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Maria Josep Escrivà y Carles Fenollosa: el estado de las letras valencianas en tiempos confusos

Una de las mejores autoras valencianas de poesía y el escritor a punto de lanzar su primera novela se dan cita entre miles de páginas previas

1/09/2018 - 

VALÈNCIA. La distancia entre una primera novela (aunque una primera novela nunca acaba de ser tanto la primera…) y unos versos encadenados en el tiempo hasta deslizarse por toda una vida, es lo que separa a una de las mejores poetas valencianas de un escritor novel. Los dos están cerca de lanzar sus próximas obras, y los dos comparten una visión sobre las letras, las valencianas, o de cualquier parte, que tiene poco de equidistancia y mucho de abordar desde las páginas lo que nos pasa.

Contando, tal vez nos cuentan. Un poco. En mitad de un jardín urbano, huyendo de la vorágine del aire acondicionado a todo trapo (aunque Escrivà venía prevenida con prensas de auxilio), comienza la última partida de este juego veraniego en el que largas trayectorias y otras más breves han unido sus perspectivas en un intento de, simplemente, hacer que de vieran las caras. 

María Josep Escrivà, 1968

Carles Fenollosa, 1989

Foto: ESTRELLA JOVER.

-Maria Josep Escrivà: Yo que soy la mayor, comienzo.

-Carles Fenollosa: La que más sabe.

-Maria Josep Escrivà: No, sólo que llevo más tiempo, comencé a escribir en 1993. Publiqué el primer libro con 24 años. Menudo atrevimiento, no veía que era muy joven como para publicar… lo pienso ahora y digo: qué poco sabía. Entonces la gente no era tan joven de lo que lo es ahora con la misma edad. En ese momento todavía se escribían cartas de papel, yo escribía por placer, porque no tenía nada que contar, pero las escribía, las enviaba. Hablaba a un amigo que estaba lejos. A partir de ahí, de entender la escritura como un placer, iba escribiendo. Descubrí los poetas españoles del 27 y me fascinaron. Me presenté con 21 años al premio Senyoriu d’Ausiàs March de Beniarjó, y todo se fue a la papelera excepto un verso. Y en el año 1992 gané. Fue trascendental porque ahí conocí a los maestros: Marc Granell, Josep Piera, Francesc Calafat, Teresa Pascual…

-Carles Fenollosa: En la escuela, con 14 o 15 años, siendo un capullo total, comencé a leer libros que, aunque no entendía apenas, me comenzaban a interesar. Y el proceso de escribir ha sido muy largo porque ha habido gente razonable que ha sabido decirme que lo que escribía era una mierda pero que me podía servir para ir avanzando, sin cortarme las alas. Siempre me interesaba la temática política, la izquierda y el valencianismo, pero sentía que había llegado tarde porque eran ensayos desconectados de la realidad que vivía, que veía. Iba a una escuela católica y concertadísima, escribía en la revista del colegio y no me dejaban escribir algunas cosas porque los padres se quejarían… pero a cambio me subían la nota. Me fui a estudiar fuera, escribí un diario, pensaba que iba a ser la bomba, pero el profesor de historia, con criterio, me dijo que eso no, pero que siguiera.

-Maria Josep Escrivà: Qué importante saber decir que no sin desanimar. Me llegan muchos escritos y qué mal se lo toma la gente cuando te piden tu opinión y no te gusta.

-Carles Fenollosa: Si he seguido escribiendo es por la gente que ha sabido entender la etapa en la que estaba, en la que necesitaba apoyo para mantener mi voluntad, pero necesitaba trabajarlo, picar piedra. Tras el dietario hice una novela, de vergüenza ajena. Josep Piera se la leyó, fue muy sensible a la hora de darme su opinión.

Foto: ESTRELLA JOVER.

-¿Cómo lucha un escritor para no quedarse aislado en sus propias páginas? 

-Maria Josep Escrivà: Se trata de hacer las cosas con convencimiento, de hacerlas bien. Pero desde el principio te posicionas porque te gusta leer, escribir, te vas acercando a la gente con quien puedes compartir complicidades. Aunque no hay que olvidar que finalmente solo se trata de que es esto lo que sabemos hacer. También me gustaba el fútbol, iba con mis amigos escuchando el Carrusel, pero esa es otra historia.

-Carles Fenollosa: Es sano para la cabeza no perder el contacto con los otros mundos en los que también está éste. Siempre tenemos el peligro de rodearnos mucho de los nuestros y luego darnos cuenta que el mundo es otro… Hago judo y en en el club hay de todo, me sirve de balance.

-Maria Josep Escrivà: Detesto la idea del escritor, de la escritora, que está aislado del mundo. Siempre he intentado explicar que una cosa es que tengamos nuestro reducto especializado, pero lo que me importa es lo que ocurre fuera. Saber darnos cuenta de que hay una mayoría a la que la poesía, el arte, le importa un bledo. Ahora, nosotros también somos esa sociedad, y un sector fundamental. Nos ha hecho mucho daño esa idea rancia de que quienes escribimos vivimos en otra dimensión.

-Al principio, Maria Josep, decías que comenzaste a escribir sin saber qué querías contar. ¿Qué queréis contar ahora? 

-Maria Josep Escrivà: Ya sí es importante tener cosas que contar. Por convencimiento me importa hablar del entorno, la reflexión sobre el propio lenguaje. Las palabras son lo que nos acercan… y nos alejan. Con una palabra puedes armar una crisis de estado. Puedes decir gomàtic y en unas comarcas significa la parte interior de un neumático, y si eso lo dices en la Ribera, junto al Xúquer, significa la vida de la gente al lado del río. Me fascina.

-Carles Fenollosa: Al principio me importaban menos los temas, más cómo lo escribía. Creo que siempre le doy vueltas a la relación del individuo en el mundo, el individuo en el colectivo. En el sentido antiguo de maravillarse, de quedarse flipado. Como pijo de capital convertido a la literatura a la que han renunciado los pijos de la capital, tengo un conflicto que he de resolver. Sobre eso había de escribir. Muchas veces los valencianos creemos que nuestros problemas son únicos, tenemos una visión muy acomplejada de lo que nos ocurre, y resulta que escribir sobre lo que ocurre cerca de nosotros es universal. Sándor Márai escribiendo sobre Hungria, Buda y Pest, ¿es localismo?

-Maria Josep Escrivà: A veces veo que nos gusta flagelarnos, martirizarnos, o que es una manera de menosprecio. He estudiado la obra de Josep Piera. Su entorno es reducido, la Drova, y lo ha convertido en lugar literario y es tan universal como pueda ser Atenas, París… Pero se ha de tratar con su rigor, sin haber de justificar nada.

-Carles Fenollosa: Es que lo que te hace ser provinciano no es el lugar, es la voluntad. Y es verdad que ha habido mucha producción con esa voluntad provinciana.

-Maria Josep Escrivà: Es terrible para nuestra literatura. Estamos siempre comparándonos. Hay una lengua y una cultura hermanas, próximasz ¡Que aquí se ha hecho literatura, como Ausiàs March, de trascendencia europea! Pero al final ha habido una lengua de poder y una lengua de sumisión, y así ha sido durante siglos. Estamos en otro momento y deberíamos saber que hay personas que escriben en valenciano con el mismo nivel de exigencia, de calidad.

-Carles Fenollosa: Creo que son mecanismos mentales. A nivel literario, para un trozo de tierra de cinco millones, ya querrían muchas culturas en Europa tener lo que tenemos. Cuando se habla de déficit hay más déficit de lectores que de escritores. Porque hay una historia que nos marca: no se han creado lectores de prosa en cinco siglos, comenzamos de cero.

Foto: ESTRELLA JOVER.

-¿Y cuál es el estado de ese punto de partida?

-Maria Josep Escrivà: De contradicción. Nunca hemos estado tan preparados. Mis generaciones anteriores no habían tenido formación académica en valenciano, en ningún campo. Los que han nacido en la generación de Carles han podido vivir con normalidad la enseñanza en valenciano. ¿Pero qué nos pasa? Que ni en valenciano ni en castellano hay acercamiento. Los alicientes van por otro lado.

-Carles Fenollosa: El momento de la literatura occidental es convencional, ha pasado el tiempo de las revoluciones y obviamente tiene más competencia tanto en ocio como en el conocimiento. Pero es cierto que yo cuando era adolescente también estaba todo el tiempo en el Messenger y al final acababa leyendo. Pensamos siempre en prosa y siempre acaba estando ahí, pero los escritores tampoco nos debemos preocupar por ello, ya tenemos bastante con preocuparnos por lo que escribimos.

-Maria Josep Escrivà: Habrá un público que diga basta, basta de tanta pildorita, de tanto contenido efímero, reposemos un poco, leamos con más detenimiento, tomemos la capacidad de reflexionar sobre lo que estamos leyendo.

-Carles Fenollosa: Ése es el contexto en el que también se mueve la literatura valenciana, pero te pones a leer libros valencianos desde los 60 y 70 y son homologables con algunas de las mejores cosas en Europa, pero todavía es una literatura reducida, que no ha llegado a ambientes urbanos.

-Maria Josep Escrivà: En las grandes ciudades valencianas sigue siendo un problema, pero claro, hasta 2017 no ha habido un fomento de un plan lector serio para quienes escribe en valenciano. Porque claro, entra en la librería de una ciudad grande y a ver qué espacio tienen para los libros en valenciano.

-Carles Fenollosa: Vas a las grandes librerías y encima tratan a la literatura valenciana como si fuera un género. Se ha asumido, pero debemos mirar si las producciones culturales ayudan a romper esa visión o por contra están contentas, cómodas, con decir ‘ay qué mal, no nos hacen caso’, pero que ya están bien con eso, sin romperse la cara por ganar sectores urbanos, que es donde tenemos el problema. Mucha gente ha vivido muy relajada. La gente de la calle no puede estar pensando en ‘voy a hablar o leer valenciano porque va a desaparecer’, no, necesitan normalidad. Los que debemos luchar por la supervivencia tenemos que imaginar otros mecanismos para que sea una lengua de uso normal. Desde los años 70 una novela normal en valenciano era con una cierta temática, con un cierto premio, editado por cierta editorial y aplaudido por cierto sector. Y a partir de ahí una sociedad que no se enteraba.

Foto: ESTRELLA JOVER.

-¿De qué tratan las nuevas obras que lanzáis en pocos meses?

-Maria Josep Escrivà: En abril gané el premio Carmesina de la Safor. Se supone que es de literatura infantil, pero… me gusta pensar que es para lectores sin edad. Se llama Tenda d’animals (Tàndem Edicions), aparecerá en octubre, una visión muy crítica de la jerarquización entre animales y humanos, nuestro capricho de tener animales. Un niño enamorado de los animales que se cree que todos los que quiere tener los puede tener.

-Carles Fenollosa: Narcís o l’onanisme (Drassana) es sobre un personaje entre el idealismo y la realidad, que vive en València, flipado por lo que le rodea. Hay un sentido del individuo en relación con el mundo. Quizá alguien se enfada… pero no pasa nada.

-Un consejo para quien quiere desdicarse a escribir. 

-Maria Josep Escrivà: Tener ambición. Cada uno en aquello que hace debe querer hacerlo un poco mejor que lo anterior, porque después viene el peligro del panxacontentisme, de decir en mi barrio, en mi pueblo, soy el mejor.

-Carles Fenollosa: Estar rodeado de gente que te quiera arriba pero sepa mantenerte en tierra. Alejarse de quien se cree que los escritores están tocados por las musas.

-Maria Josep Escrivà: Siempre has de escribir pensando que haces algo extraordinario, pero pisando el suelo.

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