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Spencer Tunick: “El cuerpo de quienes participan en mis fotografías no pertenece al gobierno”

28/09/2018 - 

VALÈNCIA. “Siento que en el espíritu de los españoles arde un fuego que les anima a participar en proyectos artísticos como este. No se trata de sumarse a algo pornográfico ni a una caricatura, sino de llevar a cabo una acción seria y sentirse orgullosos de ello”, así de rotundo se muestra el fotógrafo especialista en desnudos colectivos, Spencer Tunick, ante su próxima intervención en València, que tendrá lugar durante el mes de octubre como parte del festival Intramurs.

En plena búsqueda de localizaciones para esta instalación, el artista fue recibido ayer en el Ayuntamiento por la concejala de Turismo, Sandra Gómez, y tuvo también la oportunidad de charlar durante unos minutos con el alcalde, Joan Ribó.  En su opinión, los voluntarios que intervienen en estas iniciativas realizadas en el espacio público logran “sentir que son los dueños de su propio cuerpo, que este no pertenece al gobierno y que tienen derecho a hacer arte con él”. De esta manera, reivindicar en plena calle la rotundidad de lo físico supone un “empoderamiento para quienes posan”. “A través de este proceso, sienten que sus cuerpos son válidos dentro de sus diferencias individuales: da igual que sean más grandes o más pequeños, si su piel es más clara o más oscura. Esto también opera en el plano mental: mi trabajo hace aumentar la confianza de la gente en sí misma y les permite sentirse libres”, indica.

Como explica el neoyorquino, su obra recurre a la participación masiva porque pretende que la unión de muchos cuerpos cree una suerte de “organismo o sustancia” colectiva. Para ello requiere unas 1.500 personas “aunque si vienen más, será mucho mejor”.  Los organizadores de Intramurs lanzarán en los próximos días el formulario por el que podrán inscribirse los interesados en participar en la acción, la tercera que realiza el fotógrafo en nuestro país tras triunfar en Barcelona y San Sebastián. “Cuando la gente está desnuda presta mucha atención y obedece a las instrucciones que les das”, comenta divertido el perfomer, quien también ha realizado intervenciones similares en Argentina, Brasil, Colombia, Canadá y Estados Unidos, entre otros puntos del globo terráqueo.

Tras haber pasado apenas un par de días en València, Tunick todavía no puede adelantar cuál será el enclave definitivo para su producción. “El festival Intramurs me ha encargado que seleccione ubicaciones y a eso estoy dedicándome ahora”, explica Tunick, quien a la hora de escoger un escenario u otro tiene en cuenta no solamente el aspecto del lugar, sino también cuestiones como la iluminación que recibe en cada hora concreta del día. “Cuando voy por la ciudad, no puedo evitar imaginarme a gente desnuda o flotando, tengo habilidad para hacer eso, aunque a veces me avergüence un poco”, bromea. Por el momento, se encuentra en pleno work in progress: “estoy tratando de sentar las bases para que el trabajo saga adelante de la mejor manera posible y que contemos con todas las herramientas necesarias para ello”.

A pesar de que la historia del arte está repleta de desnudos, el trabajo de Tunick sigue siendo tildado de “controvertido”. De hecho, como él mismo apunta, en su propio país, podría ser arrestado por su trabajo “en la mayoría de Estados”. No habla de oídas: en 1994 fue detenido en Manhattan junto a la modelo con la que estaba trabajando. La clave de la polémica reside en el propio planteamiento de sus composiciones, que toman el cuerpo y lo sacan del ámbito de lo privado: “para los artistas es muy peligroso trabajar con desnudos en el espacio público.  Necesitamos la colaboración de gobiernos que traten la desnudez  como arte y no como un crimen o como violencia”. Una vez más, el cuerpo entra en juego como campo de batalla, como entorno en el que poner a prueba la moralidad establecida y los convencionalismos más arraigados.

Anuncios, películas, cuadros... como explica el estadounidense, en la sociedad occidental estamos "mucho más acostumbrados a aceptar el cuerpo desnudo femenino que el masculino. Nos resulta mucho más sencillo de digerir". En ese sentido, defiende la importancia de incluir a hombres en sus creaciones “para fomentar la aceptación de esa desnudez. No como un simple objeto, sino como una escultura con vida, de carne y hueso”. El propio concepto de identidad acaba surgiendo también como una cuestión fundamental en sus procesos creativos: "A veces, cuando trabajo, uno a todo el mundo y después los separo en bloques: mujeres u hombres [cis] , personas transgénero, no binarios…Y cada uno decide dónde quiere situarse”, explica. 

3.000 personas pintadas de azul posan para Tunick en la ciudad inglesa de Hull. Foto: DANNY LAWSON/EFE 

En Inglaterra ya ha realizado unas 45 instalaciones similares y también han sido recurrentes sus intervenciones en Suiza: “me encanta poder tejer vínculos con cada país que visito. Quiero continuar esta relación con España y espero que, dentro de diez años, todavía pueda seguir viniendo a otros puntos de su geografía”. Con unos 7.000 voluntarios, su acción en Barcelona fue un éxito, pero tenía miedo de que en San Sebastián “no apareciera nadie”. Sin embargo, sus temores no se vieron confirmados, “acudió gente muy valiente y con muchas ganas de formar parte de mi trabajo”, explica Tunick, quien se muestra “muy feliz y agradecido de poder exhibir de nuevo mi arte en España”. Respecto a sus conocimientos sobre la ciudad, nombra el trabajo del artista valenciano Vinz Feel free, en el que plasma en los muros de la ciudad collages fotográficos de personas desnudas a las que pinta de pájaros

Por el momento, nada se sabe sobre cómo vertebrará Tunick la composición que realice en el cap i casal. Quizás como pista, este viernes se refirió al trabajo que realizó hace un tiempo en Hull (Inglaterra) donde los miles de participantes se pintaron con las distintas tonalidades del océano para simular un mar urbano. Ante Ribó, también mencionó otra de sus inquietudes: desarrollar una instalación en la que todos los participantes estén cubiertos de negro “se me ocurrió viendo una pintura de Klimt”. “Quizás lo haga en Viena…o aquí”, repone misterioso el artista. Para Sandra Gómez, la presencia del estadounidense en València constituye “una oportunidad única para cualquier destino que quiera visibilizarse más allá del ámbito nacional. Creo que, como Ayuntamiento, se debe reconocer, agradecer y ayudar por hacer que esa imagen nos posicione en todo el mundo. Es un privilegio, podría haber pensado en otras ciudades, pero ha elegido la nuestra”.

Miró como telón de fondo

Preguntada sobre el posible temor a que el trabajo de Tunick provoque una polémica similar a la que ha causado en otras latitudes, Gómez señala que “es obvio que las expresiones artísticas  deberían quedar fuera de polémicas absurdas que ya son un poco viejas y caducas”. Es más, con el reciente debate sobre las esculturas de Miró como telón de fondo, la edil apunta a que “la Lonja de València ya tenía en el siglo XV monumentos explícitamente sexuales”. “Estamos en el siglo XXI y somos una ciudad abierta y diversa”, resalta. “En València siempre hemos sido muy permisivos con estas cuestiones, aunque haya una minoría en contra”, añade el alcalde.

“Nuestro cuerpo es parte de una expresión natural que puede ser utilizada por nuestros artistas, y a mí eso me encanta. “La libertad de expresión artística debe garantizarse desde las administraciones públicas; puede haber gente a la que le gusten más o menos las obras, pero los creadores deben tener la libertad de expresarse. Como ciudad, apostamos por ello”. Así, por parte del Ayuntamiento, además de “facilitar los requisitos administrativos” para que se pueda utilizar el espacio público durante el transcurso de esta acción artística, también se va a “ayudar económicamente” a Tunick en el desarrollo de su proyecto. “Para nosotros es la mejor publicidad que podría tener València”, remata.

Recién aterrizado en la capital del Túria, Tunick no ha tenido tiempo de conocer en profundidad la polémica surgida con las esculturas ubicadas en La Marina. En cualquier caso, sí tiene claro que los cuerpos desnudos no suponen una ofensa o un peligro para la población infantil “si no, tendríamos que ir siempre vestidos con monos o abrigos mientras criamos a nuestros hijos”, apunta el artista. “Es peligroso no enseñar a los niños que el cuerpo desnudo tiene un espacio en el mundo de la creatividad. Es necesario llevarles a los museos desde que son muy pequeños, exponerles de una forma inteligente al arte”. Eso sí, destaca que, cuando se habla de creación “todo depende del contexto y la edición: no es lo mismo una fotografía que un friso”.


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