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CONFLICTO DE TARIFAS Y DE PROGRAMACIÓN

Los empresarios del teatro denuncian la competencia desleal de los públicos y sus gestores se defienden

24/01/2017 - 

VALENCIA. En apenas cinco días la escena teatral valenciana parece haber dejado claro su mensaje de año nuevo: se acabó la paciencia con los actuales gobiernos valencianos. De poco parece haber servido el acelerón al presupuesto de Cultura de la Generalitat (+17%), la casi duplicación del presupuesto de ayudas a las artes escénicas (de 1,2 a 2,2 millones de euros), la promesa de aumentar todavía más esta cifra para el próximo ejercicio o la creación del Teatre del Poble Valencià como motor dinamizador de producciones y coproducciones. De poco parece haber servido la aparente buena relación de todos los denunciantes con los gestores públicos del ámbito- desde el director del Institut Valencià de Cultura, Abel Guarinos, a la diputada provincial del área, Rosa Pérez Garijo- La profesión está en pie de guerra y ataca públicamente.

Las mejoras económicas no han llegado a fluir hasta el sector y los dramaturgos escenificaron su airada protesta con una acción lúdica que desparramó hasta 150 textos sobre el hall del Teatre Principal de Valencia. Por su lado, los empresarios del teatro y del circo (AVETID), enviaron ayer un comunicado de lo más contundente: la asociación gremial se hacía eco y amplificaba las quejas de los actores y actrices contra "la competencia desleal de los teatros públicos". El conflicto está servido: AVETID pide que "los espacios públicos tengan el mismo precio para los espectadores que las de los espacios privados". Y añade "que los primeros complementen la oferta con descuentos y promociones dirigidas específicamente a los colectivos más desfavorecidos como los jubilados, los estudiantes, las familias numerosas, parados, etc. para garantizar así que todos puedan tener acceso a la cultura".

La regidora de Acció Cultural, María Oliver, de quien depende el área de artes escénicas del Ayuntamiento de Valencia y a la que el comunicado apela directamente al mencionar al Teatre el Musical y a la concesión del Espai Rambleta, responde con contundencia en declaraciones a Valencia Plaza: "solicitar que equiparemos los precios públicos a los de mercado es negar la cultura como un derecho, algo tan inadmisible como equiparar los precios de la sanidad o la educación pública a la privada". Consultada por este diario sobre el extremo de las políticas de precios para "colectivos más desfavorecidos", la respuesta es igual de frontal: "la política de descuentos a colectivos históricamente desfavorecidos (jubilados, parados, etc) es un criterio obsoleto en la situación de precariedad generalizada del mercado de trabajo que hace que la pobreza se haya instalado en las familias con situaciones laborales complejas".

Tanto Oliver como el propio Guarinos, con los que contactó este diario a lo largo de la jornada del lunes en la que se emitió el comunicado de AVETID, mostraron su sorpresa por el contenido del mismo. "Los precios públicos en los espacios culturales públicos se justifican en la necesidad de garantizar el acceso de toda la ciudadanía a una programación cultural de calidad", "que en ningún caso es una competencia desleal con el sector, bien por ofrecer programación que no se da en el circuito escénico privado de la ciudad, bien porque fomenta la creación de nuevos públicos o porque los precios muchas veces no son accesibles para gran parte de la ciudadanía", se extendía la regidora.  

AVETID advertía que sus "críticas y demandas" no solo se referían "al área metropolitana de Valencia, sino que también se hacen extensibles en Castelló, Gandía, Elche, Alicante y resto de poblaciones afectadas por esta situación". De hecho, hacían una referencia explícita: "el Teatro Rialto, un teatro público gestionado por CulturArts, ya ha sido muy criticado últimamente por la asociación de actores y actrices (Associació d'Actors Profesionals de València) por programar teatro amateur en plena temporada alta". Guarinos ha asegurado a Valencia Plaza que "desde las instituciones públicas es indispensable democratizar el acceso a la cultura de cualquier ciudadano, y adicional al precio lógico de la entrada existen promociones concretas para alentar y favorecer la asistencia de los valencianos a los teatros; incluso, como en el ejemplo de la recién presentada “Butaca solidaria”, con coste cero llegado el caso, para viabilizar que la gente con problemas de inclusión social o con serios problemas económicos tengan las mismas oportunidades de cultura que la media de los valencianos"

El modelo, en cuestión

AVETID, no obstante, se muestra preocupada por el modelo de teatro público que se extiende por la capital de la Comunitat y el resto del territorio: "es difícil distinguir los parámetros de programación pública de los privados, pues en los teatros de titularidad pública aparecen constantemente “rivalidades” de oferta programática, mezclando estilos y producciones escénicas de factura media y pequeña que bien podrían representarse en las salas privadas, con el agravante que en los escenarios públicos se pueden pagar caches mayores y lanzar la venta de entradas a un precio muy inferior". No obstante, desde el IVC (CulturArts) también aseguran que no hay tal conflicto con el tema del precio de las entradas por lo que se refiere a "los Teatros Principal de Valencia y de Castellón; no se dan por aludidos a los comentarios de una posible competencia desleal por un excesivo precio bajo de las entradas puesto que éstas sí llegan a los 24 y 30 euros por las mejores butacas de platea en determinados espectáculos, reduciendo el importe en función de la fila o de la distancia al escenario y aplicando lógicos descuentos a jóvenes y jubilados".

La asociación de empresarios del teatro y circo también destaca que los teatros públicos valencianos -en una referencia justo enfocada a los de la capital- "producen espectáculos donde no contratan a profesionales valencianos, con muy poca incidencia además en las producciones de compañías valencianas". Pero no solo apunta al TEM, al Rialto o a La Rambleta: "el Palau de la Música ofrece conciertos multitudinarios para adultos y niños a precios populares, o gratuitos, de agrupaciones que solían programarse en espacios privados". Todas esas acciones, ese modelo, aseguran, "rivaliza con los teatros privados que no pueden competir ni en promoción ni en dotaciones económicas".

Lo que ninguna de las partes puede negar es que, tanto con la situación generada la pasada semana con los dramaturgos con la que se acaba de abrir con el comunicado de AVETID, las relaciones no apaciguan el estado crítico del sector. Con los consabidos estudios que cifran el desempleo en el sector de la Comunitat en torno al 90% -en mayor o menor medida por el impacto directo, indirecto e inducido del cierre de Radiotelevisió Valenciana- la asociación señala "la urgencia de una estructura organizativa para el diseño de los modelos de programación entre los agentes culturales institucionales y los privados"; reclama "mayor comunicación para evitar las competencias desleales de quienes llevan años intentando mantener vivo el teatro valenciano y su público".

Guarinos, que asegura mantener buena comunicación con muchos de estos empresarios y que tiende la mano al diálogo (tras la nueva afrenta pública), trata de enviar un mensaje conciliador y casi programático: "no existe una butaca más cara que aquella que está vacía, aquella que no ha ayudado a enriquecer culturalmente , divertir o formar a una persona". Ambos 'bandos' ven de manera muy distinta la política de precios. Lo que ninguno elude es aceptar que durante este primer año y medio de los nuevos gobiernos el movimiento de las posiciones en materia de política cultural apenas ha revertido la situación de las compañías y actores valencianos, salvo un número de excepciones que desde luego no han evitado este tipo de denuncias públicas. La llegada de un subdirector general para el área de teatros que depende del IVC se hace cada vez más urgente, con el ánimo de que las reuniones y la comunicación entre las partes fluya de otra manera. 

Por lo que respecta a la política del ramo en la ciudad, Oliver y el modelo de referencia del TEM parecen ofrecer poco margen de maniobra tanto en el aspecto programático, con Olga Álvarez, la nueva directora, operando con totales poderes desde hace apenas un mes y medio, como en la ideación de tarifas. 

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