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el tintero / OPINIÓN

¿Es posible conciliar con las Fallas?

Foto: KIKE TABERNER

Aún con la resaca fallera presente en nuestras vidas, el calendario marca el día de la conciliación y quiero compartir con ustedes algunas reflexiones sobre nuestra Fiesta, nuestra ciudad y sus habitantes.  

21/03/2018 - 

En los últimos años, las semanas previas y los días posteriores a las Fallas surge el debate y la expresión: “¿se están sanferminizando las Fallas?”. El asunto se podría resumir en conceptos como:  turistas, suciedad, masificación, ruido, descontrol, botellón, vandalismo, molestias, descanso, movilidad, etc., en definitiva, algunos sectores plantean el problema de cómo conciliar el bullicio y la algarabía de la semana fallera con el derecho al trabajo, el descanso y la movilidad de todos, porque hay que recordar que los miembros de comisiones falleras son ciudadanos que también pagan impuestos, tienen derechos y padecen (o sobrellevan) las incomodidades propias de estos días festivos.

Caprichos del calendario y aunque el asunto no apela técnicamente al tema que protagoniza esta columna, pues el día de la conciliación se refiere a la vida personal, laboral y familiar; cuatro días después de que terminen las Fallas con todo su caos y su genialidad, celebramos el Día de la Conciliación, 23 de marzo. Y a fin de cuentas, aquí se plantea un problema de conciliación global, social. La problemática sobre qué hacer para conciliar el derecho a moverse en la ciudad, asistir al trabajo o al médico y estar 19 días con el tráfico cortado en un perímetro del centro durante 2 horas diarias por la mascletà, tener durante 10 días fallas y carpas cortando una gran cantidad de calles, avenidas y plazas y los 4 días centrales de las Fallas vivir en una ciudad prácticamente sitiada, invadida de viandantes, propios y extraños, repleta de verbenas, puestos de comida en la calle y eventos públicos masivos que generan toneladas de suciedad y dejan algunas zonas impracticables, con escenas lamentables como cientos de portales y cocheras inundados de micciones.

Es la cara B de una Fiesta declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad que aunque nos ocupe y nos preocupe, no debe llevarnos a conclusiones fatales, no debe arrastrarnos al pesimismo sobre el rumbo de nuestras fiestas josefinas y tampoco debe provocar tensiones o enfrentamientos entre los diferentes colectivos que integran la fiesta, a saber: fallas, agrupaciones falleras, junta central fallera, concejalías, ayuntamiento, asociaciones y federaciones de hosteleros, comerciantes, usuarios, etc. Debemos imponernos una gran dosis de sentido común y madurez para hablar, debatir y acordar las mejores soluciones para todos, a sabiendas de que no es sencillo contentar plenamente a todos.

Foto: KIKE TABERNER

Como decía al inicio, este viernes se celebra el Día de la conciliación y hace unos días leía unas declaraciones de Agustín Peralt, experto en productividad que decía las personas debemos asumir esta responsabilidad individual”, ser refería a cómo afrontar el reto de la conciliación y creo que sirve perfectamente para que entre todos mejoremos estas Fiestas. Cada uno debe asumir la responsabilidad de tener un comportamiento cívico impecable y al mismo tiempo entender que la convivencia requiere de dosis de tolerancia, comprensión y empatía. De la misma forma que las comunidades de vecinos pasan por situaciones difíciles y deben adaptarse y amoldarse a las particularidades de cada propietario.

Estas Fallas han coincidido en fin de semana, la afluencia de turistas ha sido masiva y gracias a Dios y al gran trabajo de nuestros representantes públicos y sobre todo policía nacional, local, protección civil, bomberos y el comportamiento de todos, no ha habido graves incidentes que lamentar, todo ha transcurrido en la normalidad que una fiesta de tal magnitud permite. Lo cual debe servirnos para que cualquier debate sea sereno y sosegado; así como sentirnos orgullosos de tener una fiesta tan completa y rica culturalmente y con una compleja organización donde todo se engrana casi a la perfección.

Algunas ideas que lanzo a vuela pluma. Se puede modificar el tamaño de las carpas dependiendo del número de falleros, se pueden replantear las ubicaciones de fallas y carpas para entorpecer menos el tráfico, se puede organizar algún tipo de actividad lúdica en recintos acotados y alejados del centro de la ciudad que concentre a la mayoría de jóvenes que vagan por la ciudad sin rumbo, incluso se podría reducir el número de días de mascletà, por ejemplo desde el día 10. Pero que nadie se altere ni crea que esto es una llamada a transformarlo todo. Simplemente pretendo que conciliemos Fallas y ciudad de la mejor manera posible.

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