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LA SEÑORA SIEMPRE TIENE RAZÓN

València, ¡qué cosa más abstracta!

22/07/2017 - 

VALENCIA. No existe nada tan esterilizado y aséptico que con el tiempo no se contamine. Los bacilos están en el aire. Los gérmenes están en nosotros. Temo que, a base de controlar y castigar a la sociedad valenciana, acabe yo como las “preciosas ridículas”: envenenado de perífrasis, recreándome con expresiones exageradas, como los comentaristas de fútbol que dicen “esférico” por no repetir por septingentésima vez la palabra “balón”; o al contrario, me haga tan sinóptico que me explique mediante diagramas de Ikea.

Todos necesitamos unas vacaciones urgentes. Decía Dino Segre que para recordar a los hombres que el trabajo es una cosa agradable, el Padre Eterno inventó los días festivos. Y para no olvidar que se está mejor en casa que en ningún sitio, como decía Dorothy, el urbanizador especulativo con cemento en las venas creó el chalet de Denia y el apartamento en Pobla de Farnals.

No es necesario alejarse tanto de la metrópoli. Y menos si eres nacionalista citadino con propensión a la cinetosis. Pueden hacer viajes a lugares intermedios. Mi compañera Paula Pons propone un objetivo relajante en su artículo de la Guía Hedonista: “tomates de El Perelló, el caviar de la Ribera Baixa”.

La carretera de El Saler es un lugar donde se puede rodar desde Pink Flamingos a un capítulo de “Somos Dieta Mediterránea”. Tras pasar las pinadas donde se mezcla el cycling con el cruising y más allá de ese lago natural donde perchaba entre angulas vírgenes nuestro honesto president Camps, están los ansiados tomates.

A la altura de lo que fue el llorado Hotel Recatí, encontrarán, en el arcén derecho, uno de los puestos donde se venden tomates, deliciosas patatas, cebollas dulces, sabrosos calabacines, pimientos crujientes, pepinos jugosos, judías verdes firmes, berenjenas de tallo verde brillante, melones y sandías. Frescos. Sin pasar por la cámara frigorífica. Pesados con báscula. Y, si hace falta, con fiel de romana.

Juanvi Palleter.

Es el puesto abrigado en lona verde de Juanvi Palleter, auténtico y orgulloso llauraor del Perelló de sonoro apellido, que vende la fruta del día de sus propios minifundios, como tiene que ser, y a precios imbatibles. Si quieren volver al pasado, o enseñar a sus hijos a qué sabían aquellas modestas cenas en familia, apunten mentalmente: una ensalada de tomate con moixameta de Casa Pascual de El Perelló, y un bollit simple, de patatas y judías, con lo que apetezca añadirle: cebolla, zanahoria o huevo duro. No olvide un chorrito de aceite de oliva crudo.

El secreto del sabor natural de las verduras de El Perelló está en el micro-clima de la zona, en el cuaje de la fruta gracias a los abejorros que visitan los invernaderos y en el salitre -nitrato, claro- del terreno arenoso donde están plantadas. Y, por supuesto, en el esfuerzo y la dedicación vocacional de los agricultores, gente muy especial.

Fernando Romero, alcalde de Huete, con el pepino gigante.

El pepino gigante

No sólo el suelo nitroso de El Perelló produce alimentos sabrosos. Los cristales de yeso de los campos de Huete (Cuenca) han conseguido que sus pepinos de cristal -llamados así por el cristal de yeso- hayan sido elegidos como los mejores del universo para que una célebre marca escocesa de ginebra instale allí su huerto oficial.

Como conmemoración solemne, dicha marca de ginebra ha obsequiado al Ayuntamiento de Huete, para alegría de su alcalde D. Fdo Romero, con la estatua de un pepino gigante de 3,5 metros de altura y 1,80 de envergadura, con perdón. Llevaron a alucinados periodistas de Madrid en tren y en coches con las ventanillas tintadas que fueron invitados a un delicioso ágape en un ambiente medieval donde había un camarero que se parecía a Íñigo Errejón. Se comenta que dicho pepino ha sido diseñado por unos artistas falleros valencianos; pero su fabricación, buscando el factor sorpresa para la publicidad, ha sido llevada con mucho secreto. Desconocemos sus nombres.

Pepinos como este se han visto en las calles de Madrid, durante el día mundial del pepino, y las de Barcelona. En Valencia no, porque los quemaríamos por reflejo pavloviano. Si alguien reconoce esta obra, denuncien a sus autores enviando su nombre al correo de este diario digital con la mención: “Tonino, ese es mi pepino”. Pueden hacerlo de forma anónima. València Plaza, periodismo de investigación de sociedad.

Foto: ENRIQUE MIRAVALLS.

Mucho comisario, poca diversión

Encarna Jiménez es un pozo de conocimientos y de anécdotas. Estábamos hablando la semana pasada de arte, y me contó que cuando la artista Rocío Jurado salió de una exposición de arte contemporáneo en el Museo Thyssen completamente aturdida y anonadada, exclamó: “El arte... ¡qué cosa tan abstracta!”. Y no es para menos. Nos seguimos preguntando si existe el arte, el “Arte”, la modernidad, la independencia; si se trata de puro ocio, de un adorno, de un alarido de libertad; o si todo se resume a desgravar grandes sumas por medio de fundaciones con socios privados y hacer tazas con la cara de Frida Khalo.

A los artistas sólo se les podemos pedir que no engañen ni se engañen a sí mismos; y que hagan lo posible para que la gente comprenda la importancia de la cultura en un mundo que se va poco a poco a la mierda. Que no aumenten los prejuicios ni contribuyan a caricaturizar al artista. Todo artista sabe que el verdadero arte no es una creación: es un milagro. Y que la belleza no sorprende, sino que colma. Así que no es poco trabajo el que tienen que hacer. En cualquier caso, no disparen sobre el pianista. Si tienen que echarle la culpa a alguien de que no les guste el arte contemporáneo, el menos culpable es el artista que es un intermediario, un gurú, un intérprete de los oscuros símbolos que le rodean.

Imagen del festival Intramurs.

Presentando Intramurs en crudo 

¿Cómo ir vestido a un evento en el mes de Julio sin asarse? Pues en crudo, y con muchas ganas. Así es como una buena parte de los artistas y del talento cultural de la ciudad llegó a la presentación de la cuarta edición del muy consolidado festival de arte Intramurs, que se celebrará desde el 19 al 29 de octubre próximos entre lo que fueron las murallas de València. Una camiseta, un toque de tinte en el pelo, unas botas Barbarella, algodón blanco,negro o estampado y adelante.

El lema de este año es “en crudo”, representado en su cartel por una paella en la que sus ingredientes están por cocinar. Sus diseñadores han sido Eugenio Simó y Manolo Sánchez de Concierto Gráfico. Responsables de la imagen del festival y como consecuencia, del buen hacer, creatividad y visibilidad desde sus trabajos gráficos en Intramurs o de la nueva imagen del Centre del Carmen.

En la sede del festival sita en el edificio de la calle Conde de Trenor 9, los artistas Verónica Peña y Héctor Canonge, venidos desde Nueva York, realizaron la performance “Del vacío” (of Emptyness), partiendo del concepto de lo honesto que implica la palabra “crudo”. No les cuento en qué consistió porque una obra de arte no necesita justificar su existencia ni puede explicarse, igual que no es lo mismo ver un Van Gogh auténtico que en una lámina. Así que si tienen oportunidad de que les lleven a Van Gogh a su ciudad, aprovechen para verlo y luego ya dirán si les gusta o les espanta. Sólo puedo decir que se paseó por las calles una simbólica paella colmada con un polvo de color pimentón y que hubo un enrollamiento de cuerpos en una tela roja.

Justo antes de la performance, Vladimir Dynamo, estuvo ambientando con música la llegada de los asistentes: los artistas Pol Coronado, Alicia Boullosa, Jose Plá, Iris Pepitagrilla, el profesor James Smith, la todo terreno Isbel Messeguer Talens, el artista David Curto, el artista audiovisual Fernando Baena, Felipe Rey, la escritora creativa Inma Luna, las pintoras Mavi Escamilla, Lucas Soler de la Filmoteca Valenciana, los artistas cubanos Jorge Corrales y Carlos Centeno, los artistas María Cañadas, Empar Lorente, Blanca Añón, Sergio Barrera, Anna Andrés, Pistolo, Paco Salabert, Carles X. López, del Rector Peset, la artista Alex Francés, Manolo Sánchez Peris, Sento Serrano, Emanuela Loprieno, Cristina Garcia, Enrique Miravalls que hizo las fotografías, Fernando Baena, Carme Magraner, Lluís Masià y muchos más que acabaron la noche bastante temprano.

Los auspiciadores de este evento, Salvia Ferrer y Óscar Mora, junto con todo el equipo, Vicente Carrasco, Xemi y Pau Romaní, Inés Andrés, Anna Andrés, Ismael Rumbeu, Carlos Llavata, Raquel Ramos Mª José Calvo, Elena Battaglia, Javi Jiménez, Domingo Mestre, Paula Sahuquillo o Marcos Pastor han estado buscando apoyos y creando lazos: desde con otras ciudades a entidades amigas, empresas colaboradoras, personalidades de todo el mundo, mediante convenios contra la crisis del arte en la ciudad, hablando con gente de los barrios y medios de comunicación. Y Cervezas Alhambra puso de su parte para conseguirlo. Las fotos las echó Enrique Miravalls.

A los muchos artistas de esta edición aún les queda por delante el trabajo de hacer brillar por cuarta vez el interés del público por este festival que llegará, con el otoño, a las calles, bares, museos, solares, escaparates o paredes de nuestro centro histórico. Y en esta ocasión el listón debe quedar bien alto.

20 años de ilustración en Pepita Lumier

El mismo día, pero un poco antes, se inauguró en la galería más popular de la ciudad a juzgar por los corros que se forman ante su puerta, Pepita Lumier, la exposición “20 anys APIV” que se puede visitar hasta finales de septiembre.

Para saber qué han sido estos años reivindicando que dibujos, diseños decorativos, carteles y muchas más cosas aparentemente complementarias o sencillas sean arte, es mejor que lean la historia completa explicada en Cultur Plaza, y que además, mi amigo Carlos Garsán estuvo en la fiesta junto a Cristina Durán, Miguel Ángel Giner Bou (presidente de APIV y comisario de la muestra, que días después contó cómo han sido esos años), Pau Valls, Lirios Jordá, Gerard Miquel, Laura Rico, Patricia Puig, Cristina De Cos, Paulapé, Marta Antelo, Luis Demano, Estaban Hernández, Javier Gay, Carlos Ortin y Rosa Albero, Incha, Sento Llobell, todos ellos ilustradores de la Asociación, que son unos 250. Asistieron artistas de la galería Coté Escrivá y Alejandra de la Torre. Y, además, Sara Mansanet (Directora del Festival La Cabina), Carlos Madrid (Director de Cinema Jove), Eduardo Guillot (crítico musical y programador de Cinema Jove) y Glòria Tello (Concejala de Cultura y Bienestar Animal). También amigos y artistas como Jaume Mora, Sento Elena, Vicente Torres de Plastic Murs, Javier Gay Llorente de la Apiv, Eduardo Guillot, Luis de Mano, y las anfitrionas, junto a la cerveza Turia, Lucía Vilar y Cristina Chumillas. Las fotos son de Nacho López Ortiz.

No pude ver a mi querida Lina Vila, porque estaba atareada alejada de las luces de la ciudad y los focos de la prensa.


Pere Fuset en línia

Cuando pensaba que en la política ya no quedaba sentido del humor más que del tipo ácido, me encuentro la pasada noche con que Facebook me avisa de una conexión de video en directo con Pere Fuset.

Por mi mente cruzó la idea de que hubiera apretado el botón del play sin darse cuenta y me preparé a grabar alguna imagen pseudo-indie indecorosa para poder ofrecérsela. (Ya saben que el ritual del escarnio es tan convencional como el del encomio). Pero el Regidor de Fiestas de València y portavoz de Compromís apareció muy sereno, contando como cebo una anécdota muy divertida sobre una pizza para anunciar y promocionar la Gran Feria de València  y los Conciertos de Viveros puerta a puerta y mano a mano. Además saludó a todos los que le escribimos mensajes y hasta nos presentó el gotelé de las paredes de su casa.

Esta aparición inesperada fue una agradable sorpresa en este tórrido mes de julio donde parece que todo lo que ocurre, incluidas las vacaciones, asume deliciosamente la forma de la necesidad.

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