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AL OTRO LADO DE LA COLINA / OPINIÓN

Las amargas celebraciones de la UE en 2017

El presente año se antojaba hace apenas un trienio como un año lleno de grandes conmemoraciones: las bodas de plata del Tratado de la UE firmado el 9 de febrero de 1992, coincidían con la celebración de la edad de oro —los 60 años— del Tratado de Roma del 25 de abril de 1957, pero la tozuda realidad parece que está aguando esas celebraciones

11/03/2017 - 

Este lunes 6 de marzo en un entorno grandioso como es el Palacio de Versalles (no es casual la elección) la cuatro principales economías de la UE, Alemania, Francia, Italia y España (dando por descontado a UK), se reunían con la idea de transmitir la impresión de que pase lo que pase (además de todo lo que ya ha pasado) la UE va seguir existiendo e incluso va a seguir profundizando en su proceso de integración; es decir, nada nuevo.

Como en algunas otras ocasiones que han surgido problemas en la UE en lugar de realizar un diagnóstico sosegado y aplicar el correspondiente tratamiento para subsanar los problemas de cimentación de la construcción europea, la solución ha sido más Europa y así continuar edificando, a pesar de que lo construido se nos venga en parte abajo, realizando un gran ejercicio de wishfull thinking (confundir deseos con la realidad).

Otra singularidad de la reunión es la provisionalidad de los líderes allí reunidos; el presidente francés, Francois Hollande, está en el tiempo de descuento ya que antes del verano abandona el Palacio del Elíseo; la canciller alemana Angela Merkel en este próximo otoño pasa por las urnas por las elecciones generales; la legislatura del parlamento del primer ministro italiano Paolo Gentiloni finaliza al inicio de 2018, pero hay claros indicios de un adelanto electoral al otoño/invierno del 2017; y finalmente nuestro presidente de gobierno Mariano Rajoy y su gobierno en minoría tiene un acuerdo con Ciudadanos que no pasa por sus mejores días. Todo ello nos pudiera transmitir la idea del poco recorrido de las decisiones y estrategias de este grupo.

Pero que ha pasado y puede pasar para motivar esta cumbre. Respecto a los tiempos pretéritos ya les hemos ido comentado desde estas líneas diferentes avatares de la unión, desde la crisis del Euro con Grecia que todavía no termina de funcionar, a la crisis de los refugiados, pasando por la victoria contra pronóstico del Brexit o el triunfo aún más imprevisto de Donald Trump y el aparente cambio de actitud de los USA sobre los asuntos europeos.

Esta sensibilidad norteamericana hacia la UE no es nueva. El centro de gravedad mundial pivotó hace tiempo hacia Asia-Pacífico. El hecho del hartazgo del votante USA por subvencionar la defensa y seguridad europeas hace ya años e incluso décadas que se ha manifestado a través de sus líderes, la preocupación de parte del establishment por el gran competidor económico que es la UE tampoco es novedosa o la especial relación con UK no nos debería sorprender; lo único que ahora surgen dos factores nuevos, el proceso del Brexit y la posible nueva percepción de la amenaza rusa.

Esos dos elementos alterarían el statu quo actual y conllevarían unas claras repercusiones geopolíticas, formando dos posibles posicionamientos extremos; uno el de la sumisión hacia el posicionamiento USA con la reafirmación de las relaciones transatlánticas, minimizando las consecuencias de la salida de UK de la UE; y en el otro extremo la posición de resistencia, proseguir con la intención de la federalización europea, hacer que el Brexit sea traumático y aislar a los británicos enfrentándonos a los norteamericanos, llegando a realizar dos posibles y futuros bloques (para mí quiméricos aunque en algunos think tanks anglosajones así lo elucubran, para claros intereses espurios) por una parte el triángulo USA, Rusia y Japón y enfrente la dupla China-Europa. Aunque, como usted mismo estará pensando, el resultado final será una combinación de las posibilidades intermedias entre esos dos extremos, como ya expuso Jean-Claude Juncker en el Libro Blanco sobre el Futuro de la Unión Europea el pasado dos de marzo con cinco escenarios posibles.

respecto a los tiempos futuros, el mensaje de unidad de la cumbre de Versalles quiere hacer frente a diferentes retos. En primer lugar a los posibles resultados de las elecciones holandesas del 15 de marzo, y la amenaza del Netxit del líder del partido de la Libertad Geert Wilders que si se materializase daría más que alas a todos los movimientos euroescépticos, como ya ocurrió con el no a la constitución europea de los Paises Bajos. Después al propósito de la primera ministra de UK, Theresa May, que parece querer activar el artículo 50 del Tratado de Lisboa (el del proceso de salida de la UE) entre mediados de marzo y antes que finalice abril, en unas condiciones mucho más favorables de lo que se podían presagiar al día siguiente de aquel 23 de junio de 2016, donde los ingleses que no el resto de ciudadanos del Reino Unido votaron por la salida, pues las últimas cifras del crecimiento del PIB de UK para 2017 mejoran al 2 %, pues lo previsto a finales del año pasado era sólo del 1.4% , unido al respaldo del presidente Trump, a diferencia de Barack Hussein Obama II que enviaba a UK al final de la cola de las negociaciones con USA en caso de salida de la UE. Y en tercer lugar (por ir resumiendo en el corto plazo) el desafío que pudiera salir de las elecciones francesas del 23 de abril en primera vuelta y del 7 de mayo en segunda, donde si saliera elegida Marine Le Pen la suerte de la UE cambiaría radicalmente, y aunque parece que las últimas encuestas dan una ligera ventaja (ojo no confiarse) al candidato, y ex socialista, Emmanuel Macron que ha creado un partido político propio que no es ni de derechas ni de izquierdas, transversal y personalista, muy al uso de los nuevos tiempos.

De las pocas conclusiones que transcendieron de la cumbre, una de ellas fue la necesidad para poder seguir avanzando en la integración europea (más Europa), era crear la UE de las distintas velocidades, nada nuevo por otra parte, pues ya ocurre con el euro y con el espacio Schengen, para por ejemplo dar cabida a los posicionamientos del grupo del Visegardo. Otra la de potenciar el pilar de la Defensa, un mantra que se repite desde que se crearon los famosos tres pilares de la UE en Maastricht y el Tratado de la UE en 1992 y que no parece terminar de arrancar después de 25 años, que ha dado lugar entre otros elementos a esa repetida frase, de que Europa es una gigante económico, un enano político y un gusano militar. Por lo que el resultado final de la reunión versallesca es más de lo mismo, continuando unidos lo europeos pase lo que pase, eso sí, excepto si los electores soberanamente eligen todo lo contrario, para eso somos el espacio de libertades por excelencia en el mundo, faltaría más.

Para finalizar la crónica semanal, además de la conflictiva renovación con su país de origen, Polonia, del presidente del Consejo Europeo Donald Tusk, se ha producido una serie de noticias que han tensado las relaciones internacionales de uno de los principales miembros de la UE, Alemania, con un vecino de nuestro espacio continental y teórico aspirante a ingresar en la unión, Turquía. Nada más y nada menos que el presidente turco Recep Tayyip Erdoğan ha comparado a la Alemania actual con el régimen nazi, precisamente él que tiene a más de la mitad de los periodistas encarcelados del mundo, este fin de semana pasado a lo que se ha añadido el acto alucinante (podría ser un palabra más gruesa) de la desobediencia de un miembro del gobierno turco, el ministro de Asuntos Exteriores, Mevlüt Çavusoglu a la prohibición por el gobierno del estado federado de Hamburgo de la celebración de un mitin por motivos de seguridad en un local (que se había precintado) dando entonces el mitin desde el balcón del consulado turco en esa ciudad alemana, profiriendo expresiones como "no nos den lecciones de derechos humanos y democracia, nosotros sólo nos arrodillamos ante Alá", en un claro desafío a la soberanía germana, sin obtener ninguna respuesta practica por parte del gobierno alemán, aparte por supuesto de las consabidas y enérgicas protestas (SIC) de la canciller alemana este jueves en el Bundestag.

Ya saben, al igual que nos pasa en el estrecho, la frontera del sudeste europeo se mantiene sin grandes migraciones por la colaboración de nuestro vecino, en este caso otomano, que ejerce de gendarme (por otra parte es su obligación como Estado el que se respeten sus fronteras), de lo cual ha sacado ventaja en los últimos acuerdos firmados con la UE. Pero cómo ya dijimos la semana pasada, al final puede ocurrir que si compramos Seguridad para mantener nuestra Libertad, el resultado sea que nos quedemos sin Libertad y sin Seguridad.

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