El peor bar de Cánovas
‘El peor bar de’ es democrático,
‘El peor bar de’ no entiende de clases.
Todo vecindario tiene su bar con váteres pegajoso
‘El peor bar de’ es democrático,
‘El peor bar de’ no entiende de clases.
Todo vecindario tiene su bar con váteres pegajoso
Sobre todo si lo haces en un pueblo con mar.
Lo nuevo y lo viejo. Las intolerancias y las sensibilidades. El costumbrismo y la coentor. Cacaos y altramuces. Lo quiero todo.
La correlación entre quitarse la vida y la creatividad, cuando por otra parte la creatividad tiene mucho de buscar y producir belleza en este mundo, está al lado. Pensamiento con pensamiento. Fogón con fogón.
Las amigas que comen y beben en Benidorm en temporada baja son la mejor compañía.
La lista de los cien jóvenes talentos de la Basque Culinary Center reseña una gastronomía transversal, hacia la sostenibilidad y muy comprometida. Son 100 menores o igual a 30 años y la mayoría de la llamada generación perdida, esos que vivimos la crisis cuando acabamos Bachiller.
La nouvelle vague nos enseñó, entre otras cosas, a cómo coger un cigarrillo o el arte de vestir gabardina. También que los amantes quedan a comer y los matrimonios a cenar y que París era una fiesta de aires lánguidos y humedad en el corazón.
A través de Pau Roca, guitarrista legendario del grupo, esbozamos la primera guía de restaurantes en gira.
Yo no lo tildaría de gastronomía, pero la cosa es que se come, se bebe y hay una industria en marcha. A continuación, una interpretación del mundo que hay tras las centurias de máquinas de vending que brotan en algunas de las calles de esta y otras ciudades.
En el anverso de la lista de la compra de Navidad hay espacio de sobra para tomar apuntes de la sociología que hay en los pasillos del supermercado
Hosteleros, hosteleras, hedonistas y demás gente del mundillo, por si os perdisteis la edición de Miradas 2021, aquí os van las claves del evento
¿Qué hacemos entonces con los perritos calientes, el sándwich vegetal, los burritos, las palomitas o el tocino de cielo?
Ahora sí. Sacamos pecho, músculo, fardamos de despensa, talento y creatividad. Por fin nos los creemos. Esta semana hemos asistido a la puesta de largo de la Comunidad Valenciana como destino turístico gastronómico. Sin complejos.
Probablemente haya patrias sin cocina, pero no me cabe duda de que una cocina es una patria
En la red abundan los artículos predictivos sobre tendencias gastro: toneladas de papel virtual mojado, la comida se resiste a los videntes de tres al cuarto
No quiero envases ni platos recalentados porque esto nunca fue (solo) de alimentarse: iba de ser feliz
Cada semana recibo decenas de mensajes pidiéndome recomendaciones de restaurantes. Algunos, incluso, se dirigen a mi como si yo fuese Siri: “¿Qué restaurante me recomiendas en Madrid?”. Sin decir hola ni gracias, sin indicar un presupuesto, o el tipo de comida que prefieren; es decir, sin darme ninguna pista para poder recomendar bien.
¿Un anacronismo obsoleto (que solo interesa al turista y al fallero) o una tradición cultural que hay que proteger a toda costa?