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director titular de casa de salud

Juani Garrido (Casa de Salud): "Todos nos necesitamos en educación, sanidad o residencias"

6/02/2017 - 

VALENCIA. La sanidad privada está en modo ascendente. Cada vez más, muchos prefieren optar por los seguros privados para no afrontar las largas listas de espera de la sanidad pública. La historia del hospital Casa de Salud se remonta a hace más de dos siglos, cuando el doctor Candela encomendó la gestión a la congregación Hermanas de la Caridad Santa Ana.

La hermana Juani Garrido es la directora titular del centro, referente en la ciudad. 

- ¿Cuál ha sido su trayectoria?

- Yo llegué aquí a Valencia,  concretamente a Casa de Salud, para empezar mi vida religiosa en la congregación Hermanas de la Caridad Santa Ana el día 27 de septiembre de 1974. El 29 de septiembre llegué aquí. Nosotras tenemos un colegio en la avenida del Puerto y me quedaba allí, pero empecé a trabajar en el hospital. Dos años de formación de la congregación y dos años de estudios de enfermería en la escuela que teníamos aquí. Luego me fui a África, estuve cuatro años, volví aquí, después volví a África y estuve 18 años. Llegué de nuevo al hospital a finales del 2013 y hasta ahora.

- No quedan tantos hospitales católicos. ¿Qué tiene de especial Casa de Salud?

- Lo que significa en la parte de gestión de hacer un hospital es prácticamente igual que cualquier otro de sanidad privada. La diferencia está en que a nosotras nos guía o nos conduce la gestión el carisma propio de la congregación. Es un estilo que nos caracteriza.

- ¿Y cuáles son estas diferencias?

- Nuestra congregación nació en un hospital enorme en 1804, Nuestra Señora de Gracia de Zaragoza, que tenía capacidad para 3.000 enfermos, incluidos de mente. Era famoso por su teatro anatómico, que es el quirófano, a donde venían desde muchos sitios de Europa para ver las intervenciones que se hacían. 

Con la Guerra de la Independencia, este hospital es bombardeado estando las hermanas allí, lo destruyeron del todo y tuvieron que pasar lo enfermos al hospital de convalecientes que es el actual Hospital de Gracia de Zaragoza. Ese es el inicio de la congregación.

Tenemos un estilo que dejó plasmado en la congregación nuestra fundadora y las primeras hermanas que hubieran con ella, ese carisma de caridad universal. Además de los tres votos que tienen todas las congregaciones – castidad, pobreza y obediciencia-, tenemos un cuarto de hospitalidad, que no quiere decir que la trabajemos solo en hospitales, sino que se entiende como acogida, amor sin límites, a cualquier tipo de personas, donde se nos necesite, sin contar horas de trabajo o de desvelos. Todo lo que sea necesario a favor del otro. Ese es nuestro estilo y es lo que queremos seguir haciendo y dejárselo a las futuras generaciones.

- Hace unos días, el Hospital Clínico anunciaba que humanizará la UCI. ¿Falta un poco de humanización en los centros hospitalarios?

- Exactamente. Lo que pasa es que, afortunadamente, la sociedad, incluso la sociedad sanitaria, sí que se está concienciando de esto. La técnica y la tecnología  nos puede llevar a un trato concentrado en máquinas o maneras de hacer y la persona era el centro de trabajo. Pero tanto tecnicismo nos lleva a estar más centrado en la técnica y diagnóstico. Pero se ha producido un despertar de esa parte más humana.

- Este es un hospital histórico, y muchos no saben qué hay detrás.

- Este hospital lo fundó el doctor Candela, que da nombre a la calle. Era un ginecólogo muy afamado, con mucha visión de futuro y muy preocupado por la mujer. En aquel entonces la mujer no tenía ningún valor en la sociedad o era mínimo, y él estaba preocupado por las enfermedades de las mujeres. 

Hizo medicina, se especializó en ginecología, que ya se empezó a usar esa palabra con aquellos tiempos. Fue en 1795 y fundó en este terreno el Instituto Ginecológico doctor Candela, que era una casita grande donde tenía una especie de consulta aunque él quería darle otro giro y no dejarlo solo en consulta, sino que las mujeres también tuvieran cuidados, como enfermería.

- ¿Y en qué momento entra en escena la congregación?

- Él es creador de la ginecología en España, con el doctor Fargas  y el Conde San Diego. Él tenía una amigo en Algemesí, que era oftalmólogo, y que trabajaba con las hermanas de Santa Ana. En una conversación, el doctor Candela le dice al doctor Vizancio  que quería unas hermanas para que llevaran la enfermería en el Instituto. Le recomendó a nuestra congregación, lo gestionó y llamó a Zaragoza donde estaba la casa central. 

Llegaron aquí cuatro hermanas con Paula Vescós, que era la superiora general, y aquí se quedaron.
Durante 20 años esto siguió siendo instituto ginecológico. Fueron añadiendo pabellones para la parte de enfermería, y en 1915, el doctor Candela se sentía mayor pero quería darle continuidad al Instituto y decidió vender a las hermanas el edificio y el solar. 

A partir de ahí, de cuando lo compran las hermanas, se le da el nombre de Casa de Salud del Inmaculado Corazón de Maria, que es el nombre que tiene ahora. Desde 1915 a 1970, la primera casa del doctor Candela se edificaron diferentes pabellones. Se logró una clínica muy bonita con arquitectura modernista, un edificio de gran señorío. Cuando yo llegué aquí existía gran parte de ese edificio. En 1969 ya se proyecta, porque hay otra concepción de lo que es un hospital y se le busca dar otra fisionomía a la clínica.

- ¿Han notado un repunte en la llegada de pacientes al hospital?

- La verdad es que sí. Desde noviembre hemos notado mucha más afluencia de ingresos, principalmente por seguros médicos.

- El Consell actual tiene un  poco de recelo con las concesiones.

- No lo sé, porque nosotros no nos movemos en ese campo. Pero a mí me parece que son tintes políticos que no dejan de tener su influencia en lo que vivimos, pero todos podemos convivir porque todos nos hacemos falta.

- Y respecto a las prácticas de las universidades privadas en los hospitales públicos. ¿Sería mejor que se pudiera elegir? 

- Yo creo que sí. Por razonamiento, todos podían convivir armónicamente porque todos nos necesitamos en educación, en sanidad, en o en residencias. Las universidades, cada cual puede elegir donde y cómo quiere estudiar y donde quiere ejercer su profesión.

- Próximamente se abrirá un hospital privado, pero hacía 20 años que no se construía ninguno.

- En Madrid y Barcelona hay mucha sanidad privada pero en Valencia hay menos cultura de hospitales privados.

- ¿Alguna vez os han hecho una oferta de compra por el hospital?

- Sí, pero no tenemos en mente vender esto.

- El hospital fue el único que finalmente dio nombre a una parada de metro. ¿Sirvió de algo?

- Para mejor ubicación sí. Tenemos un pequeño gran problema de aparcamiento. No es que haya beneficiado excesivamente para que venga más gente, pero ha solucionado el problema de movilidad.

- ¿Qué papel juegan las hermanas en el hospital?

- En este momento estamos muy pocas en activo, pero siempre hemos sido mayoritariamente en enfermería, pero también estaban en administración. Alguna médico y también para la gestión.

- ¿Pero hay menos porque hay menos vocación?

- Sí, claro. Exactamente es eso.

- Sois una congregación internacional. ¿Eso repercute al hospital?

- Sí, efectivamente. Nosotras tenemos una fundación y desde aquí se hacen cantidad de proyectos para otros países donde estamos nosotras también como India, America Latina o África. Nos abre la mente y el corazón.

- El nuevo Gobierno apuesta por una sanidad universal. Supongo que una parte que les gusta.

- Lo nuestro siempre ha sido universal, nos hemos movido en esa universalidad desde que nacimos. Nacimos en 1804, cuando todavía sí que era España, pero estaban poco definidas las regiones. Las hermanas venían de Cataluña pero no sabían castellano. Pero se movieron de Cataluña a Aragon. En 1890, las hermanas fueron a Venezuela por primera vez, a un leprosario de Maracaibo, a la Isla de la Providencia. En 1951, fuimos por primera vez a la India en misiones con experiencias muy fuertes pero muy vivas. Para mí eso da una experiencia y una visión que si me hubiera quedado todo el tiempo en España no habría conseguido.

- ¿Viene mucha gente porque el hospital sea católico?

- Creo que sí. La mayoría de la gente que sabe donde viene lo elige por lo que es. Yo creo que el final de la vida aquí es diferente. El personal que tenemos también. No sé que influye para eso, pero tenemos un personal muy selecto de mucha calidad y el final de la vida se cuida mucho. Es un tema donde hay que ir con una delicadeza suprema.

- Tenéis conciertos con la conselleria, ¿os han afectado los recortes?

- Sí, nos hemos visto afectados en traumatología sobre todo. Nos parece que no tiene mucho sentido pero si lo consideran así, en algún momento se darán cuenta de que es un error. Pero si no, qué le vamos a hacer.

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