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GRAND PLACE / OPINIÓN

Love letter

1/11/2016 - 

 

"Querido Justin: Ha sido para mí un gran placer darte la bienvenida este fin de semana en Bruselas. La tuya ha sido la visita más esperada desde hace tiempo y sabes que eres mi invitado más preciado… Ya sabes que tuvimos que superar varios obstáculos para poder celebrar nuestro encuentro, incluyendo un problema técnico de tu avión.

Pero, por fin, podemos celebrar nuestra gran amistad con una alianza. Has sido mi más fuerte aliado, un socio importante y un buen amigo. Me siento orgulloso del compromiso que acabamos de firmar, de un acuerdo que es no sólo económico. Nosotros solos no podríamos haberlo hecho sin la dedicación de nuestras familias, incluyendo la tuya, Justin, y de la ayuda de Chrystia. Pero también de mis colegas del club: el belga, Jean-Claude, Cecilia y Martin. 

No fue fácil llegar hasta aquí… Pero, como dice un proverbio canadiense, “la paciencia es un árbol cuya raíz es amarga, pero su fruto es muy dulce”. Este compromiso va mucho más allá de un acuerdo. La decisión que hemos tomado demuestra que la desintegración de la comunidad occidental y de su pensamiento no será una tendencia duradera. Que todavía poseemos suficiente fuerza y determinación, al menos algunos de nosotros, contra el fatalismo de la decadencia de nuestro mundo y de nuestra forma de vida. 

En este momento en particular, este signo positivo significa mucho. Y, por eso, también me gustaría dar las gracias a nuestros huéspedes. La batalla por nuestro compromiso también demostró las importantes emociones e impresiones que dejamos en este mundo moderno. Demostró que no puede levantarse por sí solo. Que la realidad objetiva y la verdad plantean un gran desafío a ambos lados del mundo libre. Esta globalización ha protegido a cientos de millones de personas. El problema es que pocas personas creen esto, que protegemos a la humanidad de un conflicto total. Y pocas personas entienden esto. 

La controversia alrededor de nuestro compromiso ha demostrado que nuestra primera prioridad es contárselo a la gente de forma honesta y convincente. Que la alternativa al acuerdo libre es el aislacionismo y el proteccionismo, una vuelta a egoísmos y, en consecuencia, a la amenaza de un conflicto violento. Debemos ser capaces de convencer a los demás de que nuestro acuerdo es en interés de todos. Hemos firmado un compromiso de unión que nos permitirá movernos libremente. Ello es importante para que todos nuestros amigos se sientan libres para visitarnos. Tu hospitalidad fue un gran ejemplo, cuando decidiste acoger a un grupo de refugiados que huían de la incomprensión. Gracias de todo corazón, Justin.

Donald.”

En estos términos, “quasi" literales, se expresaba ayer el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, en una carta dirigida al Primer Ministro canadiense, el liberal Justin Trudeau. Agradecía cariñosamente la llegada de Trudeau a Bruselas para firmar el acuerdo de libre comercio entre Canadá y la Unión Europea, el CETA, que durante diez días se había paralizado por el veto del gobierno regional valón. 

Uno de los principales escollos era el reconocimiento de un tribunal de arbitraje independiente de los sistemas judiciales nacionales, para dirimir los conflictos derivados de este acuerdo entre Estados y multinacionales. Tras modificarse esta cláusula en favor de la jurisdicción de cada país, el presidente del Parlamento belga anunció el voto a favor de los agricultores valones. 

En la Declaración final, se enumeran unos puntos que demuestran que el CETA no es un mero acuerdo comercial. En él se incluyen varios compromisos relativos a la seguridad y a la política exterior. El primero que se enumera es la condena de la anexión de Crimea por parte de Rusia; la condena de los ataques del Gobierno sirio y sus aliados contra su pueblo; el apoyo a la lucha contra ISIS en Irak y Libia; la condena de los recientes ataques terroristas islámicos; el apoyo a  los programas para refugiados o la reafirmación de los acuerdos de París sobre el cambio climático. Casi todos ellos, loables.

Pero también incluye contrapartidas, como la participación de Canadá en el programa de investigación Horizonte2020, el más importante en cuanto a distribución de fondos de la Unión Europea, o el programa de movilidad educativa Erasmus +, por ejemplo.

Dicho esto, hay que reconocer que Canadá es, como decía Donald Tusk, “el más europeo de los países fuera de Europea” y que su papel en el drama de los refugiados ha sido ejemplo en el mundo fletando un barco hasta sus costas. El peligro radica en que las multinacionales norteamericanas utilicen Canadá como trampolín para burlar los aranceles europeos.

Poco más ha trascendido de un acuerdo que se ha hecho público en el último mes pese a que llevaba siete años de negociaciones y cuyos documentos, dicen, eran públicos. Paul Magnette, presidente socialista de la región belga francófona de Valonia, duda de que la información haya llegado a los Parlamentos y a los gobiernos regionales en todo este tiempo, aunque haya sido entregada a los Estados. Y de ahí la lucha solitaria de esta pequeña región de poco más de tres millones de habitantes. Sus palabras fueron: “Toda resistencia empieza por algún sitio”. 

Claves para la lectura de la carta

Donde pone compromiso, acuerdo, unión: Leer CETA, acuerdo comercial.

Familia, amigos: partido, países de la Unión Europea.

Colegas del Club: colegas de la Unión Europea.

El belga: el Presidente belga.

Chrystia: Chrystia Freeland, Ministra de Comercio canadiense.

Jean-Claude: Jean-Claude Juncker, Presidente de la Comisión Europea.

Cecilia: Cecilia Malmström, Comisaria de Comercio de la Unión Europea.

Martin: Martin Schultz, Presidente del Parlamento Europeo.

Donald: Donald Tusk, Presidente del Consejo Europeo.

Justin: Justin Trudeau, Primer Ministro de Canadá.

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