22/07/2016

Valencia en agosto, guía de supervivencia gastronómica

Comer

¿Te quedas en Valencia en agosto? ¿No tienes vacaciones? Esta es tu guía estival gastronómica

Por | 22/07/2016 | 3 min, 28 seg

Valencia en agosto, qué os voy a contar. Valencianos que se quedan en esta ciudad durante el caluroso agosto: esa raza única. Tanto ellos como nosotros (los que hemos sufrido el encierro por causas ajenas a nuestra voluntad) sabemos bien cómo se las gasta la capital del Túria en plena canícula: sin piedad. No necesitamos acudir a los datos, no obstante, aquí los tenéis: la encuesta de ocupación hotelera realizada por la Agència Valenciana del Turismo reafirma lo que tú y yo sabemos: ni Cristo en Valencia en agosto. Un 52% de ocupación hotelera en Valencia ciudad, la que se supone es una de las grandes capitales del Mediterráneo —sol y playa y toda la mandanga.

Valencia en agosto es el desierto de Almería. No. Queda. Nadie. Calles vacías y Lorenzo sin compasión, la calle Colón (¡la calle Colón!) deshabitada, las caras tristes de las dependientas del Zara y el aire acondicionado a todo trapo, dale que te pego. Pingüinos haciendo cola en El Corte Inglés, redacciones con nada más que becarios jugando a Pokémon GO y guiris confusos pateando la calle de la Paz en busca de una paella. Un paella, por decir algo.

Pero nos queda la gastronomía

El único refugio posible (decente) ante el achicharramiento: un bar, una taberna o esa casa de comidas donde alargar la sobremesa hasta la media tarde, hasta esa hora tonta donde la única duda se ciñe a si echar la siesta en la cama (como Dios manda) o en el sofá.

En cuanto al desayuno, ni nos planteamos pisar la habitualmente agradable Ruzafa; Ruzafa en agosto no, gracias. Mejor elegimos un recién llegado (Federal Café) o por qué no, el desayuno tardío que se funde con el aperitivo —y ese es el terreno de Aquarium, el bar Alhambra o la Peseta, en pleno Cabanyal. Pero vamos con lo gastronómico, que a eso hemos venido.

En Agosto siempre es un buena idea refugiarse en un arròs a banda o un arròs del senyoret; en la misma ciudad puedes optar por el perfecto clasicismo (a leña) de Casa Carmela o la mano de Roberto Aparicio en Casa Roberto. Otra opción es apostar por lo nuevo: ni un pero a los arroces de Abraham Brández en El Gran Azul o los de la familia De Andrés en La Marítima, en el nuevo Veles e Vents.

En cuanto al resto de la oferta gastronómica, he dedicado el día a hacer llamadas: porque nada más triste que llamar a un restorán y recibir como única respuesta la gélida voz del contestador: "¡Volvemos en septiembre!", anda y que os zurzan.

Vertical y La Marítima, lo dicho, abiertos todo el verano. Nuestro querido Nozomi baja la persiana el 6 de agosto (buen momento, esa semana), Ricard Camarena gastronómico abierto todo el verano (y también sus otros locales) así como El Poblet, Vuelve Carolina y Mercatbar. Sigamos: me dice Begoña que agosto, a tope —y qué momento, el de La Salita. Nacho Romero (Kaymus) también abre todo el mes, como Tonyina; bendita sea su terraza las noches antes de la última sesión en los Babel.

Komori de vacaciones las tres primeras semanas, Aragón 58 cerrado todo el mes y La Principal, de servicio los siete primeros días. Saiti abierto la primera quincena (te caerá visita, Vicente) y tanto Entrevins como Birlibirloque Bar (de Guillaume Glòries) permanecerán cerrados la segunda y tercera semana, exactamente igual que Askua. Ma Khin Café y Seu Xerea estarán al pie del cañón todo el verano y mi querido Rausell cerrará sus puertas (y mi taburete) hasta septiembre. Esto último no lo llevo nada bien.

Agosto en Valencia. Nos vemos en cualquier barra...

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