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Susana Gutiérrez: «Mi enamoramiento por la porcelana se ha convertido en obsesión»

| 28/09/2017 | 5 min, 14 seg

VALÈNCIA.- Vasca de nacimiento y valenciana de adopción, Susana Gutiérrez, responsable del taller de cerámica contemporánea Sweet Sue, ha trabajado la cerámica y la porcelana como material creativo desde su paso por l’Escola Superior de Ceràmica de Manises. Las Naves recibirá a partir del 15 de septiembre, Humana, su último proyecto con el cuerpo femenino como referente.

­— ¿Qué podemos esperar de Humana?

­— Es un proyecto nacido a partir de la creación de moldes de distintas partes del cuerpo de siete mujeres con el propósito de conformar una vajilla. Esta idea entronca con el valor que otorgo a la artesanía: objetos hechos por personas para personas.

­— El proyecto cuenta con una parte audiovisual.

­— Para documentar el proceso de creación recurrí a Josep M. Gresa, autor del cortometraje, y a la fotógrafa Mercedes Herrán. El aspecto audiovisual es una pata imprescindible del proyecto ya que considero que el tema tiene mucha fuerza y el testimonio de estas mujeres me parece muy valioso. Tanto la vajilla como el cortometraje se podrán ver en Las Naves. En estos momentos estamos barajando distintas opciones para las imágenes.

­— La idea original de Humana ha cambiado con el paso del tiempo, implicando a más participantes.

­— El proyecto ha ido creciendo. El proceso creativo y de producción ha durado más de un año y durante este tiempo se ha ido sumando gente. Pero estos cambios han sido naturales, orgánicos. Al principio no era consciente siquiera de que iba a realizar una vajilla. Tenía claro que necesitaba de la imagen para que se entendiera tanto el mensaje que esconde Humana como el proceso.

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— ¿Cuál es este mensaje? 

— Hasta el momento mi trabajo se había materializado en vajillas prácticas con tiradas muy cortas y en las que cada pieza es cuidada al máximo. En Humana hay una parte más artística, no tanto de puro diseño de producto, y también un lado reivindicativo. Históricamente las mujeres hemos sido bombardeadas con un mensaje del tipo «tenéis que ser así para gustar, para atraer». Lo que pretendo expresar con Humana es otro mensaje: «no nos impongáis cánones estéticos, queremos ser como nos dé la gana». Con este proyecto no pretendo dar respuestas taxativas, sino lanzar preguntas en torno a por qué hay partes del cuerpo de una mujer que a nosotras mismas no nos gustan.

­— Enaitz es un chef especialista en I+D culinario, quien además de aportar su saber hacer gastronómico, añade junto a Josep M. Gresa, una mirada masculina sobre el proyecto. Le ofrecí un trabajo en dirección opuesta al tradicional: comenzar desde la vajilla para construir una propuesta. Me ha reconocido que conceptualmente le ha costado. Enaitz plantea problemas que con anterioridad yo no he visto a la hora de emplatar o servir en la mesa, y por supuesto, aporta soluciones.

­— Has mantenido un contacto estrecho con la gastronomía a lo largo de tu carrera.

­— Esta relación nace desde mi paso por Easc Manises. Siempre he sabido que mi público objetivo era la alta restauración. Los vascos llevamos la gastronomía en el ADN.

­— ¿Tienes interés por experimentar con otros materiales?

­— Creo que me quedo donde estoy. Mi enamoramiento por la porcelana se ha convertido en obsesión. Técnicamente es un material complejo y me gusta resolver los problemas que plantea su uso. Disfruto sacando una pieza del horno, dando un golpe y escuchando ese tintineo característico. Podría trabajar en un futuro con gres o loza, pero me lo tendría que pedir el proyecto.

­— ¿Qué te ha aportado la porcelana como creadora?

­— Un lenguaje propio. Desde que la trabajo tengo muchísimas cosas que decir como creadora. La parte técnica es tan fuerte que te engancha. Es una sensación visceral.

­— La cerámica vuelve a atraer a creadores y público interesado en las artes y el diseño.

­— Hemos pasado unos años en que el diseño escandinavo ha aupado a la madera. También la evolución del plástico ha sido una tendencia, pero creo que nos hemos cansado un poquito y hemos vuelto la mirada a la cerámica y a la artesanía como respuesta a la globalización y porque nos ayuda a saber quiénes somos y de dónde venimos. En la Comunitat Valenciana somos más ‘de tierra’. Tenemos artesanos estupendos de toda la vida y nuevos creadores que han renovado la estética con un lenguaje propio.

­— ­L’Escola d’Art i Cerámica de Manises lleva un tiempo reivindicando su trayectoria y legado.

­— Es lo que se tenía que haber hecho desde hace años. Es el camino correcto porque Easc Manises es una joya que teníamos semioculta y está siendo redescubierta. Hay alumnos a los que sigo en redes sociales que están haciendo cosas fantásticas.

­— ¿Resulta más difícil labrar una carrera partiendo de la cerámica?

­— No sabría decirte porque no he probado el trabajo con otros materiales. Cuando dices que eres ceramista te miran raro, creen que solo fabricas botijos. Cuando les hablas de la porcelana esta visión cambia pero es necesario hacer una labor pedagógica. Es una apuesta complicada porque es un trabajo muy técnico cuyo resultado es necesario que se venda a un precio alto. Pero ahí está Ana Illueca, por ejemplo, haciendo unos platos increíbles.

­— ¿Qué proyectos sucederán a Humana?

­— Me traslado a un nuevo taller en el Paseo de la Pechina de València y desde allí me reencontraré con proyectos que tengo aparcados, como una vajilla propia en blanco y azul cobalto —un homenaje a la vajilla familiar— o un juego de café con un marcado componente poético. Y por supuesto, seguiré trabajando en proyectos relacionados con la alta restauración.  

* Este artículo se publicó originalmente en el número 35 de la revista Plaza

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