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Apple obtiene una patente para bloquear la cámara que podría aplicarse a salas de cine y conciertos

1/07/2016 - 

VALENCIA. El pasado miércoles 28 de junio Apple obtuvo la patente de una tecnología que, a partir de un sistema de infrarrojos, logra bloquear las pantallas de los dispositivos iPhone en un espacio concreto. Esta noticia, que ha corrido como la pólvora en todos los medios especializados en la marca de Cupertino y en todo tipo de webs y blogs para geeks, ha tenido un impacto moderado entre los sectores culturales para los que, directamente, ha sido creada.

La intención por parte de la compañía desde 2011, tal y como hemos ido leyendo en los medios que cubren la información que se deriva del gigante tecnológico, es la de poder ofrecer el ‘servicio’ a distintos operadores para bloquear todas las cámaras de los dispositivos en, por ejemplo, una sala de cine. No obstante, Apple no ha detallado si acabara poniendo en práctica este sistema que, por lo que se ha podido saber, no funcionaría en dispositivos actuales, sino en futuros ya adaptados a recibir la citada emisión de infrarrojos y bloquearse.

Aunque este diario ha hecho distintas consultas tanto a promotores de conciertos, empresas de booking o responsables de derecho sobre artistas musicales, la noticia todavía se encuentra en un estadio remoto. De hecho, si en un futuro prosperase, como ha sucedido con otras evoluciones de la propia marca de Apple para dispositivos móviles cómo smartphones, es posible que se aplicase en otras marcas y modelos. En el argumentarlo más extendido en el país donde se ha registrado, Estados Unidos, el único en el que tendría licencia en este momento, todo lo que se ha podido concretar es que sería útil para evitar las nubes de brazos alzados con las pantallas iluminadas durante los conciertos.

El conflicto de medios entre artista y usuario

Si en el caso de la música en directo de masas es especialmente preocupante la constante de dispositivos móviles reflectando el suceso, no es menos analizable todo lo que se deriva de su práctica. Por ejemplo, por situar un caso muy próximo, la banda española León Benavente que está siendo una de las de mayor éxito con su segundo álbum (titulado, sencillamente, II) decidió no interpretar ninguna de las canciones de este nuevo trabajo durante la prolongada gira de su álbum de debut. Tal y como explicó hace unos meses Abraham Boba a Valencia Plaza, toda la intención era “evitar que encontrásemos las canciones grabadas de una manea, visual y sonoramente, muy alejadas a como nos gusta que la gente las pueda disfrutar”.

Una nube de pantallas frente a Brian May (Queen) en Santiago de Chile. (Foto: EFE)

Los vídeos de música en directo a menudo suponen un escaparate naif pero muy contrario a las intenciones de producción que los artistas anhelan para que se comprenda su modo de expresión. Algo más concreto podría suponer el ámbito del cine, el teatro o la ópera para este invento de Apple. Si todos los usuarios de una sala de cine no pueden utilizar la pantalla de su móvil (sin afectar a cualquier ota funcionalidad del smartphone), se podría evitar cierto modo de pirateríaa o en cualquier caso todo tipo de spaoilers visuales y de la escenografía, algo que preocupa especialmente en las escénicas.

Esta realidad ha provocado que, durante los últimos años, incluso haya auténticos cazadores de teléfonos móviles entre el público para evitar cualquier tipo de registro fotográfico o audiovisual. Así lo pudimos ver también en la última visita a Valencia del Cirque du Soleil. Con un aforo próximo a los 4.500 espectadores, la macroproducción tenía a revisores del teléfono cada pocas filas de asientos, exclusivamente dedicados a evitar cualquier tipo de captura. Ahora, con la citada tecnología, los usuarios ya no tendrían siquiera la tentativa de sacar el móvil para este cometido. En este caso la multinacional circense de origen canadiense permitió a este diario fotografiar los ensayos y la primera mitad del espectáculo.

Otro aspecto más entendido entre los artistas es la falta de atención a la propia experiencia de directo, mientras aumenta la proactividad por el registro.

Libertad de expresión y libertad de prensa

La patente, como ya se ha referenciado, solo está vigente en Estados Unidos. Precisamente, este marco evita cualquier otro tipo de reflexión sobre la libertad de prensa, de expresión e incluso algunas otras ideas sobre el derecho de lo que supone tener un dispositivo de registro pero no podr darle uso por la imposición de un tercero. Esta idea, en un escenario relativamente remoto, podría provocar que dentro del ámbito de un festival de música con decenas de miles de asistentes, pudiera suceder algún hecho de distinta índole y las cámaras estuvieran bloqueadas como para su registro; ya sea un suceso como la propia inquietud del usuario por captar algo tan propio como una fotografía entre amigos, un selfie o cualquier otro punto de vista.

Es poco probable que esta última derivada llegue a suceder en este tipo de grandes eventos al aire libre, con un gran número de horas y distintos espacios y situaciones registrables. Sobre todo porque, como hemos ido conociendo a través de la experiencia de los años, los festivales de música trabajan cada día más cualquier aspecto estético –y también ético- que sea capaz de manchar las redes sociales de sus usuarios. A poder ser, incluso, de influencers. ¿Cómo lograrlo si todos los dispositivos del área están bloqueados ya que los conciertos se suceden uno tras otros y no hay margen para este uso?

Cómo funciona

Foto (EFE) durante un concierto de Coldplay en Barcelona

A efectos prácticos, por lo que se ha sabido de la patente, el sistema de infrarrojos se instalaría en la sala de conciertos, en el teatro, cine o en el frontal de un gran escenario musical. A partir de ahí, el usuario puede utilizar el dispositivo sin ninguna otra cortapisa, pero la cámara aparece ‘deshabilitada’ para su uso. En cualquier caso, desde los medios especializados en las evoluciones tecnológicas de los smartphones en Estados Unidos se quita peso al asunto. Lo equiparan a cualquier otra evolución tecnológica y es posible que, sobre todo ante el conflicto de libertad de registro para el usuario, solo se aplique en espacios muy específicos para cierto tipo de clientes o foros.

De hecho, hay otro ámbito donde esta idea va proliferando con cierto sentido: los restaurantes de alta gastronomía. En gran medida, esta idea sí se relaciona con las temperaturas del plato para la experiencia que, a menudo, el usuario abandona con tal de hacer la foto, vídeo, tuit, snapchat o acción imaginable, mientras la condición del bocado pasa a otro nivel. Además, hay chejfs que quieren evitar decididamente las fotos sobre sus platos por motivos como la propia calidad de la fotografía o vídeo y hasta la idea del espionaje industrial.

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