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Cómo ser un hipster: haz el ridículo, pero hazlo modernamente

EUGENIO VIÑAS. 26/09/2013

Conceptos básicos y un par de decálogos para acercarse a esta tribu urbana tan de actualidad

VALENCIA. La juventud es un espacio lleno de tiempo libre para dedicarse a la impostura. La impostura (atentos al sustantivo) es el 2.0 de la imitación, esa cosa que nos hace querer ser peluqueras y mecánicos con tal de agradar a los cazadores recolectores de vínculo sanguíneo. Sin embargo, a poco que uno pasa a pagarse la factura del móvil -la emancipación era esto- descubre todo un mundo dedicado a la cultura del aparentar. Y allá que vamos.

El hipsterismo tiene como origen algo que no tiene nada que ver con ser hipster (y, sobre todo, esto). Más que nada, porque es difícil simultanear la fidelidad a Hemingway y a Mailer, a la generación Beat o al nuevo jazz de los 40, preocupado por combinar básicos de Zara con zumitos bio de producción industrial. Pero llamémosle 'hipster' y olvidémonos del origen de la palabra y de los doce movimientos de calado que se han sucedido en Estados Unidos (génesis) tras su aparición.

Estas que vienen a continuación son algunas referencias muy básicas, acompañadas de consejos para hipsters en busca de un nivel profesional con mucho tiempo libre y ganas de que esto se note.

ERES DE DONDE VIVES

Empieza a transmitir tu irresistible personalidad instagrameando tu entorno. Disfruta de la fruta en cafeterías, bares y restaurantes en consonancia con toda esa pose inquieta que te rodea: gente queriendo ser hipster y a la vez queriendo saber qué demonios significa eso. Las opciones evidentes aquí son Malasaña en Madrid, Sant Antoni en Barcelona (Gracia rechaza las tribus urbanas de las que pueda hablar Ana Rosa o Susana Griso en sus matinales) o Ruzafa en Valencia.

Sin embargo, las opciones B suelen resultar mucho más hipsters -porque llevar la contraria a todo es muy hipster-, por lo que Lavapies en Madrid, Born en Barcelona y Benimaclet en Valencia son opciones incluso más válidas que las anteriores. 

Hipster pro: Si vives en Valencia, múdate a los barrios de Arrancapins o Botànic. En menos de dos años podrás pregonar que tú estabas allí mucho antes de que llegaran la panda de modernos que atesta los barrios ya citados.  

COME O NO, PERO FOTOGRAFÍALO

Más allá de la cesta de la compra -el veganismo no se ha hecho especialmente fuerte entre los hipsters que nos rodean- lo importante es cambiar los hábitos. Aquí el rey de las rutinas es el brunch: un almuerzo fuerte con ánimo de sustituir la comida y de horario europeo. Suele ser vistoso -mezcla de verdes, rojos y ocres- y escueto, por lo que puedes acabar comiéndote el cocido que tu madre ha preparado con tanto amor una hora más tarde.

Lo importante es que en Instagram nadie se entere de esto, porque lo que es realmente importante es que lo fotografíes y compartas. Si optas por el cocido, fotografialo tan cerca como sea posible y acaba distorsionando el concepto calórico (movimiento Food Porn).

Hipster pro: Como buen hipster, en Berlín habrás visto una obsesión enfermiza por los productos bio. Consúmelos y crea tu propio negocio. Emprender con un negocio bio es hipster. Créate un Tumblr minimalista para comunicarlo.

¿"TODOS LOS REDES SOCIALES"?

CreepersLory Money está en "todos los redes sociales", prueba de que no es un hipster. Instagram y Pinterest, bien (el hipster se muestra a través del diseño de productos), Facebook y Twitter, regular. La foto con tus Creepers blancas son sensibles de ser vomitadas por tu prima la del pueblo en 'tu muro'. En Twitter te sigue gente deseando destrozar tus opciones vitales, además de tu exjefe al que esperas para cuando acabe el concurso de acreedores de la empresa. Evitemos disgustos. 

Hipster pro: Redes sociales obsoletas (Fotolog y MySpace) y especializadas (deviantART y Flickr)  son un moco gratuito que te puedas pegar. 

DE LA NECESIDAD, VIRTUD

Dando rienda suelta al sufrido arte de la ingesta de nutrientes, hay algo que te alegrará saber: las cosas baratas caben en la hipsteria colectiva. Como muestra, dos botones: la ropa vintage, que además de rota y con olor a muro de Berlín, puedes encontrar por rastros y mercadillos a un precio razonable. Razonable siempre que tengas en cuenta que está bien cosida y con textiles nobles, no lo que vienes comprando en Primark. De patronaje ni hablamos. El otro botón son los llamados -en Madrid- 'bares de viejo'. Baretos tetos, tascas y tabernas son celebrados por precios y tapas, porque los ambientes honestos, que no tratan de engañar a nadie con estanterías rectilíneas de IKEA y ambientadores de vainilla, son buscados y explotados por los hipsters. 

Hipster pro: Lo de la ropa es algo sensible: la delgada línea roja del ridículo y el punch hipsteriano. Plagia a discreción y encuentra tu propio estilo sin destrozar reglas básicas. El hipster sorprende por sus complementos sin abandonar cierta sencillez. 'Quiero y no puedo' way of life.

CREA TU 'CREW'

Vas a necesitar buenas dosis de autodefensa; no lo hagas solo. Tus inseguridades se pueden ver notablemente pronunciadas cuando te pongas los calcetines que tu padre usaba para jugar a basket cuando Fernando Romay pensaba que le iba a fichar algún equipo de la NBA. ¿Y cuando lleves un gorro de ala y terciopelo en pleno mes de julio? Cabe insistir: alimenta tu crew y disfruta del 'raje' colectivo, una actividad que te hará sentir en conexión con tus antepasados.

Hipster pro: una crew variopinta es de lo más hipster. 

INQUIETUDES CULTURALES

La parte más agradecida de la pose hipster es la que tiene que ver con tus inquietudes culturales. Es obvio que David Lynch te quita el sueño con su obsesión por los enanos, pero hay que reconocer la libertad que concede este segmento demográfico tan comentado. El hipster puede reconocer la grandeza visual La Jungla de Cristal, Arma Letal o Los Mercenarios. El hipster puede carcajear destartaladamente con Resacón 2 (qué mala), Clerks 2 (injustificable) o escribir un ensayo sesudo sobre la influencia de Amanece que no es poco en las relaciones geopolíticas de la provincia de Albacete con el resto de España.

Groso modo, en cuestiones culturales lo que delimita al hipster es su capacidad por emitir juicios críticos sobre cualquier cosa. A quemarropa. A menudo, esto se basa en argumentos simples: apoyar a la minoría, defender con todas tus fuerzas el valor del mainstream y tener una ligera idea sobre lo que los demás opinan. Todo ha pasado en mayor o menor medida por tu mente y todo te resulta relativo. Baja los hombros, discrepa.

Hipster pro: los libros 1001 (Los 1001 libros, películas, cómics.... que consumir antes de morir) te ayudarán a tener una ligera idea de un montón de cosas de las que la gente suele tener una opinión.

VERSIÓN PARA GENTE CON PRISA

10 COSAS 'QUE SÍ' PARA SER UN HIPSTER

1. Barba, sí. Extra: el bigote va a volver.

2. Labios rojos, sí.

El 'tatu' certero de Calvin and Hobbes3. Flequillo, sí. 

4. Gafas, sí. La tendencia las mantiene a tamaño #abueladelaschicasdeoro.

5. Tatuajes, psé. Erasmus en ciudades bien consideradas por Monocle  afirman: "Está de moda mostrar los brazos sin tatuajes". En cambio, si tienes un considerable sobrepeso, tatuajes old school, parajitos, ochentadas o un buen 'Calvin and Hobbes' te instalarán directamente en la élite de la estirpe.

6. Bici, sí. Extra: chicas, longboard es requetesí.

7. Instagram, sí. Extra: repite filtro y determina el color de tu vida.

8. Festivales de música, sí. Extra: vayas o no, que lo parezca.

9. El ciervo de cartón en la pared, que sí.

10. Apple, sí.

10 CONTRADICCIONES QUE TENDRÁS QUE ACEPTAR/DEFENDER

1. La música, en Vinilo, pero eres usuario Premium de Spotify.

2. Tendencia a la delgadez, pero ni rastro del deporte. Alimentación escasa, pero abundánte en tu Instagram como ya hemos comentado. Y a la vez, pelo estupendo. ¿Quién dijo que esto fuera a ser fácil?

3. Espíritu rácano, de vagabundo. Eso sí, pagarás 10 euros por un cubata en la discoteca en la que 'toque' estar.

4. Vida exquisita, de etiqueta, pero puedes comprar en Mercadona.

5. Por tu insaciable inquietud cultural parecerás de izquierdas, pero... #ohwait.

6. No estás en el paro aceptando curros de mierda, eres freelance. Y se lleva bien.

7. Copias la ropa de Berlín y Londres, pero vives en Valencia. Tema humedad. Tema sudor.

8. Mola tener perros, pero eres urbanita. Nada hipster lo de la genuflexión bolsa en mano...

9. Serenidad intelectual versus drogas. Walk the Line.

10. Aprende a combinar tu existencia íntegra con las fotos en los cumpleaños y cenas con los amigos del pueblo, del curro, esa despedida de soltera/o... Trabajo de concienciación y desetiquetaje.

En resumen, ser hipster es atender a elecciones arbitrarias como las que recoge cualquier artículo parecido a éste o totalmente distinto. La aventura va por barrios, así que uno tiende a especializarse en vinos bio o redecorar su casa y la del vecino con pasión por la restauración. ¡Lo importante es contarlo en un Pinterest de lo más activo! El 4G es hipster y ser hipster, más que un estado, es un ambiente tras unas gafas de pasta algo sucias, rodeado de camisas de cuadros en otoño y de lino en verano con -lo peor- cierto tufo a posmodernismo y aburrimiento. En definitiva, una forma bastante aceptable de gastar el tiempo. 

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9 comentarios

sandra escribió
14/10/2014 23:25

Lo peor de todo es que cada vez ,esto va a más y la tribu-hipsters se ha hecho más fuerte,acabarán dominando el puto mundo... jajajaja.. hay que estar allí porque yo lo valgo hay que tener unos pitillos desgastados de segunda mano porque yo lo valgo. hay que llevar muchos tatus hay que llevar camisetas estúpidas,sombreritos,gafas de pasta negras , chaquetas petadas vaqueras. creepers.csmisetas marineras,gorritos de lana pq yo lo valgo . vespa primavera vintage. camisetas de grupos de música que ni siquiera han escuchado.. pero pq yo lo valgo,sabes??? AH!!! y por supuesto estar en todas las redes sociales posibles instagram,Twitter, etc, ya sabeis pq Yo lo valgo!

Mariann escribió
11/03/2014 20:46

Me ha encantado tu articulo! He reido hasta dolerme el estomago! En Mexico tambien tenemos esa tribu pero es para los adultos jovenes de 30 a lo mas...

Jacinto escribió
17/01/2014 09:33

¿Pero de verdad hay tanta gente "ahí fuera" leyendo a Mailer como para hacer de ello una tribu urbana? No lo veo. ¿Y de verdad se venden los libros de "Los 1001 imprescindibles"? Pensé que era atrezzo de los grandes almacenes.

Pauli escribió
02/01/2014 23:01

holaaa! Soy finalista de un concurso con estas zapatillas rollo hipster, haced RT que no cuesta nada porfiii : https://twitter.com/paulisc97/status/418834118688788483?refsrc=email

Carlos Deutheger escribió
29/09/2013 14:25

Lo contrario al Hipster, sea de la edad que sea, es un tio/tía normal, con boda, lleno de inquietudes normales, hijos, ascensos, facturación, pesar los regalos que los abuelos hacen a los sobrinos para no sentirse excluido, barriga o sudor-Nike, un tío/tía que no se mola nada pero que escribe sobre los otros, los Hipsters, sobre esos que parecen felices de freelance cuando están en paro aceptando trabajos de mierda.

carles escribió
28/09/2013 18:56

Eugenio. Soy torrijos. no tengo ni idea de esta tribu. Estoy con dos copas de mas viendo al barcelona en un pub pero es impresionante la cultura y la gracia que desprende tu articulo incluso con mis faltas de ortografia que me niego a poner porque se me cae el ron cola

Gina Uribe escribió
27/09/2013 19:02

Eugenio, me encantó tu artículo! Soy de México y aquí ese rollo también está muy de moda. Te comparto mi página, seguro mucha gente que te lea y que quiera prendas y cosas para lucier a lo "hipster" a lo hippie-chic o incluso un poco bohemio les va a encantar: www.gittanahindu.com Un beso fuerte dese México!

José Macca escribió
27/09/2013 12:18

Enhorabuena, Eugenio. Lo has clavado. Me ha encantado y a mis amigos también, con algún hipster incluido.

Carlos Marco escribió
26/09/2013 11:13

Vale, por madurez ya no me pilla ésto, pero como conozco a mucha gente del rollo éste, creo que lo habéis clavado bastante. Salvo en el bar de la foto: Don Pablo no es un bar de viejos, es más bien una cafetería de ejecutivos, rancieta, eso sí. Yo voy bastante y no es barata. Nunca he visto a nadie de Russafa por allí. Ni a nadie de menos de treintaycinco tampoco.

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