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opinión

Quedarse o salir de los mercados, esa es la cuestión

El responsable de Relaciones con Inversores en España de la gestora francesa recuerda que la tendencia natural de la bolsa es subir

31/05/2018 - 

MADRID. Con el verano a la vuelta de la esquina son muchos los inversores que están tentados de vender sus participaciones en bolsa (acciones y fondos de inversión) para pasar el periodo estival tranquilos. Así lo reza un mantra que se repite cada año: ‘Sell in may and go away’ o ‘venda en mayo y váyase’. Esta teoría se basa en que los periodos entre noviembre y abril suelen tener más mercados alcistas que entre los meses de mayo y octubre. 

La realidad es que no hay una clara evidencia empírica de que este fenómeno se cumpla a rajatabla, en todos los mercados y todos los años. Si no es así, cualquier intento por ponerlo en práctica será el equivalente a hacer ‘market timing’, es decir, a predecir el comportamiento a corto plazo del mercado. Y de lo que sí hay evidencia empírica es de que hacer precisamente eso solo trae errores de inversión, al perdernos subidas significativas de mercado. Según JP Morgan, el coste de perderse los 10 mejores días del S&P 500 entre 1995 y 2914 reduciría nuestra rentabilidad de un 9,85% hasta un 6,1%. ¿Y si nos perdemos los 20 peores? La rentabilidad cae a un pírrico 3,26%. La moraleja es clara: intentar predecir al mercado puede salir muy caro.

Como muchos otros inversores con una vocación de inversión a largo plazo, en Amiral Gestion no vendemos una o buena parte de nuestras inversiones tratando de anticipar periodos menos rentables. Cuando invertimos en una compañía lo hacemos como lo haría un empresario que toma una participación en un negocio. No tenemos intención de irnos a la primera de cambio, salvo si se produce un empeoramiento relevante de las perspectivas a largo plazo de nuestra tesis de inversión. Los eventos a corto plazo, como citas electorales, decisiones de bancos centrales, datos empresariales y otros similares, generan volatilidad a corto plazo (ruido). Para el inversor disciplinado, esto es una oportunidad. El impacto que dichos eventos tiene a largo plazo en la capacidad de generación de beneficios de las compañías es mucho menos volátil de lo que parece.

Siempre podemos encontrar datos para el optimismo y el pesimismo. En la actualidad, por ejemplo, preocupa el grado de endeudamiento global, tanto del sector público como del privado. También lo hace la normalización de tipos de interés y el impacto que eso tendrá en los mercados financieros. La ralentización del crecimiento económico en China siempre surge en las quinielas. Pero también es cierto que los beneficios empresariales siguen subiendo, el crecimiento global es superior al 3% y no hay regiones muy alejadas de eso. A largo plazo, merece la pena ser optimista por una sencilla razón que la mayoría de inversores olvida: la tendencia natural de la bolsa es subir. Así que olvide mantras absurdos y confíe en el largo plazo.

Pablo Martínez es responsable del departamento de Relación con Inversores de Amiral Gestion

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