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ACTÚA, JUNTO A CARMEN MACHI Y MACARENA GARCIA, EN BENICÀSSIM

Santi Marín: "Me gustan los personajes que no son planos y navegan en los grises"

24/02/2024 - 

CASTELLÓ. Santi Marín hace tándem con dos grandes de la interpretación en la obra que se representa este domingo en el Teatre Municipal de Benicàssim. El actor "huira" junto a Carmen Machi y Macarena García en la inquietante historia de Nuestros actos ocultos. Tras la llamada de Elena, responsable de un trágico accidente, Azucena y Patri emprenderán un viaje en coche junto a la joven, que les llevará a hacer cosas inesperadas. Pero, sin esperarlo, se darán cuenta también de lo mucho que necesitaban ese encuentro.

La obra llega a la provincia después de estrenarse en Madrid el pasado mes de enero, siendo así Benicàssim de las primeras ciudades del estado en representarse. Con todo, Marín atiende las preguntas de Castellón Plaza para profundizar en la obra y, también, en su recorrido como actor. 

-¿Has sentido también, en algún momento de tu vida, la necesidad de huir?
-Sí, siempre hay momentos donde uno se encuentra con sus propios fantasmas y debe escapar. A lo largo de mi vida me ha pasado y me seguirá pasando que aparezcan fantasmas, pero lo más importante es ponerles nombre. Las huidas en la vida, desgraciadamente, se dan.

-No se cuenta mucho sobre tu personaje en la sinopsis de la obra, ¿quién es Patri?
-No nos gusta hablar mucho de lo que pasa en la obra, porque es importante para la función que el espectador aparezca algo perdido. Lo que te puedo decir es que Carmen hace como de madre de los dos protagonistas. Aunque mi personaje no es su hijo biológico, me quiere como tal y yo a ella. 

-La acción se desarrolla entre flashbacks que ayudan al público a ubicar mejor la trama. Pero, ¿cómo lo afrontáis vosotros? ¿Supone un reto en teatro contar la historia de forma lineal?
-Es muy complicado, porque el viaje emocional de los personajes es más interrumpido. Cada escena requiere ciertas temperaturas y a veces son opuestas. No es lo mismo situarse seis meses atrás que en hace dos años o en el día de hoy. Salir y entrar de eso supone un ejercicio actoral complicado. Despista mucho, porque hay veinte escenas en total. Pero bueno, con el paso del tiempo, lo disfrutas mucho. Está bien arrancar en escenas ya avanzadas.

-No es la primera vez que coincides con Carmen Machi en un escenario, con este ya van tres trabajos juntos. ¿Cuál dirías que es la mayor enseñanza que te ha dado?
-Carmen es una maravilla. Siempre se habla bien de los compañeros, pero lo de Carmen es de otra liga, es una de las actrices con más talento que conozco y la más humilde compañera. Siempre mira a favor de los demás y genera un ambiente de trabajo increíble. Es muy divertida. Tenemos un humor muy parecido. Y hemos creado un vínculo casi familiar. Siempre le digo que es casi como mi tía. 

 

-¿Coincidir tantas veces con un actor o actriz en el rodaje ayuda o cuesta, al principio, imaginárselo en ese nuevo papel?
-Las tres veces que he trabajado con Carmen eran personajes completamente diferentes y ha sido muy fácil, porque da mucho de sí misma. Cuando un actor te da mucho al final no importa nada más. Gran parte de lo que hacemos en esta profesión depende del trabajo con el otro. En nuestro caso, tenemos mucha química. Siempre estaría trabajando con ella.

-¿Qué tipo de personajes disfrutas más haciendo?
-Me gustan los personajes que no son planos, que de repente presentan contradicciones. Los que tienen aristas y navegan en los grises. Los personajes que se complican son, lógicamente, más complejos de hacer, pero a la vez se convierten en un descubrimiento continuo. Todavía estoy descubriendo muchas cosas de este personaje y ya llevamos muchas funciones. Y nos pasa a los tres. Cada vez que salimos a tomar algo o a cenar lo hablamos, que aparecen de repente elementos que no esperábamos.

-¿Y cómo espectador, qué tipo de teatro disfrutas más?
-La verdad que veo mucho tipo de teatro, pero lo único que necesito es que me traspase. Y da igual que sea en la Zaranda o en una sala donde solo caben veinte personas. Me gustan las obras que interpelan y transforman, que te permitan salir con una mirada diferente a la que entraste. Creo mucho en la transformación del teatro, como es capaz de cambiarte la percepción de algo.

-Has hecho carrera, además, en Argentina. ¿Dirías que fue un antes y un después en tu relación con la profesión?
-Sí, por supuesto. Hay un cambio en cómo entendía la interpretación antes y cómo lo hago ahora. Participar en Próximo o ver La omisión de la familia Coleman  fue un antes y un después. Venía de hacer trabajos muy plásticos y de repente observé la interpretación de otra manera. Algo diferente se abrió en mi yo actor.

-Alternas el teatro y la televisión, con las clases en Timbre4, la escuela argentina de interpretación de Claudio Tolcachir que ahora también está en Madrid. ¿De qué manera te nutre la enseñanza?
-He encontrado otra forma de desarrollar mi parte creativa. Disfruto mucho intentando contagiar la fantasía que es el teatro y aprendo mucho de los alumnos. No me lo tomo tanto como una clase, sino como un espacio donde se comparten muchas experiencias. Enseño a alumnos de primer año y es como la parte más lúdica de la interpretación. Hay que conseguir despertar su imaginación, que lleguen a lugares que nunca antes habían pensado, y que esto les divierta. Que sean como inyecciones vitales para seguir en la interpretación.

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