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TIEMPOS POSTMODERNOS  / OPINIÓN

Hacia dónde va la educación

Resolver problemas en grupo, educación temprana y a lo largo de la vida o las nuevas formas de enseñanza son los retos educativos de los próximos años

26/11/2017 - 

En noviembre de 2014, con la llegada de Jean-Claude Juncker a la presidencia de la Comisión Europea, se creó el EPSC (European Political Strategy Centre). Se trata de un “think tank” que depende directamente de él, con el objetivo de proponer ideas innovadoras y hacer prospectiva para lanzar estrategias que puedan ayudar y asesorar al Colegio de Comisarios y al propio presidente de la Comisión.

Desde su creación ha elaborado numerosos documentos y organiza grupos de trabajo sobre los principales temas de actualidad, realizando prospectiva sobre los mismos. En una nota publicada este mismo mes, se abordan las 10 principales tendencias en educación. Merece la pena revisar algunos de los puntos más interesantes.

En primer, se apuesta por la educación temprana, esto es, comenzar la educación preescolar lo antes posible. Investigaciones recientes muestran que tanto desde un punto de vista cognitivo como de desarrollo del carácter y social, una educación desde los primeros años de la infancia beneficia el desarrollo futuro del individuo. Además, la inversión en educación temprana es la más rentable socialmente por su repercusión en la formación del capital humano. La segunda tendencia se situaría en el extremo contrario: el aprendizaje no acaba con la graduación de los alumnos. Dado que es de esperar tener que cambiar de trabajo en numerosas ocasiones durante la vida laboral, se hace cada vez más necesaria la formación permanente, a la que recurren sólo el 11% de las personas en edad de trabajar. Lo que se requiere para conseguir un trabajo cambia continuamente y es necesario adaptarse para mejorar la transición entre un trabajo y otro.

Relacionada con la tendencia anterior, en la actualidad la alfabetización debe ser también digital. Por primera vez en la historia, los más jóvenes están mejor capacitados que sus mayores en una habilidad muy valorada en el mercado de trabajo. Como puede verse en el gráfico superior (que procede de los resultados de PISA en 2012) los jóvenes entre 16 y 24 años son mucho mejores que la media de adultos en la resolución de problemas digitales. Además, los humanos no somos los únicos que aprendemos: también competimos con las máquinas. Existe una rápida tendencia a que los ordenadores realicen trabajos menos rutinarios y más complejos. La adaptabilidad y la colaboración máquina-humano se convertirá en una constante en los trabajos del futuro, en cualquier sector.

También se están produciendo cambios en la formación estandarizada, que si bien fue útil cuando los requisitos de los trabajos que se ofrecían eran más homogéneos, ya no es lo que se requiere hoy en día. Si lo que se valora es el capital humano en sentido amplio, es necesario lograr que cada persona maximice sus capacidades potenciales. Para ello hay que flexibilizar la educación, puesto que lo que puede servir para un tipo de alumno no funciona en otros casos. Dado el valor de la educación, vale la pena intentar enfoques individualizados, que son ahora más fáciles de implementar gracias a las nuevas tecnologías. Por otro lado, la complejidad creciente de los problemas hace necesario que la formación no sea tan especializada y compartimentada, sino que sea multidisciplinar y apoyada en la tecnología, de forma que se conecten diferentes tipos de conocimiento necesarios para entender y resolver los problemas de hoy en día. Éste es el modelo que está funcionando en Finlandia. Olvidemos las manidas frases “yo soy de letras” o “yo soy de ciencias”. 

También estos días la OCDE ha publicado un informe derivado de los resultados de PISA que se centra precisamente en evaluar la capacidad de los alumnos para resolver problemas de forma colaborativa. Como pude verse en el segundo de los gráficos, España se encontraría en la parte inferior de la media. Llama la atención que en todos los países, independientemente de dónde se sitúen, las chicas superan a los chicos en esta habilidad.

Otro fenómeno que ha comenzado a extenderse es que la formación no la proporcionan sólo las escuelas y las universidades. Además, llega a los potenciales alumnos en nuevos formatos o combinados con otros ya existentes. Grandes compañías ofrecen formación abierta a todos (la Fundación Telefónica ha lanzado una campaña de alfabetización digital orientada al empleo llamada Conecta Empleo, por ejemplo), mientras que ya es posible matricularse en cursos MOOC (Massive Online Open Courses o cursos online masivos abiertos) en Harvard. Incluso en las universidades presenciales existen asignaturas “flip” (los alumnos estudian en casa con materiales tipo MOOC y van sólo a clase a resolver dudas). En paralelo, en muchas ocasiones la formación superior ya no garantiza encontrar un trabajo que se corresponda con la cualificación obtenida. Puede deberse a que la evolución del mercado de trabajo ha sido rápida y la formación obtenida ya no es suficiente. Pero muy frecuentemente se ha producido una desconexión entre formadores y empleadores, con información incompleta a un lado y a otro. Nuevas herramientas tecnológicas están ya permitiendo a los estudiantes conocer lo que se requiere de ellos o encontrar profesiones más cercanas a sus habilidades o a su personalidad.

Por otro lado, a pesar de que se considera a nuestros jóvenes nativos digitales, no siempre son capaces de actuar con pensamiento crítico y de encontrar la respuesta correcta a ciertas cuestiones. En concreto, saber utilizar los buscadores no garantiza que sepan distinguir una noticia falsa de una verdadera o escoger una fuente de información solvente. Una investigación realizada por profesores de Stanford con una muestra de casi 8000 estudiantes de entre 10 y 22 años, mostró que 8 de cada 10 tenían dificultades para elegir la fuente fiable. Los más jóvenes confundían publicidad con noticias y sólo el 50% de los estudiantes universitarios preguntados (todos ellos de Stanford) fueron capaces de discernir entre dos páginas web, una falsa y la otra científica.

Finalmente, el grupo de asesores concluye que hay que mejorar la calidad de las universidades de la UE27: una vez el Reino Unido consume el Brexit no quedará ninguna universidad de la Unión Europea entre las 25 mejores del mundo. Actualmente 4 son británicas y una es suiza.

Aunque muchos de estos temas están presentes en el día a día de los que nos situamos dentro del sistema educativo, es una buena noticia que el grupo de profesionales que asesora directamente a la Comisión Europea esté haciendo prospección a largo plazo sobre las necesidades formativas y cómo adaptarse a ellas. Sólo anticipándose podrán ser más efectivos en un área donde sus competencias son muy limitadas.

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