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fiesta 'ecofriendly'

Fallas sostenibles: el reto de crear ninots no contaminantes en el reino del corcho

Más de 12.500 personas piden a la administración que vele por las cremàs 'limpias' mientras que el Ayuntamiento premiará los proyectos de falla municipal respetuosos con el medio ambiente 

7/04/2016 - 

VALENCIA. Ni las fallas de corcho son tradicionales ni los procesos productivos de 2016 son los de hace medio siglo. La labor de los artistas falleros ha mutado en las últimas décadas, años en los que los volúmenes parecían crecer de una forma no proporcional al presupuesto. El paso de materiales clásicos -madera y cartón- al poliexpan es cosa del pasado. Con este último reinando, a pesar de la resistencia de un puñado de comisiones, el debate se centra ahora precisamente en deshacer el camino andado: volver a los materiales no contaminantes.

Si bien es una idea que no ha sido abandonada por algunas fallas, este requisito será por primera vez tenido en cuenta en el proceso de selección de la falla del Ayuntamiento de Valencia de 2017. De esta forma, el propio concejal de Cultura Festiva, Pere Fuset, anunció que se incluirá como criterio evaluable en la convocatoria “el uso de materiales que permitan una cremà limpia”. Según informó pocos días después de que se dieran por finalizadas las Fallas de 2016, el equipo de gobierno quiere hacer un “esfuerzo” en esta línea y animará a través de la fundación Inndea a que se investiguen acerca de la viabilidad de distintos materiales que puedan sustituir a los actuales.

Paralela a esta oficialización del impulso a las fallas no contaminantes se ha puesto en marcha una campaña de recogida de firmas para exigir que la administración afiance y garantice que los monumentos ‘limpios’ sean una realidad. La campaña, impulsada a través de la plataforma digital Change, se dirige al alcalde de la ciudad, Joan Ribó; al primer teniente de alcalde y concejal de Turismo, Joan Calabuig; y a la consellera de Vivienda, Obras Públicas y Vertebración del Territorio, María José Salvador y cuenta ya con más de 12.500 firmas.

 Foto: EVA MÁÑEZ.

La petición está siendo un éxito si se tiene en cuenta que, por ejemplo, la campaña impulsada por Junta Central Fallera a través de la misma plataforma con el objetivo de recabar apoyos para la candidatura de la fiesta a Patrimonio de la Humanidad por la Unesco ha sumado aproximadamente 13.500 firmantes en tres meses (200 en la petición dirigida en inglés). Si la carta considera que la administración debe considerar “imprescindible ir un paso más allá y garantizar que la producción y posterior cremà de las Fallas no supone poner en juego el medio ambiente”, lo cierto es que el cambio requiere tener en cuenta tanto las rutinas productivas como las demandas de las propias comisiones.

Cremà diurna: el fin del corcho

Con el camino marcado y las intenciones claras por parte de la concejalía, el traslado al ámbito privado es otro cantar. “Puede que dentro de diez años se pueda hacer la falla del Ayuntamiento con otros materiales, pero no ahora. Hay que meter corcho o bajar la altura considerablemente”, explica José Ramón Espuig, maestro mayor del Gremio de Artistas Falleros, que, sin embargo, sí apunta a la posibilidad de ir modificando de forma gradual los porcentajes de uso entre unos materiales y otros. De igual forma, Espuig admite que el camino natural sería el de volver a integrar materiales no tóxicos.  “Si las fallas se quemarán a plena luz del día, el 20 de marzo se prohibiría el corcho”, asevera.

El diferente trato que requiere el poliexpan, que permite el modelado sin la necesidad de crear un molde, y su menor peso ha permitido que muchos de los monumentos que se han plantado en los últimos años hayan crecido en altura, una tendencia que habría que modificar. “Hemos ido engrandeciendo la falla, pero no es más bonita porque tenga un mayor tamaño. Se pueden hacer cosas muy dignas de cartón. De hecho, en el Burning Man se prohíben los materiales contaminantes. Lo que no queremos es que nos pille en bragas: hay que mentalizar a la gente de que tenemos que dejar el corcho del mismo modo en que se integró”.

La resistencia de las comisiones 'verdes'

Si por primera vez, aunque de manera tímida, el Ayuntamiento de Valencia integra en su proceso de selección de falla municipal criterios medioambientales, algunas comisiones sí han apostado por crear desde hace años monumentos sostenibles. Ripalda-Beneficència-San Ramon, Marqués de Sant Joan- Castielfabib o Borrull Socors son algunas de las fallas que han optado por no caer en la tentación del corcho. Un ejemplo es el de Javier Molinero, arquitecto tras la marca Sr. Mixuro y artífice de la falla infantil de Castielfabib.

Foto: 'No vull', falla de Sr. Mixuro.


“No concibo otra opción, pero el mérito no es sólo mío, la decisión está impulsada por las comisiones con las que he trabajado. No creo que haya ningún artista fallero que no estuviera encantado de cambiar de material siempre que las comisiones asumieran lo que ello conlleva, reducción de volumen y complejidad, mayor exposición a la lluvia…”, explica Molinero. Así, en tanto que clientes, el papel de la comisión es indispensable para cambiar los ‘hábitos de consumo’ por lo que respecta a los ninots.

Por segundo año consecutivo Molinero trabaja de la mano de Castielfabib, para la que ha creado 'No vull', una falla infantil que se desmonta en bloques y permite a los niños jugar con ella creada a partir de cartón y madera, material ya descartados o utilizados. "Esto dificulta el proceso de diseño porque te obliga a inventarte nuevas maneras de construir, genera incertidumbre y hay que asumir riesgos ¡Nos encanta! Además, aunque el material sea muy barato o incluso gratis, la gestión desde conseguirlo hasta el tratamiento final lo convierten en un elemento caro".

“El poliexpán es tóxico al arder pero el verdadero veneno es el poliuretano que se utiliza profusamente para adherir las planchas de poliexpan y también realizar detalles más resistentes [...] Hubo un tiempo en el que se llegaron a hacer ninots de fibra de vidrio con resina de poliéster, una barbaridad", explica el arquitecto, que reivindica la necesidad de encontrar un camino que permita a todas las partes de la industria ser ecofriendly. "Hoy en día existe toda una industria en torno a la falla de plástico, no será un cambio de la noche a la mañana. Mucha gente depende de esos trabajos, pero el camino hay que empezarlo ya. Entre todos lo conseguiremos".

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