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La compañía estrena este fin de semana su primera producción propia, '2030'

La Canadiense, teatro militante en el fondo y en las formas

19/01/2024 - 

VALÈNCIA. 2030 ha sido dibujada política y globalmente como el principio de una utopía. Un año en el que la emergencia climática ya no será, donde la pobreza estará en vías de erradicarse, y las desigualdades estructurales se estén corrigiendo gracias a un pacto entre lo público y lo privado nunca antes visto. Casi todos los indicadores señalan, sin embargo, que este escenario podría ser más ambicioso del que finalmente será. Pero, ¿qué ganamos si no lo imaginamos al menos?

La compañía teatral La Canadiense estrena este viernes en el Teatre El Musical (TEM) 2030, su primera creación propia y autónoma. En realidad, el título es un reclamo trampa, porque no hay una contextualización puramente ligada a esa época. En la obra no hay ni grandes avances tecnológicos ni hay rastro de la épica de unos rebeldes humanoides huyendo de una dictadura intergaláctica. Hay algo parecido a lo de siempre: un grupo de jóvenes soñando un mundo mejor y viendo cómo se ponen a ello.

“Esta obra-herramienta quiere ser el relato de una realidad contrahegemónica, la propuesta de otro mundo posible, un mundo en el cual hemos aprendido a combatir las relaciones impuestas por el capitalismo globalizado. Hemos tomado  conciencia de que junto a lo que debe ir a más, hay que tener en cuenta lo que debe ir a menos”, explicaban en una nota remitida esta semana. Pero bajando al dispositivo, La Canadiense crea en el escenario varias capas de dramaturgia, en la línea de la herencia recibida por Atirhecho, el colectivo que les promovió a finales de 2020.

La Canadiense se formó a raíz de la recuperación de la obra fundacional de Atirohecho, A galopar, que quisieron recuperar con un nuevo elenco, “las juventudes de Atirohecho”. La obra resucitó y ha viajado a Italia, Chile y varios puntos de España. Desde hace unos meses, se ha representado únicamente en espacios militantes. Pero esta experiencia, que estuvo tutorizada por la compañía dirigida por Carla Chillida, fue el germen de un proyecto autónomo.

El siguiente paso fue Venezuela, una obra co-producida por las dos compañías que quiso poner el foco en la trama mediática y los discursos hegemónicos. 2030, creada al calor de Graners de Creació, es su primera producción con dirección y textos propios.

La compañía quiere ser otra dimensión más de la militancia del colectivo. En las formas, cuidan una estructura que se aleje de las estructuras verticales y los mesianismos de la escritura y la dirección dramática. En el fondo, sus obras buscan señalar, denunciar y animar a ponerse a botas. 2030 no será una utopía, pero sí pondrá en valor el trabajo de movimientos sociales como la Comissió Ciutat-Port o Futuro Vegetal. Lo hará mediante diferentes escenas, al estilo de Atirohecho, donde combinan teatro de texto y teatro físico.

Un punto además importante es el hecho de que en sus dramaturgias siempre hay un espacio para la autoparodia: “queremos ser conscientes y señalar las violencias del mundo, pero también sabemos a que no vamos tanto a cambiar conciencias como a reafirmarlas, por el público que tenemos. Así que nos damos la licencia de no tomarnos tampoco muy en serio y poder reírnos de ello”, explica Marc Estrellat, miembro de la compañía.

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