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 en Luis Adelantado

Rubén Guerrero despliega un ensayo sobre las reverberaciones culturales de los espacios

18/09/2023 - 

VALÈNCIA. En la exposición Trompe l’esprit. Algunos tipos de espacios, el artista Rubén Guerrero (Utrera, Sevilla, 1976) explora las lógicas espaciales que amparan la experiencia en la contemporaneidad, así como sus fundamentos históricos y sus reverberaciones culturales. Las pinturas que colgarán de los muros de la Galería Luis Adelantado a partir del viernes 22 de septiembre despliegan un catálogo de artefactos cuasi planos que funcionan como lugares de volcado y acumulación de información. Guerrero prosigue en Trompe l’esprit con su particular taxonomía de espacios singulares del capitalismo tardío. A inexpresivos cercados, puertas, vallas, biombos y marcos explorados en anteriores iteraciones, se unen ahora construcciones destinadas a la circulación, ya sea de información, de cuerpos o de materia. En el espacio de la galería, el visitante encontrará arquitecturas reconocibles que lo reciben y expulsan a la vez. Construcciones parecidas a escaleras se transforman de repente en estanterías tangentes. La barandilla de un púlpito se erige como un cercado de redondos de acero. Una madriguera se fortifica para convertirse en una empalizada. Un indicador multidireccional deviene el hiperbólico vallado que nos impide cruzar un paso a nivel en nuestro avance hacia el horizonte.

Estos espacios limitan cualquier expansión del campo visual del espectador, a quienes Guerrero castiga como niños contra una pared, limitando su acceso al mundo prometido por la “pintura como ventana”. Sus obras evitan representar los pliegues de lo privado, de sus experiencias o su psicología; algo que empujaría el tiempo de la pintura a mucho antes de su observación. De hecho, Guerrero quiere que el tiempo pictórico se active, como el temporizador de un explosivo, durante el encuentro del espectador con los lienzos. Que sea el propio espectador quien, a través del recuerdo, el deseo o la imaginación, sin necesidad de recurrir a asociaciones que lo sitúen fuera del lienzo, construya de cero el escenario que tiene delante. No importa lo que fuera: importa lo que será. Por esa razón, Guerrero ofrece motivos ambivalentes que rehúyen a lecturas concluyentes, creando una suerte de infraestructura que permite la circulación de información; un soporte donde cada cual configure su propio discurso. Evacuadas de toda espacialidad, reducidas a las situaciones que los materiales pictóricos conforman sobre el lienzo, las imágenes de Guerrero nos ofrecen una experiencia estética sin posibilidad de fuga. Un gesto disfrazado de autocomplacencia disciplinaria que esconde el objetivo de arrancar el arte de las prescriptivas redes de lenguaje y subjetividad que resultan del sobreuso capitalista de la imagen.

La pintura de Guerrero remite a axiomas planteados por la historia del arte moderno para responder a la masiva circulación contemporánea de imágenes y a la devaluación inherente de su significado. Su práctica bascula entre
las genéricas bandas de Daniel Buren y las mudas dianas de Jasper Johns.

El cuerpo del visitante confronta en los lienzos de Guerrero espacios sin reducciones o ampliaciones. Con una altura aproximada de tres metros,
–una de las dimensiones que históricamente ha modulado y regulado los interiores arquitectónicos que cobijan el cuerpo occidental–, las pinturas que el artista presenta en Luis Adelantando prescinden de las operaciones de redimensionado propias de la representación, en las que se encajan espacios exteriores al lienzo en los confines de su bastidor o se esquematizan de manera abstracta. En las pinturas de Guerrero, la arquitectura a escala 1:1 del lienzo no representa un espacio: lo construye. El visitante se proyecta en los espacios tan gruesos como sarcófagos que el lienzo construye: este deviene el cuerpo a punto de subir al podio de S/T (Primero y segundo); de proyectar su voz desde el púlpito de S/T (Antepecho); de sucumbir al hipnótico centro gravitatorio de S/T (Punto cero); de intentar circular por las escaleras tangentes de S/T (En ocho escalones); de invernar dentro de la imposible maraña de bastones, que acogen y expulsan a la vez, en S/T (Madriguera).

Esta coincidencia entre las lógicas que el lienzo contiene y las de los espacios que lo exceden, dinamita cualquier distinción en cuestiones formales como el cambio de plano, la centralidad, las transiciones o la delimitación del campo visual, que operan bajo los mismos parámetros dentro y fuera de la pintura. Lo mismo ocurre a nivel material. "En Guerrero no existe diferencia alguna entre los desconchones, erosiones, garabatos, despostillamientos o repintados que tienen lugar en el lienzo y los procesos fisicoquímicos que la materia experimenta fuera de este. ¿O acaso no identificamos el descascarillado de un podio por la ausencia de pintura en su superficie tal y como ocurre en S/T (Primero y segundo)? ¿No notamos su progresiva oxidación por la aparición de manchas anaranjadas sobre su superficie uniformemente lacada? ¿Cuál es la diferencia entre un pentimento y las marcas de pintura a anteriores distribuciones en la pared donde ahora se sujetan las escaleras de S/T (En ocho escalones)? ¿No coincide el centro que articulan los brazos de S/T (Punto cero) con el centro verdadero del lienzo?", desarrolla la galería.

Al arrancar al espectador de su mundo privado, al confrontarlo visceralmente con los espacios mudos de acumulación de información que lo rodean, al presionarle para recomponer los datos en un discurso coherente, la pintura de Guerrero exacerba las lógicas del paisaje que rigen el capitalismo tardío. En conclusión, En Trompe l’esprit, Guerrero expone al público aquellos espacios que buscan contener nuestras experiencias como meros datos a la vez que reniegan de nuestra presencia como sujetos.

Rubén Guerrero

La práctica artística de Rubén Guerrero (Sevilla, 1976) constituye una investigación sobre los fundamentos de la propia pintura, en la que indaga sobre motivos que van repitiéndose a lo largo de su trayectoria como la bidimensionalidad, la superficie y los extremos del cuadro. Por este motivo, sus pinturas son difíciles de categorizar, evocan estructuras fragmentadas cuya composición artificiosa explora los límites del medio, convirtiendo a la pintura en una disciplina radicalmente contemporánea.

Su obra ha sido reconocida a nivel nacional e internacional y forma parte de colecciones como la Related Group Collection (Miami), Sammlung Friedrichs (Bonn), Centro de arte contemporáneo Domus Artium (DA2, Salamanca), la Colección DKV (Valencia), Fundación La Caixa (Barcelona) y Fundació Per Amor a l’Art (Valencia), entre otras.

Recientemente fue protagonista de una exposicion indivual retrospectiva en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo de Sevilla. Su obra ha sido expuesta también en sitios tales como; el Centro Párraga (Murcia), CAC (Málaga), Matadero (Madrid), Artium (Álava) y en el Museo Villa Croce de Génova (Roma) por mencionar solo algunos de los más representativos.

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