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EL TINTERO / OPINIÓN

En misa y repicando

El sabio refranero español siempre aporta sabiduría y tino para las diversas situaciones cotidianas. Algunos se atreven a desafiarlo

10/09/2015 - 

Hace poco más de un mes se estrenó este ‘Tintero' dando cuenta de la polémica suscitada en torno a la negativa por parte del alcalde de Valencia, Joan Ribó, sobre la entrada de la Real Señera a la Catedral durante el Te Deum que se celebra el 9 d'Octubre. Como recuerdo en aquelartículo, existen motivos históricos y culturales más que suficientes como para que cualquier alcalde y representante público respete este tipo de actos, independientemente de sus gustos y manías. Sí, estamos llegando a un punto que no es cuestión de creencias ni de costumbres, sino de manías como bien decía Francisco P. Puche en una columna reciente. O acaso creen que los dirigentes actuales, que tienen más rechazo a una misa que al mosquito tigre no se han criado en el seno de familias culturalmente cristianas y han recibido, en su mayoría, la educación y formación propia de cualquier habitante de España, país latino de gran tradición católica, lo que conlleva además una importante carga cultural, mal que les pese a algunos.

Desde las últimas elecciones y "gracias" a la cooperación necesaria del PSOE, en muchas ciudades de España gobiernan partidos que o no existían hace unos meses o siempre ocuparon la marginalidad institucional, lo que se traduce, como no podía ser de otra manera en, inexperiencia y atrevimiento respectivamente, a la hora de gobernar y tomar decisiones. Por ello nuestros actuales dirigentes pretenden estar en misa, en la procesión y repicando, es decir, pretenden hacernos creer que apoyan nuestras fiestas y tradiciones y que creen en la rica historia del pueblo valenciano al tiempo que se colocan por montera los actos y celebraciones que conmemoran y recuerdan los momentos y personajes históricos que dan forma y sentido a la Image titleValenciana.

En los últimos días hemos podido leer como Pere Fuset, concejal de fiestas, acepta presidir la Junta Central Vicentina (así lo marcan los estatutos de la entidad) pero negándose a participar en las misas y procesiones, que suponen la mayoría de actos de dicha institución.  Es como asumir la presidencia de un club de fútbol y negarse a asistir a partidos y entrenamientos del equipo. Me viene a la mente el título de uno de los discos de Hombres GEstamos locos...¿o qué?, quienes por cierto visitarán Valencia el próximo 24 de octubre. ¿De verdad los valencianos merecemos este tipo de afrentas por parte de nuestros representantes?

En la Comunidad Valenciana ocurre lo mismo que en casi toda España, y también en Italia y en muchas ciudades y pueblos de Europa. Nuestras fiestas y fechas señaladas, como se puede observar en el calendario festivo de todos los municipios durante agosto y septiembre, tienen su origen en la veneración a un santo o una santa, que es a su vez el patrón o patrona de la localidad. En consecuencia, por pura lógica y sentido común (sí, el menos común en la clase política) una parte intrínseca y fundamental de las fiestas son las celebraciones religiosas, misas y procesiones especialmente.

Este ‘Tintero' no va a glosar en esta columna la figura de San Vicente Ferrer, tanto como religioso como por su importante intervención en el devenir de nuestra historia, debido a su participación en el Compromiso de Caspe, 1412; tampoco explicaremos hoy el arraigo de nuestra festividad del Corpus, la ‘Fiesta Grande' de la ciudad desde finales del siglo XIV; o la Semana Santa Marinera o el traslado de la Virgen de los Desamparados y sumisa d'Infants y Descoberta. Pero si que quiero reclamar a nuestro alcalde y su equipo de gobierno mayor sensibilidad y sensatez para defender, apoyar y difundir nuestras fiestas y tradiciones, lo cual dista mucho de vaciarlas de su auténtica esencia y celebrarlas como un simple hecho cultural, social y turístico.

Ha llegado el tiempo de una sociedad civil fuerte y cohesionada, que sepa defender sus valores y raíces y que se articule a través de asociaciones. Muchos considerarán que la presencia de representantes políticos en estos actos es irrelevante, tal vez innecesaria e incluso hasta contraproducente, pero creo que en estos tiempos de ‘dictadura del relativismo', flaco favor hacen al pueblo y a la cultura que dicen defender y que, por voluntad popular y por pactos, representan, dejando de lado este tipo de celebraciones y guiándose más por sus gustos y opiniones que por la obligación y responsabilidad que conlleva el cargo.  

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