Parece que pasadas las elecciones catalanas se ha recuperado el tono negociador de unos y otros. De repente se ha desatado el frenesí del pacto y el acuerdo para renovar las instituciones. Como es habitual en estos casos ha habido tiras y aflojas y el tradicional mercadeo
El próximo domingo se producen dos hechos estelares: las elecciones catalanas y San Valentín, los más cursis irán juntos a votar y luego se entregarán algunos presentes. Quizá unas piedras como muestra de la lucha callejera que estos días vemos en pueblos y ciudades catalanas.
Ni Navidad, si Semana Santa, ni Fallas, ni San Fermín, ni Feria de Abril. Ni se pueden ni se deben salvar, diga lo que diga algún que otro ministro/a desubicado. Eso sí las elecciones catalanas van por delante. Después a lo mejor se toman medidas más contundentes y restrictivas para la pandemia
Acaba el año con las previsibles malas noticias que hace una semana intuíamos. El credo nacionalista no atiende a razones legales, judiciales o empresariales. La realidad paralela en la que viven dos millones de seres humanos requiere de algo más que perversa comprensión.
Un sondeo de SyM Consulting da al partido de Inés Arrimadas una clara ventaja en porcentaje de voto
Los catalanes han votado en masa (82%). Había liga en Cataluña y en España. Con los resultados obtenidos estamos en el punto de partida. No se acaba el procés y se deberá abrir un nuevo capítulo de negociación. Sin duda la triunfadora es Inés Arrimadas y C´s. Pero Carles Puigdemont ha dado la campanada para mal del encarcelado Oriol Junqueras. Por cierto, el domingo discurso del Rey
Mañana no sólo empieza oficialmente el invierno 2017, mañana se celebran las elecciones más importantes de nuestras cuatro décadas de democracia. Y ni las encuestas ni la intuición generan expectativas de tranquilidad y normalidad en los resultados que arrojen las urnas, que por su volatilidad parecerán bombos de la lotería.