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la ciudad se suma a la nueva corriente urbanística

El PGOU de València tendrá perspectiva de género

19/06/2017 - 

VALÈNCIA. Quizás sea el ejemplo más evidente, un caso que bordea lo paródico: cuando el Barón Haussmann, a mitad del siglo XIX, afrontó la renovación urbanística de París, lo hizo atendiendo a unas necesidades concretas. La creación de amplias avenidas y bulevares no tenía sólo la intención de transmitir la grandeza de la Francia de Napoleón III, sino también motivaciones más prácticas como facilitar la llegada de la caballería para sofocar las constantes revueltas que se daban en la capital francesa. Limpiar la manzana situada frente a Notre Dame de casas y callejones medievales no era una solución de carácter estético, sino pragmático.

Detrás de cualquier decisión urbanística hay una intencionalidad, consciente o no, y también unas inercias que explican el porqué se adopta tal o cual opción. En su artículo ‘¿Tienen género nuestras ciudades?’, el divulgador Eduard Punset se aproximó a esta cuestión haciendo que ver que aunque creamos que la ciudad es un espacio neutral y mixto la realidad es bien distinta. En concreto, para explicar cómo el espacio urbano sí tiene género y cómo las políticas urbanas crean un espacio que podríamos describir como masculino, Punset citaba las investigaciones de Yves Raibaud, geógrafo y profesor titular de la Universidad de Burdeos, quien descubrió que los dos tercios de los fondos públicos municipales se dedicaban a las actividades masculinas y que los espacios de ocio para chicos eran de un 30 a un 40% más caros. Las chicas –pasados los doce años– no utilizaban los campos deportivos y los lugares dedicados a mujeres no existían.

Se puede decir que tácitamente se ha aceptado que el urbanismo se articule en torno a unas necesidades diríamos masculinas y que se construya, por ejemplo, teniendo en cuenta el movimiento pendular de la mayoría de la gente que trabaja (de casa al trabajo, del trabajo a casa; comportamiento prototípico del hombre hace unas décadas) sin tener en cuenta las necesidades de otras personas cuyos desplazamientos, por ejemplo, pueden ser poligonales e ir de casa al colegio de los niños, para después ir al trabajo, pasar por el centro comercial, volver al trabajo, regresar al colegio, y, finalmente, volver a casa. Ni que decir tiene de las necesidades de colectivos más minoritarios, como las personas discapacitadas físicamente, las cuales muchas veces son olvidadas en los planeamientos.

Formación para los funcionarios

Pese a su incidencia en el día a día, estas cuestiones son difíciles de modificar y su interés, en apariencia, menor. Mas no así en el Ayuntamiento de València. Desde la Concejalía de Desarrollo Urbano se ha organizado un curso de formación para los técnicos del Ayuntamiento denominado Urbanismo de género: criterios para su aplicación en València, que pretende alterar ese modus operandi y conseguir que el nuevo PGOU se articule con lo que se denomina como perspectiva de género.

El objetivo, explican desde la Concejalía, ha sido proponer un taller que revise las rutinas de trabajo habituales en el ámbito del planeamiento y el diseño urbano en la ciudad, empleando este nuevo punto de vista. Con ello se espera poder incorporar en la revisión del PGOU de València una mirada que también podría denominarse como la de los pequeños detalles. Así se lograría que la ciudad fuera pionera en España, junto con Bilbao, donde ya se han aplicado soluciones en este sentido.

El curso se ha dirigido al personal técnico municipal encargado del diseño y gestión del entorno construido en València. El personal técnico municipal ya domina sus esferas de acción y conocimiento, en las que son personas expertas”, explican desde la Concejalía de Urbanismo; “se trata de presentar estas nuevas líneas de actuación enfocadas hacia la vida cotidiana y que ya están vigentes en otras grandes ciudades, como por ejemplo Viena, Berlín y Londres”, añaden.

De Bilbao, Viena, Madrid…

Impartido bajo el paraguas de la Universitat Politécnica de València, con Eva Álvarez y Carlos Gómez como profesores, entre los ponentes se enumera a Miren Vives, arquitecta en Urbesforall, despacho colaborador en el PGOU de Bilbao y redactora de la revisión del impacto de género en Irún; Eva Kail, arquitecta del primer departamento municipal que aplicó la perspectiva de género en Viena (1991); Atxu Amann, de ACM architects, arquitecta y profesora en la ETS de Arquitectura de Madrid; y Zaida Muxi, arquitecta y directora de Urbanismo del Ayuntamiento de Santa Coloma de Gramenet.

El curso también ha incluido un paseo por la ciudad acompañados por una persona de la Confederación Española de Personas con Discapacidad Física y Orgánica (COCEMFE), otra de la ONCE y otra del Consell Consultiu de personas mayores, para ver en primera persona diferentes maneras de utilizar la ciudad y los diferentes problemas de cada colectivo. Todo con la ambición final de conseguir un urbanismo no sólo más amable, sino también más apropiado a las necesidades reales de la gente.

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