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CRÍTICA DE CINE

'No respires', un thriller terrorífico (si los trailers lo permiten)

Producida por Sam Raimi, la segunda película del uruguayo Fede Álvarez es una grata sorpresa para la cartelera

3/09/2016 - 

VALENCIA. El cine de terror tiene una singularidad genial: provocar un debate -interno o abierto- sobre por qué esta vez sí han funcionado todos esos efectos. Los mismos de siempre. Clichés, sí, que uno no entiende por qué vuelven a sorprender . Los silencios, la oscuridad, la música, los golpes -siempre golpes- inesperados, las sombras móviles, las luces súbitas, los planos de fondo, los pasos de puerta, pasillos... la respiración contenida. Por qué esta vez sí. Qué ha sucedido para que, después de una pila de intentonas cada año, con acierto o no en las interpretaciones y en los efectos en su justa medida, esta vez nos hayan hundido en la butaca del cine. Por qué esta vez sí. 

A menudo tiene mucho que ver con la dirección, pero, como en el caso de No respires, tiene mucho que ver con la solidez de su texto; con la solidez de su historia.

La formulación adecuada

En 1949 el humanista Joseph Campbell publicó un libro de sobra conocido por cualquier fabricante de best-sellers fantásticos: El héroe de las mil carasEste biólogo y matemático renegó de su formación en ciencias exactas-quizá gracias a esa necesidad de encontrar certezas- para reducir cualquier historia fantástica, cualquier leyenda épica y, por supuesto, cualquier película del género, a una fórmula exacta. Mitos, pasajes religiosos, leyendas de tradición oral y cualquier formulación narrativa se conectan mágicamente y son reducidas por Campbell en estos 12 pasos.

Otro Campbell, 30 años más tarde, puso rostro a otra formulación casi exacta. En este caso, para el cine de terror que, con permiso del canon carpenteriano, no ha dejado de imitarse hasta nuestros días. Bruce era sólo un buen amigo en la Universidad de Michigan de Sam Raimi, el director de The Evil Dead que con un tercer colega (Robert Tapert) dotó a la cámara de personalidad propia y elevó el listón del gore para las salas de cine comerciales. Raimi y Tapert, las mismas "mentes retorcidas" -dicen sus promociones- que parieron la influyente saga de terror conocida en España como Posesión infernal (1981), acaban de estrenar como productores uno de los thrillers de la temporada: No respires.

Este es el segundo largometraje del uruguayo Fede Álvarez, un realizador que logró llamar la atención de la productora de Raimi y Tapert (Ghost House Pictures) con su genial cortometraje ¡Ataque de pánico!. En 2009 fue colgado en su canal de YouTube, la misma sala de visionado desde la que sus afamados productores decidieron que era el cineasta adecuado para rehacer el remake de Posesión infernal (2013) y sacar adelante su primer film de sello.


El control del éxito

No respires fue lanzado como uno de los habituales estrenos del cine de terror que Estados Unidos suele acumular a lo largo del verano. Compitiendo incluso con la fallida superproducción Escuadrón suicida, la película ha llegado a España este viernes 2 de septiembre. El éxito de la misma viene precedido por un tsunami de críticas positivas y la tranquilidad inversora de Raimi y Tapert de haber recuperado los apenas 9 millones de dólares invertidos en el primer fin de semana estadounidense (26 millones de recaudación). 

Esos 9 millones han sido cacareados desde su brazo internacional de promoción. De hecho, admiten, son 9 millones de producción. Será curioso -y la transparencia estadounidense ayudará al asunto- ver cuál está siendo la inversión en marketing. En España, de la mano de Sony Pictures, no se ha escatimado ni un milímetro en recordar que son Raimi y Tapert los todopoderosos señores del terror tras una película que -al contrario de lo que nos sucedería con la filmografía reciente de Woody Allen- es sensacional tal y como ha sido concebida. De hecho, consejos a parte, Álvarez y su guionista habitual Rodo Sayagues han escrito una historia llena de control.


Ese control pasa por haber reducido todas las posibilidades -sí, de nuevo, cliché- a una casa y una mano de personajes. Una casa abandonada. Una casa donde vive un ciego que, tras la muerte en accidente de su hija por la que cobró una gran indemnización, ha decidido recluirse. Y esa casa y ese ciego están en mitad de una urbanización semi abandonada, casi un vertedero de adosados, en uno de los subingredientes que ahondan en la particularidad del film: sucede en Detroit. A partir de este punto de partida, del de la casa, Álvarez y Sayagues empiezan a desplegar una inteligencia excepcional para destrozar los roles. Es aquí donde se sitúa el germen que va a separar a este film de terror de otro más.

Las tres virtudes de un thriller enmascarado

El principal conflicto interno para el espectador, que puede abundar hasta donde quiera en la película, es una desubicación constante de los buenos y los malos en el film. Son tres adolescentes los que tratan de dar el golpe de su vida para evitar la retahíla de pequeños hurtos con los que tratan de sobrevivir. Del otro lado, como punto de partida, a quien se roba es a un ciego. Un ciego ex veterano de la Guerra del Golfo, una 'casta' -la de los veteranos- casi intocable en Estados Unidos. Y bien, ¿quién podría robarle a un ciego que vive solo y es viejo?

La segunda de las virtudes es la de haber atado cada proceso de los giros que da la película, todas sus posibilidades y hacerlo sin texto. El silencio se convierte en un agente doble para la película que, como toque para lecturas más psicológicas, utiliza su título en dos direcciones: apelando a sus personajes, pero también apelando al espectador. La oscuridad ayuda, aunque Hollywood ha reservado ciertos lumens para lograr el equilibrio adecuado. Con todo, la trama se reserva incontables giros de tuerca que sólo consiguen elevar la complejidad textual del film. Una serie de sorpresas si, finalmente, el espectador logra llegar hasta la sala de cine sin ver ningún trailer. El caso de No respires y sus trailers -en España incluyendo hasta dos escenas que no están en 'nuestra' versión- es casi de estudio si de lo que se trata es de desmontar todo lo que aporta este thriller.

El tercero de los grandes logros de la película, el definitivo quizá, es precisamente ese: haber logrado enmascarar el verdadero género de la película. Con clichés estéticos, con el aparataje promocional capaz de convencer de que nos estamos enfrentando a una película de terror, en realidad No respires es un thriller. Uno de los mejores de la temporada, desarrollado como una evolución de suspense en la que el espectador trata de resolver una situación crítica, pero con el texto de la película embrozando la situación y convirtiendo en imposible una salida para los protagonistas del film. Unos actores, por cierto, sin fisuras de credibilidad en el film, entre los que destaca un sobrio Stephen Lang y una resuelta Jane Levy.

El arte de Roque Baños

Mención aparte merece el trabajo del músico Roque Baños. Uno de los mayores talentos españoles con incursiones en Hollywood es el murciano, que ya trabajó para Álvarez y Ghost House en el remake de Posesión infernal, pero que ha logrado una banda sonora original excelsa. El trabajo experimental sobre elementos metálicos, el trabajo de silencios y ambientes a baja intensidad unido a la introspección en los sonidos de la casa, de elementos sólidos y que no precisamente tienen como origen un instrumento musical, son aportaciones claves a la esencia de tensión, al desarrollo del thriller y a su empaste (aquí el álbum completo en Spotify). Una unión que ayuda a no apartar la atención de la película ni un minuto. 


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