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LA VIDA A CARA O CRUZ / OPINIÓN

Judy Presley

19/05/2023 - 

VALÈNCIA. Judy murió en el cuarto de baño. La culpa la tuvo una sobredosis de estimulantes, somníferos, antidepresivos, barbitúricos y alcohol. La preciosa niña fue estrella indiscutible en Hollywood y recibió el título de la Elvis de los gays. Su Over the rainbow fue adoptado en los setenta por este colectivo como himno y bandera, y su «¿Eres amigo de Dorothy?» fue la contraseña, durante la represión en los Estados Unidos, para dejar claras las preferencias sexuales de cada individuo. Acabó arruinada, enganchada y muy deteriorada física y mentalmente. Una pena y una piltrafa. 

Según las estadísticas, el baño es la estancia más visitada al día en una casa. Aparte de sus higiénicas funciones, es el lugar preferido de urbanitas para encontrar intimidad y sosiego. Los estudios dicen que una familia de cuatro individuos, y en un horario donde todos estén en casa no comiendo ni durmiendo, ese habitáculo siempre estará ocupado, de ahí que por sus tuberías escape el 75% del agua que consume un hogar.

Elvis fue un icono rebelde de poderosa voz. El menda igual iba de contri, de roquer, de bluser, de góspeler o de sinatrer. Construyó el puente entre la música negra y el público joven y blanco. Un rockestar provocador y pélvico, que volvía histéricas a fans, a sus madres y a sus padres. Para mí, un hortera y un chorizo cultural. Murió por lo mismo que Judy, un paro cardíaco causado por un exceso de gazpacho a base de codeína, morfina, valium, placydid, nembutal, quantum, chuches y unos cuantos opiáceos y barbitúricos más. Apareció repantingado en su real trono. Así nos lo contaron y nos lo creímos.

 Una amiga encontró a su pareja sentado en el baño, desnudo y tenso reseco. Le dio un ataque al corazón. Me impactó la cosa y se lo conté a un médico forense con el que coincidí en una comunión. Me dijo que los muertos por un ataque al corazón acomodados en el retrete son una escena más frecuente de lo que imaginamos. Y añadió las causas: algunas veces nos sentamos en la taza para evacuar, vamos estreñidos, y hacemos tanta fuerza para mover los intestinos que, lo consigamos o no, al ponernos de pie se genera tal caos coronario que si no estamos en forma, además de sentir algún mareo, se nos puede parar el corazón.

Se dice que Elvis murió así, haciendo fuerza y esforzándose por superar la presión ocasionada por el estreñimiento inducido por los opiáceos. A su macedonia le faltaba algún tipo de laxante natural, como higos o melón. Al ex de mi amiga le habría molado saber que tuvo algo en común, además de las hemorroides, con el Presley y la Garland, pero ya ni se enteró.

Durante mucho tiempo aproveché esos momentos de relax y tranquilidad para ojear revistas, avanzar la lectura de algún libro, contestar wasaps o ponerme al día en redes sociales de todo tipo. Pero eso ya pasó. Ahora disfruto del momento en la más absoluta oscuridad, busco el silencio y la cero distracción. La perfección. Cerebro, corazón, respiración, estómago, colon y ojaldre son una unidad. Explosión de endorfinas y euforia solo comparable a la Navidad de cuando era un niño o a un orgasmo que no esperabas y acabas de encontrar. Eso sí, para limpiar ilumino y aplico chorro templado, que tanto tanto no me fío.

Por cierto, al igual que los hoyuelos al sonreír, mover las orejas, levantar una ceja, tener pecas o cosquillas en la garganta cuando limpias los oídos, ¿sabes si tus heces son de las que navegan? Por que algunas flotan e outras non

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