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La ciudad y sus vicios

      La hazaña del d'Or:
Un cine único que sortea en Valencia el peligro de extinción

VICENT MOLINS. 28/09/2013 Una reliquia de los 50, sobrevive en Valencia con notable éxito. Esta semana se ha pasado al formato digital. ¿Cómo logra resistir durante más de medio siglo?

VALENCIA. En cine d'Or, por dejarlo claro desde el principio, habría que santiguarse al entrar, porque se trata de una reliquia de los 50, un templo que sigue vivo todavía no se sabe muy bien cómo ni por qué. "Lo lógico hubiera sido que hubiese desaparecido", cuenta su propietario. No es que viva languideciendo, justo al contrario: su feligresía ha ido engordando en los últimos años al punto de provocar de vez en cuando que 600 culos reposen sobre 600 asientos.

Un cine en el que se inhala cine, y en el que debe haber hasta cacofonías con la voz de los hermanos Lumière. Todo es proselitismo cinéfilo, desde los empleados de siempre (Juan Manuel Espí, Paco Gandía, Ovidi...), que han vivido como enrollados a una bobina, hasta la estética, casi invariable, de museo activo, de trinchera en la que además de ver, se vive la experiencia de las películas.

Despegó en 1952, cuando las salas de reestreno y sesión continua eran una extensa camada. En 1972 los Fayos -la familia cuyo genealogía colonizó las plateas valencianas- lo compró más o menos como quien adquiere una mascota y le declara amor eterno. Su patriarca, Enrique Fayos, prelado de la cultura escénica y que hoy rebasa los ochenta, sigue acudiendo cada día al d'Or a pasar revista. Desde entonces, y he aquí lo relevante, pocas cosas han cambiado en el modelo, que en lo sustancial, sigue siendo justo igual que en los 50, a excepción de dos alteraciones: el cine se ha envuelto de nuevos formatos (incluida una prolífica presencia en la red); y ha ido quedándose solo en su especie, como el anciano al que se le muere la cuadrilla. La desaparición frente al pelotón de fusilamiento de los Serrano, Artis, Gran Vía, Acteón, Tyris, Metropol, Albatros, Abc Martí, etc. han dejado al d'Or como un espontáneo emblema cultural de Valencia. A la mascota hecha cine le ha salido una costra por la que le resbalan los peligros de un entorno natural hecho erial.

DIGITAL Y FETICHE

El lunes pasado la especie daba un nuevo paso en su evolución genética para asegurarse un rato más en el futuro. Rondaba la necesidad en los últimos tiempos de adaptarse al cine digital. El proyector 35 mm que prendía las películas cada tarde se estaba quedando sin copias que proyectar. "Por política de las distribuidoras el 90% de las copias ya son digitales", señala Enrique Fayos hijo, actual mando en plaza de Olympia Metropolitana SA, que aglutina al teatro Olympia, al Talia, la programación del Apolo de Barcelona, la librería madrileña Lé, al cine d'Or...). "Seguir con el proyector 35 mm nos iba a impedir hacer una programación digna". Tras invertir 60.000 euros en mutar al digital, se despide el último proyector analógico que quedaba en activo en una sala de la ciudad. (Los cines Babel conservan otro, pero apenas se usa).

Coincide con una etapa en la que la clientela del cine d'Or ha rebrotado. Pau Rausell, profesor de la UV e investigador en la economía de la cultura, lo explica así: "con la crisis parte del circuito de 'primera mano' se desplaza hacia este circuito de reestreno, y lo amplía. En Barcelona y en Madrid renacen algunas ofertas de este tipo, revivals culturales como el Phenomena Experience". Rausell nos habla de alternativas como el experimento económico que se evaluó ayer en el teatro Talia con 'Un déu salvatge': los espectadores son los que deciden, al acabar la función, cuánto pagan ."Los consumidores somos muy conservadores y tratamos de reducir riesgos. Si pagamos a la salida el efecto será una reducción del riesgo y por tanto la hipótesis de una mayor frecuentación de las salas".

En la sala añeja de la calle Almirante Cadarso, el público, por tener que pagar menos, se ha hecho más grande y se ha hecho más joven, como no les sucedía ni en los maratones de terror de los 80. El precio, entre 3 y 4 euros, ha empujado a la trinchera del d'Or a una población alejada de las caras multisalas y que se acerca a vivir experiencias cinéfilas a un lugar con fuerza de fetiche. La moda vintage, ya se sabe. Además pueden merendar y cenar en la sala, casi en pantuflas. "Excepto que vengan con potaje", bromea Fayos. "Poco a poco el perfil de vecino del barrio de más de 60 años, que era el mayoritario, ha pasado casi a ser minoritario en beneficio del público joven que nos ha comenzado a conocer por el boca a boca y las redes sociales", explican.

PALABRA DE FAYOS

Encontramos juntos a Enrique Fayos, padre e hijo, repasando el negocio. Intentamos por fin averiguar cómo la única sala de reestreno y sesión continua de España, cargada de seis décadas, sigue en forma. "Quizá es porque somos diferentes al resto". "Tenemos el espíritu de ir a contracorriente". "Lo deben llevar las piedras del d'Or". "Nuestras ganancias no están en las palomitas...".

Y vuelven las referencias al peligro de extinción. "Lo pasamos mal en el 82, con la bajada del consumo por la aparición del vídeo, pero lo de ahora es la tormenta perfecta. A la crisis se le ha sumado la torpeza administrativa de subir el IVA cultural". "Son personas que no se dan cuenta de la importancia de la cultura. Cuando uno no sabe lo que tiene que hacer, debe mirar lo que  hacen en otros sitios de Europa, donde no tocan el IVA cultural". "Quizá iría mejor quitando subvenciones y bajando el tipo impositivo...", reflexiona Fayos hijo.

El culto familiar para con este cine, sumado al dejo clásico de su sala, a los precios competitivos y a un ambiente que exhala cinefilia, provocan que esta especie única en su especie no quiera saber nada del maldito 'The End'.

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3 comentarios

Enric Montesa escribió
03/10/2013 07:24

Viva!!

Luis escribió
29/09/2013 12:38

Me alegro mucho por el cine d'Or. Ojalá no se pierda. Un apunte: los que habéis mencionado desaparecidos, son justo los últimos que desaparecieron. Antes hubo muchos, muchísimos más. El centro estaba plagado: cine Suizo, Rex, Eslava, Oeste, Olympia, Princesa, Rialto, Capitol, Paz, Goya (este no estaba en el centro. Estaba al lado de los Martí), y muchos más. Y además estaban los cines de barrio.

Rafa escribió
28/09/2013 22:28

¡Que recuerdos!!!, las tardes de nuestra etapa universitaria, pasando tardes en la sesión continua... espero que continuen 50 años más. Felicidades

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