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el billete / OPINIÓN

Carmen Montón va mucho por Madrid

La consellera de Sanidad Universal se mueve para estar en la pomada si Pedro Sánchez logra ser investido presidente. A Ximo Puig no le vendría mal su marcha

13/03/2016 - 

VALENCIA. Que Carmen Montón prefiriese acudir a la manifestación del Día Internacional de la Mujer celebrada en Madrid en lugar de a la convocada en Valencia dice mucho sobre las aspiraciones políticas de la consellera de Sanidad Universal y Salud Pública, a la sazón secretaria de Igualdad del PSOE. Si encima saca Efe la foto de lo próxima que está Montón a Pedro Sánchez, las posibilidades de que acabe en un cargo del Gobierno central empiezan a ser las mismas que las del candidato del PSOE de lograr ser investido presidente antes del 2 de mayo, que en opinión de quien esto escribe siguen siendo muchas.

Si, además, el protagonismo político del acto de Valencia correspondía a la vicepresidenta y consellera de Igualdad y Políticas Inclusivas, Mónica Oltra, con la que ya no oculta sus diferencias ni en privado ni en público, es entendible que el 9 de marzo la todavía consellera de Sanidad amaneciera en Twitter con una foto de la Carrera de San Jerónimo y el mensaje: "#BuenosDías #Madrid Gracias. Si ya lo tengo todo… ;)".

Carmen no está contenta en Valencia, hasta se queja de que cobra menos, comentan en el partido. Lógico. No encaja en un Consell cuyo presidente es susanista y cuya vicepresidenta, moniquista, ya le ha demostrado cuánto la quiere. No es que se le quede pequeño el Consell, como les ha pasado a otros políticos valencianos, no es eso, es que le gusta más Madrid, el Congreso de los Diputados –más de una década estuvo de diputada, y sonó para las listas en las elecciones del 20D– y no digamos la posibilidad de estar en el Gobierno. Tiene apoyos en la cúpula federal del PSOE, Antonio Hernando, el propio Pedro Sánchez... Es lógico que haga carrera.

Ella querría ser ministra de Sanidad o de Igualdad, mejor de las dos cosas si van en la misma cartera, pero se conformaría con una secretaría de Estado con proyección, tal como va a estar de disputado entrar a formar parte del Consejo de Ministros.

A los valencianos nos haría ilusión, después de cuatro años sin ministro –Margallo es impostado– y sin prácticamente ningún paisano en el segundo escalón del Gobierno. No es que sea garantía de nada, porque los ministros y secretarios de Estado valencianos acostumbran a disimular su procedencia, no vayan a acusarlos de favoritismo hacia su tierra, pero ayudaría a acabar con la sensación de ninguneo.

A Ximo Puig da la sensación de que también le haría ilusión, ya que le permitiría acometer una minicrisis del Consell que en menos de nueve meses de gobierno empieza a ser necesaria, pero que sin una excusa quedaría feo hacer, igual que (perdón por el símil futbolístico) cambiar a un jugador al cuarto de hora de partido.

La gestión de Montón al frente de la conselleria con más presupuesto –y más gasto no presupuestado– ha sido muy mediática, pero las listas de espera siguen existiendo, ahora con 10.000 apuntados más al descubrirse que el PP las manipulaba. La consellera ha encargado auditorías y ha hecho públicos datos de la mala gestión de sus predecesores, como las facturas fuera de presupuesto –que no en el cajón, ya que están contabilizadas– y las listas de espera ocultas, estas sí, en el cajón. (Curiosamente y a pesar de su cruzada contra las concesiones y contratas de servicios sanitarios, no hizo público que el Hospital General había renovado en 2015 los contratos sin concurso con Eresa –40 millones de euros– ni ha dicho nada al respecto cuando lo desveló Valencia Plaza la semana pasada.)

Pero eso no soluciona el problema. Lo que tiene que demostrar Montón, si no se va antes a Madrid, es que sabe reducir las listas de espera, así como explicar cuál es su alternativa a la práctica del PP de dejar fuera del presupuesto –que no es lo mismo que en el cajón como se hacía antes, hay que insistir en ello– las facturas que Sanidad no puede pagar porque no le llega, cosa que va a ocurrir antes del verano en algunos hospitales y en otoño en otros, como le ocurría al PP. Si va a decir que la solución es una financiación justa, eso ya lo decía el PP. 

Y si no se arregla lo de la financiación, y no se va a arreglar este año porque no tenemos ni Gobierno, este Consell tendrá el mismo problema que el anterior –o casi, con más dinero, pero insuficiente–, e igual que Vicent Soler tuvo que inflar el presupuesto de 2016 para que cuadrase, como había hecho Moragues, Montón tendrá que guardar facturas en la cuenta 409, como se le critica a Manuel Llombart.

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