vayamos tan lejos. Salvajes también tenemos en casa. ¿Recuerdan el caso de la joven violada en grupo en los Sanfermines? ¿Recuerdan a la Manada? Los acusados, en prisión a la espera de juicio, siguen negándolo. “Ella consintió”, es la eterna letanía. También lo subieron a las redes. Porque, claro, la gracia está en contarlo…, ¿no?

Como los casos de estas jóvenes occidentales que se atreven a denunciar en Oriente Medio. Vean los titulares: “Arrestan a una joven británica violada en Dubai por mantener relaciones extra matrimoniales”. “Condenan por adulterio a una joven noruega violada en Dubai”. “Arabia Saudí condena a una mujer violada a seis meses de cárcel”. En este último caso, la joven fue condenada por no ir acompañada de un hombre y por contarlo… ¡en los medios de comunicación! Claro que en este país islamista, que se rige por la sharia, las mujeres no son libres.

De Oriente a Occidente, en África como en Europa, todos estos crímenes de género no son gratuitos. Son los estertores de la pérdida del poder patriarcal que se revuelve con sus armas más cobardes ante la última revolución, la de la mujer. Pero no hay que llegar tan lejos. También suele ser más sutil. Como los anuncios de perfumes que muestran a mujeres semidesnudas en posición de sumisión o arrastrándose por el suelo. Señores anunciantes, las mujeres no nos ponemos el perfume así, solemos ir vestidas y corriendo para salir al trabajo.

Aunque aquí solemos tener algo más de defensa que en Oriente o en África. No sería la primera vez que el Observatorio de la Imagen del Instituto de la Mujer censura una campaña publicitaria denigrante para las mujeres. Como una de Dolce & Gabbana que mostraba a una mujer, supuestamente, violada en grupo… ¡También!

Pero todo esto no servirá de nada si seguimos sonriendo ante un chiste que está dando mil vueltas por las redes. Bajo la imagen de un conocido locutor de informativos de televisión, rezan dos frases: “Una mujer desaparece en Tenerife a las 12 de la noche”. Y a continuación, la chanza: “Una menos en Canarias”. ¿Verdad?

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