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 de la fórmula 1 al parque ferrari

La agonía del Open Valencia entierra la era de los grandes eventos deportivos 

3/11/2015 - 

VALENCIA. El adiós a los grandes eventos deportivos sigue su curso desde que empezara el derrumbe tras la desaparición de la Fórmula 1. Y es que la organización del Torneo de Valencia de tenis confirmaba esta semana que esta edición es la última que se va a celebrar en la ciudad al sentirse “engañados y defraudados” por la Generalitat. Desde 2003 hasta 2008, antes de dar el salto a la categoría Open 500, fue el Club de Tenis Valencia quien acogió el Open de Tenis de la Comunitat Valenciana.

En 2009 el Open dio el salto, se convirtió en un ATP World Tour 500 y pasó a disputarse en el recinto de la Ciudad y las Artes, concretamente en el Ágora. Ahora, el tenista Juan Carlos Ferrero, anuncia que todavía no saben venderán o alquilaran los derechos del torneo a otra ciudad. En 2009, la Generalitat pagó algo más de 4 millones de euros por ser patrocinador principal del Open de Tenis; en 2010, 4,1 millones; y en 2011, 2012 y 2013, 3,6, 3,2 y 3,3 millones de euros, respectivamente. 

Sin embargo, la edición de 2014 bajó de la categoría 500 a 250, además de no poder celebrarse en el Ágora por las deficiencias de seguridad que tenía. De hecho, el nuevo Gobierno aseguró que no pagarían en tres las tres administraciones (Diputación, Ayuntamiento y Generalitat) ni un 10% de lo que estaba pagando de media la Generalitat por la organización de un año. 

Cabe recordar que no todos los eventos deportivos en la Comunitat han acabado en desastre. Por ejemplo, el Circuit de la Comunitat Valenciana Ricardo Tormo, que cierra la temporada de Moto GP y que fue inaugurado en 1999, o la Maratón de Valencia, que año tras año bate récord de inscritos y que se ha convertido en un reclamo turístico. También se mantiene Alicante como puerto de salida de la Volvo Ocean Race, que salvo por un pequeño desliz con la trama Gürtel, el evento no ha dado mayores problemas ya que el canon no es desmesurado y tiene atractivo turístico. 

La America’s Cup, proyección con deuda inviable

Uno de los eventos deportivos más antiguos, la America’s Cup, llegaba a Valencia en 2007 después de que en el Alighi, representando a los suiizos Societé Nautique de Genevé, decidiera venir a aprovechar la ciudad al no tener mar. Éste fue el primer gran evento deportivo que aterrizó en Valencia, uno de los más valorados, y que no tuvo el final deseado cuando volvió por segunda vez en 2010 ya que la copa se disputó solo entre dos equipos, el defensor Alinghi y los estado unidenses del BMW Oracle, con interminables litigios judiciales y que acabó yéndose a Emiratos Árabes.

Aunque siempre se ha defendido el impacto turístico que reportó a Valencia el evento de vela, lo cierto es que aún estamos pagándolo. “La Fórmula 1 y la America's Cup es lo que nos ha permitido llevar el nombre de la ciudad hasta rincones de los cinco continentes”, explicaba Rita Barberá, ex alcaldesa de Valencia. Sí, pero a un coste muy caro. 

Las cuentas del Consorcio Valencia 2007, creado para explotar toda su infraestructura y participado por Generalitat, Ayuntamiento y Estado, está en una situación inviable desde que en 2005 se endeudara con un préstamo firmado con el ICO para la construcción de las infraestructuras de la America's Cup por 320 millones de euros, una deuda que ya asciende a 420 al ir sumando intereses. 263 millones de crédito ICO, 90 millones con Dirección General del Tesoro por cuotas atendidas del crédito ICO y 67 millones del Banco Santander como consecuencia del contrato de cobertura.

Ahora se intenta que el Estado asuma la deuda para cubrir los grandes gastos en las bases o el Veles e Vents con el fin de que terminar con la agónica e impagable deuda de este ente, que siempre ha estado en números rojos tras el evento.

Fórmula 1 en el Circuito Urbano de Valencia

Fue el gran sueño y el gran fiasco de los grandes eventos de Francisco Camps y Rita Barberá para la ciudad de Valencia. Un empeño que se tragó millones de euros de dinero público del cual todavía no se ha escrito el último capítulo, pues aún están por ver las consecuencias judiciales de las diligencias abiertas en el TSJ para investigar la compra de Valmor, unas pesquisas que salpican al Consell de Francisco Camps y al de Alberto Fabra.

El Gran Premio de Europa de Fórmula 1 se celebró en Valencia entre 2008 y 2012, en plena temporada alta de grandes eventos inaugurada con la America's Cup un año antes. Camps y Barberá llevaban meses agasajando al magnate de la Fórmula 1, Bernie Ecclestone, para que accediera a organizar una de las citas del mundial en Valencia.

El patrón, en un controvertido anuncio en plena campaña electoral, condicionó la celebración de la prueba a la victoria electoral del PP en las autonómicas de 2011. Camps obtuvo la mayoría absoluta y Valencia se volcó en inventarse un circuito urbano en el entorno de la dársena interior del Puerto al gusto del magnate que disfrutaba comprando marisco en el Mercado Central.

Valmor, la empresa privada organizadora del evento, iba a cargar con el coste de organizar la prueba y el canon que la empresa de Ecclestone recibe de los circuitos organizadores. Valmor se hizo cargo de los primeros 24 millones de dólares en 2008, pero en las ediciones siguientes la factura la pagó la Generalitat. En total, cerca de 150 millones de euros sólo en concepto de canon a los que habría que sumar otros 25 por costes de organización.

El roto para las arcas públicas se completó en 2012, ya con Alberto Fabra en el Palau de la Generalitat, con la compra por parte de la sociedad pública Circuito del Motor de la quebrada Valmor, que implicaba asumir una mochila de más de 34 millones de deuda. La Generalitat podría haber enterrado más dinero en la Fórmula 1 si Ecclestone no hubiera renunciado a los más de 50 millones de euros que podría haber reclamado cuando se negoció la rescisión anticipada del contrato en virtud de las condiciones que pactó con Camps. 

Masters de Golf de Castellón y la apuesta de Carlos Fabra

El tirón del golfista castellonense Sergio García y el interés por promover los grandes complejos turísticos y residenciales fueron el binomio perfecto en el que el expresidente de la Diputación de Castellón, Carlos Fabra, se apoyó para hacer del golf el "gran evento" de una provincia que no quería ser menos que Valencia o Alicante en la carrera por aprovechar el tirón mediático de una prueba internacional para situarse en el momento.

El expresidente provincial lo apostó todo al golf. Se proyectaron dieciséis nuevos campos de golf y Castellón se presentó al mundo desde Madrid como el green más grande del mundo. Sólo faltaba la plataforma deportiva y Fabra logró convencer a Francisco Camps para cofinanciar el Masters de Golf, al que Diputación y Generalitat aportaron dos millones de euros por cada una de las cuatro ediciones que se celebraron.

El evento, concebido también para aprovechar el efecto de un aeropuerto del que aún tardaría en despegar el primer avión, enfiló la desaparición cuando las administraciones pidieron a los propietarios una rebaja de los costes. La última edición se celebró en el club de la Coma de Borriol en 2012.

Global Champions Tour de hípica, el más prescindible

El Global Champions Tour de hípica,  fue una competición que durante tres años trajo a la Ciudad de las Ciencias a jinetes como Cayetano Martínez de Irujo o Carlota Casiraghi y por la que el gobierno valenciano gastó algo más de 300.000 euros para patrocinar cada edición, un circuito que fue descrito como la Fórmula 1 de la hípica. Se celebró de 2009 a 2011 y fue el primer evento tumbado durante el mandato de Lola Johnson como consellera de Turisme.

El conato del Parque Ferrari

El proyecto para construir junto al circuito de Cheste el parque temático Ferrari Land se planteó en plena crisis, cuando la política de grandes eventos deportivos ya se había dado por superada debido a su elevado coste de dinero público y dudosa rentabilidad de imagen. Por eso, el Consell de Albert Fabra negoció la financiación del parque Ferrari con un fondo de inversión árabe.

La Generalitat cedía el suelo y ponía la alfombra roja en los despachos con la condición de que no debía costar "ni un euro" a los valencianos. El fondo iba a invertir cerca de mil millones de euros, pero el empresario israelí Castro Khatib, líder del fondo, exigía que la Generalitat se hiciera cargo del canon que Ferrari pide para estos parques. El Ferrari Land no pasó de ser un boceto. Meses después, Port Aventura anunció un parque igual en 2016.

Museo de la FIFA

Iba a ser la sede mundial del 'Salón de la Fama del Fútbol' y debía haber entrado en funcionamiento a finales de 2004, pero como en el caso del parque Ferrari, el museo de la FIFA acabó cambiando Valencia por otra ciudad. En este caso fue Zúrich la que arrebató a la ciudad un proyecto por el que el Consell de Eduardo Zaplana se mostró dispuesto a pagar hasta 54 millones de euros y a buscar a patrocinadores privados.

El sueño, rescatado años después por Francisco Camps pero nunca concretado, no salió gratis, pues se llegaron a pagar 1,4 millones de euros a través de Sociedad Proyectos Temáticos por los estudios previos. Nadie dio explicaciones de por qué nunca se puso en marcha el proyecto, que diez años después comenzó a edificarse en la ciudad suiza.

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