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CRÓNICA DE LA ACTUACIÓN

María Rubio inicia la actuación de miembros de la Orquesta de Valencia como solistas en el Palau

La programación de la temporada se amplía con Iberia, de Álbeniz, y comienza con un ciclo de órgano que tendrá lugar los sábados por la mañana

18/01/2016 - 

VALENCIA. La actuación como solista, junto a Bruno Schneider, de María Rubio –uno de los nombres más destacados de la Orquesta de Valencia- otorgó un interés añadido a la sesión de este viernes. Rubio ganó en el 2000 una plaza de trompa en la Orquesta del Teatro Real, pero decidió en 2001, cuando también la obtuvo en Valencia, dejar aquella para venir hacia su tierra (la trompista es natural de Alboraya). Su carrera ha pintado bien desde un principio, con las máximas calificaciones en el Conservatorio y la obtención de una beca para hacer el posgrado en Friburgo. Fue allí precisamente donde tuvo como profesor al suizo Bruno Schneider, su pareja en el espléndido Concierto para dos trompas y orquesta (atribuido a Haydn) que se escuchó el día 15 en el Palau.

María Rubio también suena, en los dos últimos años, como posible candidata a ocupar una vacante de trompa en la Filarmónica de Berlín. A instancias de Guy Braunstein, antiguo concertino de esta formación, que visita con frecuencia el auditorio de la alameda, Rubio se presentó a las pruebas de selección para dicha plaza. Como es lógico en una orquesta de ese calibre, la superación de tales pruebas no implica el ganarla, sino el comienzo de actuaciones ocasionales con la agrupación para evaluar sobre el terreno las capacidades del candidato. Y, también, para calibrar el empaste de su sonoridad con la del resto de la sección. Todo este proceso dura mientras la plaza siga vacante. La trompista valenciana quedó admitida en las pruebas de 2013, y desde entonces ha actuado varias veces con los berlineses. Por eso no es raro toparse en internet con algún vídeo de la formación alemana donde aparece María Rubio, que ha obtenido allí buenas críticas en la prensa y una amplia aceptación en diversos foros de la red.

Dirigía la sesión Thomas Dausgaard, que enmarcó la partitura de Chabrier y la atribuida a Haydn con La bella Melusina  de Mendelssohn y la Primera sinfonía de Elgar. En esta fue el Adagio el movimiento más conseguido, tanto por la concepción de la batuta como por las prestaciones de cuerdas y maderas. En el resto hubo cierta sequedad y exageración de los contrastes por parte del director danés. 

Bruno Schneider tocó la parte solista del Larghetto para trompa y orquesta de Chabrier, obra que fue primera audición para la Orquesta de Valencia y que, quizás por ello, no llegó a complementar la labor del solista con todo el calor necesario. Schneider tuvo una buena ocasión para lucir el fraseo de amplio aliento y cuidadosas dinámicas que exige la larga y melancólica peroración de su instrumento. A continuación, ya con María Rubio, se abordó el Concierto para dos trompas atribuido con frecuencia a Haydn, pero que posiblemente sea de Antonio Rosetti (1750-1792), compositor italiano que tiene en su haber otros siete conciertos para dos trompas de estilo bastante similar. La partitura presenta numerosas dificultades tanto para la primera como para la segunda trompa, a las que se pide velocidad, buena técnica de expresión, gracia en los cambios rítmicos, dominio de la dinámica, capacidad para “conversar” entre sí y limpieza en las abundantes modulaciones. La orquesta, por su parte, debe hacer gala de transparencia y viveza sin fisuras, y fue en esta obra donde gustó más, a pesar de que también era la primera vez que la tocaban. Los solistas la solventaron asimismo con éxito, y, si alguna nota sonó emborronada, no pareció salir de la trompa de María Rubio.

Orquesta de Valencia

Rubio ha sido, en esta temporada, el primer miembro de la Orquesta de Valencia como solista en obras concertantes. El 21 de enero los protagonistas serán Enrique Palomares e Iván Balaguer en el Doble concierto de Brahms para violín y violonchelo. Roberto Turlo (oboe) tendrá a su cargo la sesión del 1 de abril, y Mariano García (violonchelo) tocará el 13 de mayo la Sinfonía concertante para violonchelo y orquesta de Prokófiev.

En otro orden de cosas, la programación del Palau que se anunció en septiembre, se ha visto ampliada con la interpretación íntegra, el domingo 17, de Iberia (Albéniz), a cargo de Gustavo Díaz-Jerez, en la Sala Rodrigo. También se inicia un ciclo de conciertos de órgano los sábados por la mañana, que comenzará el día 23, a las 11,30, con Daniel Oyarzábal. Este primer programa incluye obras de Bach, Scarlatti, Larrañaga, Mendelssohn, Guilmant, Saint-Saëns, Guridi y Vierne.  

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