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Jorge Herrera: «No podemos confundir minimalismo con esencialismo»

| 24/01/2018 | 5 min, 40 seg

VALÈNCIA.- Tras una estancia en Milán, el diseñador canario Jorge Herrera escogió València como ciudad en la que desarrollar su actividad. Ganador de varios premios internacionales, Herrera concibe el diseño como estrategia empresarial clave.

— Comenzó su andadura en València trabajando para Oscaluz, hoy Arkoslight...

— Cuando aterricé en Oscaluz su modelo de negocio era de pequeña empresa. Durante los tres años que permanecí, potenció el área de diseño y a partir de ahí creció. Fue tanto un trabajo como un proceso de aprendizaje muy completo, ya que la iluminación técnica es muy compleja: materiales, electrónica, confort lumínico, instalación... Supuso una gran oportunidad de foguearme. En algunos proyectos realizas el concepto y pasas página, pero en Oscaluz el departamento de diseño se encargaba de todo: desde afilar el lápiz hasta ponerle la pegatina a la bolsa. Vivíamos todo el proceso, desde el diseño conceptual hasta las certificaciones normativas.

— En su trayectoria hay un antes y un después de trabajar con Flos.

— Cuando varios miembros del equipo de diseño de Oscaluz marcharon a trabajar a Flos —por aquel entonces todavía se llamaba Antares— surgió la oportunidad, pero escogí marchar a Madrid para trabajar como jefe del departamento de diseño en Mormedi. Un año después regresé a València por conciliación familiar y retomé el contacto con Flos. Me explicaron que hasta que no adquiera cierto nombre no podían contar conmigo, así que decidí montar un estudio propio y afronté algunos trabajos para Flos en productos de iluminación integrados en arquitectura. De esta forma se generó una relación de confianza y respeto mutuo. 

— Cuando varios miembros del equipo de diseño de Oscaluz marcharon a trabajar a Flos —por aquel entonces todavía se llamaba Antares— surgió la oportunidad, pero escogí marchar a Madrid para trabajar como jefe del departamento de diseño en Mormedi. Un año después regresé a València por conciliación familiar y retomé el contacto con Flos. Me explicaron que hasta que no adquiera cierto nombre no podían contar conmigo, así que decidí montar un estudio propio y afronté algunos trabajos para Flos en productos de iluminación integrados en arquitectura. De esta forma se generó una relación de confianza y respeto mutuo. 

— Habla del modelo de luminaria APPS.

— Presenté el diseño a Flos. La empresa prototipó y colocó la luminaria en una pared de sus oficinas. Por allí pasaban desde los comerciales hasta el director de la compañía, y comenzó a recibir una respuesta muy positiva, por lo que se abrió una vía de colaboración constante entre nuestro estudio y Flos, ejemplificada en otros proyectos como Go o Find Me, y que se extendió posteriormente a otras áreas.

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— ¿La trayectoria de su estudio corre paralela a Flos?

— Sí, porque incluso antes de formar el estudio, como diseñador autónomo, Flos era un cliente que tenía el 100% de mi esfuerzo. El trabajo con Flos me ha dado un pulmón económico y un respaldo de proyectos que me ha permitido salir fuera y trabajar para otras empresas.

— En términos de visibilidad, ¿la iluminación técnica es el ‘patito feo’ del diseño de producto?

— Correcto. Incluso en el interiorismo, en el que la iluminación es un aspecto primordial, recibe las últimas partidas económicas. En el estudio encontramos una paradoja. Diseñamos una butaca que sabemos que va a ser publicada en un montón de medios, y sin embargo, un diseño premiado en iluminación pasa desapercibido. También es cierto que nuestros diseños son bastante discretos, asépticos.

Debemos buscar la función primordial del objeto y analizar cómo se interrelacionan sus partes a escala de proporciones

— Sus diseños va a lo esencial, cero ornamentos.

— Cuando imparto clase explico a los alumnos que no podemos confundir minimalismo con esencialismo. Debemos buscar la función primordial del objeto y analizar cómo se interrelacionan sus partes a escala de proporciones. Estos pequeños detalles son los que construyen el producto. La última pregunta que nos hacemos es: ¿Esto sobra?

— Con la compañía Stratta, usted arranca la marca desde cero, sin un portfolio detrás. Se encarga de la construcción de marca y desarrollo de producto...

— Durante seis meses hicimos una labor de research de otras marcas, sus tipologías y familias de producto. Esta investigación se plasmó en un libro que analizamos junto a Stratta y a partir de ahí creamos el ecosistema de la marca. Es un proyecto llave en mano, de 360º, en el que hemos asumido la dirección artística, etc.

— Tiende a englobar en sus proyectos distintas áreas.

— Porque entiendo el diseño como una estrategia. En empresas grandes, con una trayectoria consolidada, tal vez no puedas aplicar tú mismo esta filosofía al 100%, pero en empresas más pequeñas es importante trabajar bajo este criterio. El valor añadido para la empresa es tanto el producto como la manera de mostrarlo. 

— La labor de investigación que realiza dentro del estudio, ¿es rentable a largo plazo?

— Creo que sí. Es enriquecedor y abre nuevas vías que posiblemente apliques en proyectos futuros. Y no pasa nada porque sean fallidas. Son vivencias que pasan a formar parte de ti como diseñador, y esta experiencia es una de las claves que nos define.

— Ha diseñado expositores de producto para L’Antic Colonial o Polcart. ¿Por qué otras empresas no apuestan por el diseño en sus stands cuando es una forma de dar valor al producto expuesto?

— Por dos razones principales. La primera, que esa empresa no tienen interiorizado el ADN del diseño —y esto no depende del tamaño de la empresa—, y en segundo lugar, el apartado económico, que lógicamente tiene un coste.

— Comparte su trabajo con la docencia. ¿Cuál es su opinión sobre el sector en el que se integrarán los futuros diseñadores?

— Muy complicado. Hay bastantes diseñadores y por otro lado, si el empresario tuviera otra concepción del diseño, una cultura del diseño, no se pagarían tarifas tan bajas al comienzo de la actividad. También es necesario entender que la profesión de diseñador es una carrera a muy largo plazo. Si buscas el éxito inmediato corres el riesgo de darte un serio trastazo.  

* Este artículo se publicó originalmente en el número 39 de la revista Plaza

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