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EL MURO / OPINIÓN

Deportistas y juerguistas

Habrá que ir clasificando una nueva enfermedad generacional vinculada a los festivales de verano. Los problemas respiratorios tras días durmiendo en solares sin condiciones son una realidad. Como lo es la pasajera relajación frente al esfuerzo de unos atletas que compiten mediaticamente con insufribles

21/08/2016 - 

A diferencia de otros, no ha sido necesario el aburrimiento estival para engancharme a las competiciones olímpicas y así poder escapar de la reiteración política de nuestros aspirantes a corredores aficionados de fondo. Si he caído en el pecado es porque creo en el compromiso personal. Cuanto menos profesional mejor. Ellos se la juegan a base de becas mal pagadas y mucho esfuerzo individual. Tanto es así que admiten que la repercusión mediática en momentos cumbres como unos Juegos Olímpicos no está recompensada después de tantos años de dedicación y sufrimiento. El reconocimiento se desvanece después de los 15 minutos de gloria que según Warhol todo el mundo debería tener derecho a vivir una vez en la vida.

Dos deportistas de élite, como son la jugadora canaria de balonmano Marta Mangué o la campeona de natación Mireia Belmonte han sido  suficientemente claras al respecto. Ambas se han referido a que en este país, que alardea en sus medios de comunicación públicos de héroes deportivos, apenas tienen sus éxitos repercusión a no ser que consigan una proeza. Después no suele existir continuidad.

Me solidarizo especialmente con otro comentario de Mangué. Incide en una verdad. Para ella, aquí sólo se habla de fútbol. La nadadora, por su parte, recordaba que lo que gusta a los españoles es comentar el corte de pelo de Sergio Ramos antes que hacerlo de los éxitos de mega-deportistas una vez concluidas las citas olímpicas.

Sin que se lo tomen a mal algunos, añadiría que el problema no es el pelo “divino de la muerte” de Ramos o las chorradas que nos cuentan de su mujer, sino más bien que a las televisiones públicas únicamente les interesa hablar de éxitos y no de esfuerzos.

"mandar hasta allí a las huestes de RTVE para que nos informasen nos ha salido por 70 millones"

Sin ir más lejos, en el último informativo antes de mandar este texto La 1 casi dedicaba tanto tiempo a un partido amistoso y sin trascendencia del Madrid  que a la jornada maratoniana y extenuante de nuestros deportistas en Río. Y eso que mandar hasta allí a las huestes de RTVE para que nos informasen nos ha salido por sesenta millones de euros. Sin embargo, la cobertura ha estado más que cuestionada.

A mí también me gusta el fútbol, pero ambas superdeportistas tienen razón.  Por triste que parezca, es nuestra realidad. Pero convertir un futbolista en tótem por sus vacaciones de nuevo rico convierte un medio público en algo más ridículo que la propia información que ofrece. Patético, por muchos enviados especiales y despliegue millonario que se apunten pese a la quiebra técnica de nuestra televisión más quebrada. O sea, RTVE para quien terminados los Juegos Olímpicos volverán las vacaciones deportivas, salvo que haya que hablar del nuevo piercing o tatuaje en el ombligo de algún “insigne” futbolista indocumentado.

Nueva enfermedad

Concluye el verano y con ellos los festivales. He sido asistente, promotor,  periodista y recientemente observador anónimo. Días después de concluido el Medussa de Cullera, un éxito en todos los sentidos, desde el mediático al económico -18 millones de impacto, aseguran- o artístico, el aspecto de la zona de conciertos era paisaje después de una batalla por muy tópica que resulte la expresión robada a Goytisolo, perfecta para describir el escenario de la cruzada.

Pese a los esfuerzos de los equipos de limpieza, ya que faena tenían para un rato, el aspecto días después de cerradas las puertas del recinto no sólo mostraba  toneladas de basura, sino otras tantas de objetos abandonados en la estampida: un auténtico mar de bolsas de plástico.

Así es la historia. El inmenso solar abandonado y solitario iba para Manhattan de lujo y ha terminado en escenario de megabotellón, música, y diversión sin freno ni horarios: perfecta metáfora de nuestra realidad.

No es una critica a la organización, ni al ayuntamiento correspondiente. De momento. Tampoco responde a cierta  envidia generacional. Más bien se trata de una reflexión sobre lo incívica e insensible que parece haber salido una generación más que bien formada  por mucho que nos intenten convencer de sus profundos principios medioambientales y solidarios. La imagen es una evidencia. ¿Falla la educación y el compromiso real cuando se ha de demostrar? Está bien la fiesta. Yo, primero en apuntarme. Pero hay que ser dejado e inconsciente, por decirlo finamente, para vivir así o querer hacerlo sin mayor respeto a uno mismo y a los demás..

Ahora que la Generalitat quiere convertir los festivales en patrimonio de nuestra humanidad más valenciana, estaría bien que incluyera  junto a  la promoción campañas de sensibilización y educación. Ya no por mí sino por quienes sufrirán en el futuro la descomposición del sistema medioambiental. O sea, los hijos y nietos de los mismos que entienden que la diversión consiste en vivir durante unos días entre la inmundicia y abandonarla a su paso como si fueran huestes de Atila.

Por no hablar de aquellos que tras su experiencia han pasado por el médico con problemas de respiración por la gran cantidad de polvo que sus pulmones han tragado en esos días de absenta en solares sin condiciones mínimas de habitabilidad y/o salubridad. Y esto no es broma. Pero por lo visto no hay nada como vivir al límite del caos mientras deje dinero y también mucha suciedad o un paisaje desolador a orillas del mar, a escasos metros de la desembocadura del Xúquer.

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