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crónicas por los otros / OPINIÓN

La tribu

Vivir en tribu, criar en tribu, es una de las tendencias más de moda en los últimos años en los países desarrollados. Una tendencia que intenta recuperar algo natural y humano que se perdió con la llegada del desarrollo

15/07/2017 - 

VALÈNCIA. Se trata de una tendencia que intenta recuperar lo que un día fue y que se ha perdido con el nivel desarrollo alcanzado. Una realidad que se pierde de manera irrecuperable con el tipo de desarrollo deshumanizado al que tendemos. Un desarrollo que podemos cuestionar a veces y, sobre todo, un desarrollo que podemos intentar humanizarlo más. ¿Podemos disfrutar de un nivel de desarrollo tal que no eclipse la parte humana y natural de la vida misma? Quizá no interese.

El caso es que hoy día la tendencia al individualismo y al aislamiento es el precio que se tiene que pagar por un sistema desarrollado.

Y cuando analizamos esta situación desde la distancia nos damos cuenta que se trata de un individualismo poco natural, impuesto por unos intereses y algo forzado que no responde a la condición del ser humano y de su necesidad de convivir con otros seres humanos, es decir, de vivir en tribu.

Ciertas reflexiones y lecturas me llevan al atrevimiento de afirmar que quizá la diferencia no radica tanto en la necesidad del propio ser humano sino en como se responde a esta necesidad. La necesidad de vivir en tribu es la misma aquí y allí, en países desarrollados y en desarrollo, seguimos necesitando personas a nuestro alrededor, la diferencia está en cómo se llega a ella. Hoy día todo se ha articulado todo de tal manera que en el sistema occidental tenemos que pagar a esa “tribu”.

Seguimos necesitando esa tribu de la que hablamos pero ahora en los países desarrollados pagamos por ellas. Ahora nos cuesta dinero.

Ahí radica la diferencia. Mientras en los países en desarrollo, todavía no se paga por esos servicios, en los países desarrollados se paga por todo. Se paga por quien te ayuda en la casa, se paga por quien te cuida a los niños, se paga por quien les enseña, se paga por quien les entretiene, se paga por todos estos servicios que si bien ayuda económicamente al desarrollo de un sistema capitalista , crea relaciones muy dependientes del dinero.

La vida en tribu

En esta temporada que he vivido en un entorno menos desarrollado y alejado de todo, he experimentado eso de vivir en tribu. Es una manera diferente y alejada de los entornos europeos donde todo tiende a la individualización, el separatismo y las barreras de todo tipo. Existe un proverbio africano bien conocido que defiende que para criar un niño/a hace falta una tribu.

La tribu como concepto supone privarnos de cierta privacidad en beneficio de la colectividad y para la crianza es una opción casi perfecta sobre todo para las madres que ejercen solas. Me resulta una opción de vida más humana y más fácil.

Aquí las madres que ejercen solas nunca están solas. Hay quien paga por estos servicios de ayuda pero la gran mayoría que no dispone de recursos económicos los cubre de otra manera, con la familia y los vecinos.

Los vecinos se ayudan entre ellos de una manera que nunca antes había visto, el sentido de la propiedad y privacidad pierde su sentido más estricto y aquí inunda una sensación de que todo es de todos.

Las familias se cuidan entre ellos, los mayores cuidan a los pequeños y viceversa, los nietos y nietas cuidan también de sus abuelos y abuelas. Todo de manera natural, no se necesitan horarios ni repartir tareas. Parece un asunto sencillo que la propia naturaleza marca.

En la vida en tribu normalmente las casas están siempre llenas de gente, comparten estancias e incluso cama y colchón. Siempre están juntos. La vida en tribu para los mayores y para los pequeños es una vida más fácil, con hijos e hijas fluye de manera especial. La vida en tribu supone una educación en tribu, otra tendencia muy de moda en los últimos años.

Un continuo 'summer camp'

Y me traslado a Europa o cualquier entorno occidental y pienso en las madres y padres que viven solos con un hijo en casa. Con una semana organizada perfectamente para poder trabajar mientras sus hijos e hijas están en clase y apuntados a actividades de todo tipo para que sus padres sigan teniendo tiempo para ellos, sin sus hijos cerca. Y llega el fin de semana y entonces se planean más actividades. Todo perfectamente organizado, hasta el tiempo libre.

El tiempo libre con los hijos se convierte en un autentico rompecabezas para muchos padres cuando llega el tiempo de estar solos con sus hijos. Una autentica pesadilla… Quizá sea porque no es natural, es forzado, planeado y contratado.

Aquí, en Lamu, Kenia, el día a día de los niños y niñas es un continuo Summer Camp. Todo es tan diferente. Para empezar las madres nunca pasan todo el día con sus hijos o hijas aisladas intentando trazar planes para entretener a sus hijos o hijas. Una situación que agobia a cualquiera. Aquí todo se comparte, lo que hace la vida más fácil y concretamente la crianza.

Los niños salen a la calle y juegan, en pleno contacto con la naturaleza, con el aire, con el mar, con espacio abiertos, sin paredes y con otros niños y niñas que tampoco necesitan hacer muchos planes. Los niños van todos juntos, casi nunca les acompañan los adultos. Entre ellos se cuidan. Sus padres pueden estar trabajando o no; el caso es que los niños andan solos.

El reto de cada uno está en encontrar esa tribu sea donde sea. A mí la vida en tribu me está resultando muy positiva. Espero poder encontrarla y crearla allá donde vaya.

 La semana que viene… ¡más!

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