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De horchatas con Ximo Solano y Adrián Novella: por esto hay escena valenciana para rato

4/08/2018 - 

VALÈNCIA. La escena teatral valenciana, entre el fatalismo y la ventura de un talento que viene de lejos, supone (también) una herramienta privilegiada para contarnos como sociedad y reflejar algunos de nuestros problemas y oportunidades. Ximo Solano y Adrián Novella, generaciones distinta para una misma escena, representan algunas de las variables que provocan que los tópicos teatrales salten por los aires desde el primer sorbo de horchata.

El dramaturgo Novella, premio Escalante 2017, premio Max del público (“ya tenemos un Max, ahora esperamos tener trabajo”, dijo al recibir el premio), es la representación de quienes comenzaron a trabajar en los más recientes dos mil. Ximo Solano, actor, productor, director teatral y mantenedor de las fiestas de Benicarló, presidente del Sindicat d’Actors i Actrius Professionals Valencians (AAPV), es el aguijón que desde una carrera internacional vuelve a casa sin cesar para remover los cimientos.

Que fluya la horchata.

Adrián Novella: 1991

Ximo Solano: 1967

Foto: KIKE TABERNER

-¿En qué estáis ahora?
-Adrián Novella: Preparando una nueva obra, para Russafa Escénica.

-¿Qué se puede contar?
-Adrián Novella: ¡Que se hace en Russafa Escènica! Venga, y además… que nace de un proyecto que se hizo a finales de año en un encuentro de dramaturgias europeas. Nos dijeron: escribid alguna cosa de todos estos años de herencia del PP. Y yo pensé: ¿tenemos que hablar ahora del PP? Psh, ¡voy a hablar de los otros!, ¡voy a hablar de los que están ahora!

Ximo Solano: A mí ahora mismo me pilláis preparando un homenaje a Carles Santos en el Principal. No sé si se puede decir. Sí, sí se puede decir. Es un encargo que me ha hecho mucha ilusión por la admiración por el personaje y porque creo que en València no se le hizo justicia. Un homenaje para darle sentido a una figura poliédrica como él, cada vez más revalorizado fuera de aquí. Es decir, su muerte reciente lo que ha hecho es que fuera se den cuenta de la bestia parda que ha sido Carles Santos a nivel europeo. Hay un gran director de teatro que siempre dice: ¿qué quieres ser de mayor? ¡Espectador de Santos! Ahí está todo: la música, el teatro. Será para principios de octubre. Además en el Micalet preparamos El jardí dels cirerers de Chéjov, con una versión maravillosa de Manuel Molins. También preparando una estrena en París…

Foto: KIKE TABERNER

-Decidme por qué os dedicáis al teatro
-Ximo Solano: Mi historia es muy gráfica. La cuento y la gente no se la cree. Estaba estudiando biología, venía a València a hacer un examen el día de mi aniversario, 9 de septiembre. A la entrada de la estación del Nord, en un tren de esos verdes que todavía existían, un rayo de luz me iluminó y le dije a mi compañera con la que iba a hacer ese examen que… ya no iba a hacer ese examen, que quería ser actor. Todo eso está muy bien, me dijo, son las tres y el examen es a las tres y media, vamos, haces el examen y luego decides. No, lo tengo tan claro que no voy a ir al examen que me he preparado durante todo el verano, por tanto voy a ir a buscar la escuela de arte dramático porque es el último día de inscripción. Y hasta ahora.

-¿De dónde vino el rayo?
-Ximo Solano: Del sol, no fue una paloma ni nada.

-Me recuerda a cuando Jorge Fernández Díaz vio a Dios en Las Vegas.
-Ximo Solano: ¡Gracias!

Adrián Novella: Eh… mi vocación fue más... normal. Descubrí el teatro en el grupo del pueblo (Castellnovo). ¡Eso me gusta mucho!, pensé, quiero dedicarme a esto de otra manera que no sea ensayar solo una obrita durante el verano. Lo dije en el instituto y algunos profesores me respondieron: bueno, podrías buscar otro camino, podrías hacer Literatura. ¿¿Literatura?? Y la orientadora me dijo: he encontrado una cosa que se llama EOE, EEO, EE… al final era la ESAD. Ah bueno, pues voy. Me dieron un papelito y fui a preguntar, y eso es lo que quería yo, aunque me decían: no, vete a Barcelona, que aquí no hay nada. Fui a ese sitio en el Politécnico: ésa será mi casa. Y lo ha sido.

Foto: KIKE TABERNER

-Castellnovo, Benicarló. ¿Son los pueblos el primer catalizador del teatro, lugares donde nace la vena artística…? 
-Ximo Solano: Los valencianos tendemos a denostar las ciudades y la capital. El teatro es un arte urbano que necesita de masas críticas. Las grandes cosas en el teatro suceden en las ciudades. En Benicarló no pasaba nada en especial. Es verdad que allí estaba el grupo de teatro del instituto… pero lo que nos mueve es el interés individual de decir dónde podré hacer esto que me gusta, y normalmente se puede en las conurbaciones.

Adrián Novella: Hay mucha escuela municipal, escuela de teatro, en los pueblos. Aunque solo sea quedar en verano todas las noches para hacer la obrita. Eso ayuda a que muchas personas desarrollen un interés. Es una raíz que tenemos para comenzar. En las ciudades es más difícil encontrar esas escuelas de aficionados, tienes que tener ya un contacto más directo con el teatro. ¿Pero qué actividades haces en el pueblo? La música, el teatro o las clases de repaso.

Foto: KIKE TABERNER

-Hace pocos días Paco Roca y Núria Tamarit nos contaban que tras mucho luchar porque el cómic tuviera un público adulto quizá se había descuidado al público infantil. ¿Cómo ocurre con el teatro?
-Adrián Novella: Lo que estamos viendo es que el teatro para la infancia se está convirtiendo en producto musical con mucho color y poco mejunje, y por otro lado hay una serie de dramaturgias que están haciendo obras de cosas serias pero no encuentran el espacio porque parece que en el teatro los niños tengan que ver Disney. ¡Ya existe Disney! También podemos hacer teatro para que los niños piensen, no solo para que pasen el rato.

Ximo Solano: A propósito de esto no sé si se han dado cuentas que el Escalante ha sido un milagro valenciano que durante treinta años ha estado haciendo lo que no se había hecho en ningún sitio del estado español. Si teníamos ese referente para el público infantil, por qué no seguir conservándolo en el Escalante. Y a partir de ahí, la educación es la educación y el teatro es el teatro. Y ya está. No sé si es por la veteranía pero cada vez estoy más reconciliado con el teatro comercial y con que una persona pague una entrada con un precio más cerca del real y que va día a día, sea un niño o sea un adulto.

Adrian Novella: Yo tengo un premio Escalante y no sé si podré estrenar la obra allí… El proyecto sigue, pero un proyecto sin un lugar físico…

Ximo Solano: Porque sin un lugar físico el riesgo es que venga otro político y envíe el proyecto a fer la mà. Es el peligro que no sé si acaban de ver los responsables actuales.

Adrián Novella: Además si al público infantil le decimos que teatro es algunas de las cosas banales que ve… quizá no vuelva al teatro. Porque una de las cosas que ocurren es que solo nos dan una oportunidad: si te dan la oportunidad de que vayas a ver una obra y los pierdes, no volverán.

Ximo Solano: Al público infantil y al de la cuarta edad se le toma por lo mismo: calidad. Y para tener calidad necesitas una industria estable con una economía estable donde desarrollar el talento. Al final la calidad es que un espectador se sienta orgulloso de que alguien como tú sea capaz de hacer eso que tú admiras, crear magia sobre un escenario. El ocio está muy repartido, fragmentado, y la lucha a nivel de marketing, de encontrar un nicho, es muy dura, pero sigue siendo dura desde Grecia. Si ofreces algo que emociona, entonces tienes un espectador más.

-Siempre tenéis que explicar el teatro, explicar vuestra profesión. No ocurre en la mayoría de artes.
-Ximo Solano: El teatro requiere un esfuerzo intelectual, por comercial que sea la función. Tiene unas entradas más complicadas. Es lo de la teoría de Peter Brook de no sentar a la gente en una butaca cómoda porque el teatro no es para estar cómodo sino para estar activo. Si alguien no está acostumbrado va a decir que por qué tiene que hacer esa exigencia, y entonces es cuando debes explicar qué es el teatro. No me canso de explicarlo si es para que una persona se acerque.

Adrian Novella: La conversación será corta porque la explicación será: ven al teatro… y a ver qué pasa.

Ximo Solano: Pero cuidado, yo creo que el teatro, aquí, ya tiene muchos espectadores. Estoy trabajando mucho en Italia y he visto cómo se ha destrozado todo el sistema productivo. En Italia es muy difícil ver una temporada de tres semanas, de quince días. En Roma no hay teatros que exhiban más de dos semanas. Cuando explicas que en València hay teatros que pueden hacer seis semanas, ocho semanas, nueve semanas… volver otra temporada más, se quedan admirados. ¿Cómo lo habéis hecho?, me dicen. ¿Cómo no lo habéis hecho vosotros? Te preguntas por qué ocurre en València. Y es que venimos desde el siglo XIX, no lo hemos perdido todo, estamos a tiempo. Lo podíamos haber perdido todo, pero no lo hemos hecho. Estoy contento de trabajar como profesional en la ciudad de València. Soy muy crítico pero al mismo tiempo soy consciente de que estamos haciendo algo bueno con el público. Hay un público fiel y cada vez es mayor.

Adrián Novella: Yo acabo de llegar… pero sí, hay cosas se han hecho bien, ¿no?

-Es extraño, no se suele preguntar qué cosas se hacen bien. 
-Adrián Novella: Yo que venía con la ristra de cosas que se han hecho mal… Hemos sabido mantener nuestro teatro, que nuestra programación no sea lo que viene de Madrid y ya está. Estamos consiguiendo que haya un circuito, programadores en pueblos de mil habitantes. No sé cómo ni quién lo ha hecho, pero eso queda, es ya una costumbre, forma parte de nosotros.

Ximo Solano: Ahora nos falta la oportunidad de quedarnos quietos. No depender sólo de moverse haciendo gira, haciendo bolos. La estabilidad es lo que hace industria. La compañía más internacional del mundo es el Théâtre du Soleil que nunca sale de París. Setenta inmigrantes sobre un escenario y un público mayoritariamente extranjero. La compañía que más gira por el mundo sin moverse del sitio. Ese tipo de espectáculo solo se puede hacer de manera estable.

Foto: KIKE TABERNER

-¿Cuál es entonces el origen de la tradición valenciana por el teatro?
-Adrián Novella: Aunque nos han robado muchas cosas, hemos sabido mantener un hilo.

Ximo Solano: En València, en el renacimiento, había teatros muy importantes. Cuidado, que en esta ciudad había unos teatros que no los había en Madrid y Barcelona. Cuidado, eh, que en esta ciudad se produce teatro desde hace cientos y cientos de años. Unas veces mejor y otras peor, pero no tenemos que ir a remolque de nada. No por tener ahora un sistema un poco más precarizado que en el entorno, ese sistema es peor. Hemos pasado un régimen que ha hecho que se rompiera cierto hilo entre generaciones, pero hemos podido evitar que se rompiera del todo; tenemos gente como Adrián que se engancha a ese hilo.  Y el teatro está hecho de ese hilo intergeneracional.

-¿Dejamos ya las cosas buenas? ¿Por qué entonces la industria es precaria?
-Ximo Solano: Tenemos una industria que no está mal.

-Me estás rompiendo los mitos sobre ti mismo
-Ximo Solano: Hay un director que decía que lo que diferencia al teatro valenciano del sudafricano es que el sudafricano tiene medios. Nos falta ese plus de estabilidad, insisto, la estabilidad da calidad.

Adrián Novella: Pero paradójicamente si estamos aquí no es por tener medios. Gente como yo nos hemos reafirmado como gente del teatro justo en un momento en el que no teníamos medios. Parecía la debacle total. ¿Nos vamos todos de aquí?, nos decíamos.

Ximo Solano: Y casi, nos hemos ido casi todos. Pero hay gente que aguantó ese hilo, por ejemplo una señora que se llama Pilar Almería, que dijo que porque soy de la sierra y tengo un carácter fuerte, me quedo. A esa gente hay que agradecerle mucho.

Adrián Novella: Gracias a ellos, que han dicho que lo que queda es nuestro, han salido nuevas compañías, nuevos festivales, que hacen que gente joven tenga su espacio.

Ximo Solano: Los festivales, los festivalitos de los que hablamos, que son ideales, han cumplido su función, pero se necesita ir más allá. Conozco a mucha gente de vuestras generaciones que no ha tenido nunca el papel rojo de la seguridad social. Hay una precarización del trabajo tan bestia que el que te ofrezcan exhibir tu trabajo parece suficiente. Esos festivales, afortunada y desgraciadamente, necesitan el apoyo público para crecer. Nos pensamos que un espectáculo vale 15.000, y no, un espectáculo vale 200.000 euros. ¿Has trabajado alguna vez con un presupuesto de 200.000?

Adrian Novella:

Ximo Solano: ¿Verdad que no? Y no es una cuestión de hacerse rico, sino de dar un salto cualitativo. No hay suficiente solo con 15.000, porque si no no habrá público que diga, esto, yo quiero esto, esto lo vale.

Adrian Novella: Han cumplido con su objetivo, compañías jóvenes han tenido su lugar, pero ahora, ahora me puedo atrever a ir a un programador, a un cargo, y decirle, quiero montar esto. Y yo nunca he hecho un espectáculo por 15.000, ojalá llegue y llegue pronto. Lo que no puede pasar es que desde las administraciones públicas se diga que, como hay estos festivalitos, que se hagan grande ellos.

Una impresión: las conexiones entre generaciones distintas son más intensas en el teatro que en otros sectores culturales. 

Ximo Solano: Ha habido también una precarización en eso, como no había trabajo la gente se ha juntado con los suyos, que son de la misma generación, la tribu personal, entonces falla la relación con los maestros y se forman dos grupos en los que unos solo tienen veinte años y otros solo tienen se tenga. Esas conexiones vuelven a recuperarse. Eh, que los jovencitos estamos aquí. Eh, que los viejecitos seguimos.

Foto: KIKE TABERNER

Adrián Novella: Es cierto que cuando sales de la escuela no te queda más remedio que unirte con los de tu edad para poder trabajar. La primera obra que hicimos en Bullanga todos teníamos más o menos la misma edad, pero en las siguientes ya no ocurre. Te encuentras una conexión especial y todo crece entre generaciones distintas, es necesario encontrarse con la experiencia.

Ximo Solano: Estamos en vías de curación aunque la herida sigue abierta.

-Ante una buena obra teatral, y en esa primera y quizá única oportunidad, ¿qué podrá sentir un espectador?
-Ximo Solano: La fuerza de la palabra viva. Si los dictadores lo primero que prohíben es el teatro es por algo. La palabra viva te crea la tensión de quien te habla a ti directamente, sin intermediarios. Es verdad que en determinados momentos no le hemos dado tanta importancia a darle toda la potencia a la palabra, pero es que esa palabra te interpela, estás dentro del escenario.

Adrian Novella: La energía de formar parte. El actor hace que formes parte. El espectáculo trata de meter al espectador. Brad Pitt en el cine no puede decir: uy, hoy en la sala tengo un público frío, voy a hacer que se metan en la obra, ¡vamos a darle caña!


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