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EL CABECICUBO

Nos faltaba un Gran Hermano en una guardería y en Gran Bretaña lo han hecho

Channel 4 estrena un docu-reality sobre los conflictos entre los niños de 4 y 6 años de una guardería. Con mucha parafernalia pseudocientífica nos dan más de lo mismo

12/12/2015 - 

VALENCIA. En esta columna siempre hemos dicho que los programas de explotación infantil son tan lamentables como hipócrita resulta criticarlos si al mismo tiempo te deleitas con la obra de artistas como Michael Jackson, los Bee Gees o los Everly Brothers, quienes empezaron su carrera prácticamente al día siguiente de destetarlos. Es algo que sigue ocurriendo hoy día, con Miley Cyrus y sus ingles desnudas, por ejemplo. Ella también empezó su carrera a la edad de estar recibiendo una educación en lugar de trabajar. Pero qué le vamos a hacer. A la gente le gustan los espectáculos con niños, a los niños también y a los padres, la posibilidad de que sus hijos puedan iniciar una carrera millonaria, pues graciosamente les chifla a los muy torturadores. Sería de necios ignorar que en el mundo del balompié ocurre tres cuartas partes de lo mismo. Así que gritemos todos juntos: ¡A la mierda la protección de la infancia!

En este plan andan en Channel 4, una cadena obligada a dar un servicio público en Gran Bretaña, que ha rizado el rizo, traspasado las líneas rojas o llámelo usted como quiera. En La vida secreta de los niños de cuatro años, estrenado la semana pasada por Canal + y que contará con dos entregas más cada domingo, han colocado cámaras en una guardería como si fuese la casa de Gran Hermano para seguir la vida de los niños.

La coartada es explicar el comportamiento de los pequeños desde un punto de vista científico. Por eso tenemos a un grupo de profesores de universidad especializados en comportamiento infantil que van comentando las jugadas y un narrador que explica qué está pasando en cada momento. Afortunadamente, el engendro no es en directo. 

La propuesta es que una serie de niños que se conocen por primera vez interactúen. Tenemos a uno, Chaim, muy grande, malcriado, al que no prestan atención en casa, lo reconocen sus propios padres, acostumbrado a pegarse con sus hermanas mayores que él y que va por el jardín de infancia pisando fuerte. 

Luego, entre otros, está Christian, un chico muy ordenado y obediente. También Skyla, cuyos padres trabajan en el mundo del espectáculo y no le gusta relacionarse con niños de su edad, tiende a hacerlo siempre con los adultos para conseguir lo que ella quiere y que le presten atención. Jessica, una niña muy amorosa que da abrazos a todo el mundo y le afecta mucho si se portan mal con ella. Y Cuba, muy simpático y jovial, pero que se aburre mucho si no lo mantienen ocupado. En fin, niños de parvulario. 

¿Y qué hacen?

Los primeros minutos no sirven para descubrir la pólvora precisamente. Se nos presenta, como si se tratase de un experimento con criaturas marinas, las costumbres de los chavales. A los niños les da, asómbrese, por robarse los juguetes unos a otros. Acapararlos, querer ser los protagonistas ante los adultos y amarrar a los que tienen al lado mediante pactos de "tú eres mi mejor amigo". Ya ven ¿Quién iba a pensar eso de un grupo de niños?

También nos sorprenden con el descubrimiento de que hay niños más dominantes que otros. En uno de las pequeñas tramas que surgen de su convivencia, vemos cómo hay dos niñas dominantes que pujan por la atención de una tercera más bien sumisa. Al final esta decide asociarse a una y la otra, la aludida Skyla, se dedica a dar patadas a todos sus juguetes y chafarles el día. Momento que una aprovecha cual Cristiano Ronaldo para exagerar el daño que le han hecho unas gotas de agua que le caen en la cara mientras la otra le da patadas a un cubo. Todo inimaginable. 

La única parte realmente curiosa es cuando dividen a los críos en dos equipos. En uno ponen a los dominantes y en otro a los sumisos. Les encomiendan una misión y, curiosamente, los sumisos van alcanzando las metas con paciencia mientras los dominantes se pelean entre ellos. Se pueden hacer muchas analogías políticas con esta lección. 

A pesar de perder, uno de los críos del equipo de los líderes natos se empeñó en terminar la actividad ya fuera del juego. Por lo visto le inquietaba dejarla a medias. Este chaval se caracterizaba por seguir las normas al pie de la letra, mientras que otros eran más de romperlas y de liarla. Su liderazgo sobre los demás era muy sutil. Todos los niños le rodeaban admirando las cosas que hacían y se relacionaban con él trayéndole las cosas que les pedía, etc. En un momento dado, este chico tan interesante dijo "dos chicos no pueden ser novios" muy asombrado en un momento de emparejamientos. Para una reacción realmente interesante y que merecería la pena estudiar, los científicos no reparan en ella. 

La serie fue filmada en una guardería del sur de Londres durante las vacaciones, pero harán un especial de Navidad con los niños que han cobrado relevancia en estos capítulos. Tendrán que representar una obra. No es tan fácil encontrar críticas en contra aunque anunciaron que era una apuesta polémica. En The Times una critica de televisión decía en su columna que era intrusivo y daba emociones baratas a los espectadores. 

¿Intrusivo? Analizar cuándo a un niño de 5 años se le escapa un beso furtivo o sus discusiones y sus lloros con otros niños, todo delante de dos millones y medio de espectadores que ha tenido de audiencia el programa, debería estar penado por la ley. De nuevo se vende en cofre pseudocientífico un producto que no busca más que el morbo de exhibir el comportamiento de unos personajes que carecen de capacidad del disimulo. Esta vez no es porque den vergüenza ajena como en Gran Hermano o porque estén borrachos como en el bunker del Führer horas antes de que se suicidara como en Acapulco Shore, sino porque son, por los clavos de Cristo, ¡niños de cuatro años!

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