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Ilustres Veraneantes

Andrés Roig, un enamorado del Alto Palancia

1/09/2018 - 

VALÈNCIA. El Dr. Roig, un psiquiatra apasionado de la lectura y la música, de hecho durante la entrevista llegó un mensajero para entregarle su última adquisición. Es feliz en su refugio de Arteas de Abajo donde recopila miles de volúmenes y encuentra la desconexión total.

-¿Cómo recuerdas los veranos de pequeño?

-Mis abuelos maternos durante muchos años alquilaban una casita en Navajas, y mi primer verano, nací en julio, ya fui a Navajas, recuerdo perfectamente la plaza del Olmo y las fuentes, la zona es muy rica y abundante en agua porque afloran muchos ríos subterráneos que provienen de Aragón. Pero el lugar donde más años veraneé y más recuerdos tengo es de Vall de Almonacid, porque mi abuelo paterno que era el encargado de una fundición, iba a comprar aceite a esa localidad y acabó comprándose allí una casa y allí pasé muchos veranos de niño y adolescente.

-Para la época, una zona alejada de Valencia, ¿cómo eran los viajes para llegar al destinovacacional?

-Curiosamente íbamos en moto con sidecar, mi padre, mi madre y yo. El viaje era una odisea, recuerdo una zona que llamaban el ‘mal paso’ como la productora de Clint Eastwood. Cuando llegábamos éramos los forasteros de la ciudad, porque los veraneantes solían instalarse en municipios que tuvieran estación de tren, para poder llegar, y en Vall de Almonacid no había.

-¿Guardas un buen recuerdo de aquellos veranos?

-Los veranos eran muy largos, la sensación era de libertad absoluta y completa. Nos divertíamos con cualquier cosa, había un castillo, un río precioso lleno de riveras, un palacio, y jugábamos mucho con el tirachinas. Me gusta recordar cómo era aquella vida sin televisión y sin teléfono, donde veías películas en un teleclub y si querías llamar debías ir a la telefonista y pedir una conferencia. También reconozco que era un niño muy travieso, de hecho tengo varias cicatrices en la cabeza a causa de los peligrosos juegos con las piedras.

Andrés Roig desayuna junto a una de sus hijas

-En la época de la adolescencia y en esos años 60, ¿cambiaron las rutinas?

-Algunos amigos empezaron a trabajar y la pandilla se fue disolviendo, en aquella época mucha gente empezaba a trabajar con 15 años. En esa etapa tuve mi primera novia, que años más tarde también se dedicó a la medicina.

-Los varones de la época que querían estudiar y además debían cumplir con el servicio militar, tenían una difícil papeleta.

-Me fui de casa a mitad de carrera y tuve que simultanear trabajo y estudio, por ello algunos veranos universitarios me fui a trabajar a Núremberg, de camillero durante todo un verano y otro año estuve en empresas de limpieza y galvanizado. Pedí prórrogas para acabar Medicina y al terminar hice la mili, me tocó en Palma de Mallorca, quizá por mi implicación con algunos movimientos políticos no pude realizar las milicias universitarias, pese a todo guardo un buen recuerdo y una agradable situación, me casé mientras realizaba el servicio militar y fui padre nada más acabarlo.

“Los médicos que hacíamos la mili en Palma de Mallorca teníamos que pasar una temporada atendiendo a la guarnición en la isla de Cabrera, y fue un mes que hacíamos una vida a lo Robinson Crusoe. Ahí aprendí algunas técnicas de pesca”

-Una gran cantidad de acontecimientos importantes en un mismo período de tiempo. A partir de ahí el verano sería muy diferente, ¿no?

-Efectivamente, la casa de Vall de Almonacid se quedó pequeña y pensé en comprar algo en la zona, me encanta el Alto Palancia. Y al final me compré un corral que tenía anexos unos pajares en Arteas de Abajo, una pequeña aldea de Bejís. Poco a poco lo arreglamos respetando la arquitectura tradicional de la zona y actualmente es nuestro refugio, el lugar donde encontramos la paz absoluta.

El porche donde reposa la leña y se hace vida en las noches estivales

-Tu mujer es arquitecto, quizá habéis podido hacer la casa de vuestros sueños.

-Desde hace treinta y ocho años nuestros veranos son en Arteas, Noemi ha ido reformando la casa para dotarla de comodidades, como calefacción, un porche donde guardar leña para el invierno, etc.,  sólo carecemos de algo que nos parece genial: cobertura móvil. Disponemos de un teléfono fijo por si hay alguna urgencia, y el resto del tiempo podemos dedicarnos a leer y disfrutar de la vida sin prisas y sin horarios. Nuestros hijos disfrutan mucho, tenemos el río que pasa muy cerca de la casa y solemos bañarnos ahí.

-Actualmente tienes dos hijos en acogida, ¿viajáis mucho en verano?

-Siempre nos ha gustado viajar y recorrer diferentes puntos de Europa y el mundo, pero desde que tenemos a nuestros hijos de acogida, nacidos en España hace 14 años y tutelados por la Administración, a fecha de hoy no tienen nacionalidad ni documentación y no nos permiten salir del territorio nacional, lo cual nos imposibilita a la hora de planificar cualquier viaje, puesto que con ellos sólo puede ser dentro de España.

Andrés Roig junto al río Mijares

-Has desarrollado tu trayectoria profesional en el mundo de la psiquiatría en Valencia, cuéntame.

-Empecé en Bétera en un servicio pionero en atención a problemas de drogodependencia y cuando el Psiquiátrico se fue desmantelando, a finales de los 80 estuve en un centro de salud mental en Valencia y luego en el Hospital La Fe, en la Unidad de Agudos de Salud Mental. A mediados de los 90 me establecí en Casa Salud, un lugar donde había trabajado mi madre en el área de servicios y al que tengo especial cariño.

-Eres el jefe de la sección de psiquiatría en Casa Salud y también diriges la Unidad TEC en el Hospital Vithas Nisa Valencia al Mar.

-Esta fue una Unidad que constituimos en julio de 2017, la TEC es el tratamiento más efectivo que se realiza en psiquiatría y no había oferta privada y por ello decidimos iniciarlo junto a la Dra. Iranzo y la Dra. Sáiz. Estamos muy satisfechos del resultado, de hecho hace unos meses en la Revista Plaza nos hicieron un interesante y completo reportaje que también contribuye a desestigmatizar la técnica, que es segura y efectiva y se realiza con todas las garantías.

El Dr. Roig desarrolla su actividad profesional en Casa Salud y Hospital Valencia al Mar

-¿Está nuestra clase política ávida de psiquiatras?

-Sinceramente, el desvarío catalán creo que responde a una pérdida de juicio de la realidad por parte de los nacionalistas, hay una distorsión total en la percepción de la realidad. Como dice Boadella, el nacionalismo es muy paranoico. Ahora bien, no creo que las soluciones sean psiquiátricas sino políticas.

-Por último, ¿recomendaría las zonas de interior para veranear? 

-Absolutamente, en concreto el Alto Palancia o el Alto Mijares, lugares con una naturaleza exuberante, de hecho hace poco aparecía una colonia de nutrias en el río Mijares. Hay posibilidad de practicar deportes de montaña, la gastronomía es fabulosa, desde sus embutidos a su tradicional olla o la deliciosa trufa. Además para verano la temperatura es perfecta hay días con 10 grados de diferencia entre Valencia y Arteas. También hay cientos de caminos y senderos, de hecho por nuestra zona pasa el GR7, un sendero que recorre toda Europa, empieza en Grecia y acaba en Tarifa. También se están rehabilitando zonas significativas de la Guerra Civil, como la línea XYZ, donde se explica lo que sucedió generando una oferta cultural muy interesante y atractiva.

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