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Los cerdos y el euro

JOSÉ MARÍA GUIJARRO. 13/11/2013

VALENCIA. En septiembre del 2008, el diario británico Financial Times publicaba un comentario sobre la evolución de la economía española, titulado 'Pigs in muck' (Cerdos revueltos en barro), que desde luego daba una visión perfecta de la realidad económica de nuestro país en esa época, pero aún lo mejor estaba por venir. Más o menos en resumen viene a decir que :

Los países fascinantes reciben siglas fascinantes, al menos en los círculos financieros. A Brasil, Rusia, India y China, países en rápido crecimiento, se los denomina BRICS ('ladrillos'), iniciales que evocan un crecimiento sólido. Otros países tienen menos suerte. Portugal, Italia, Grecia y España son descritos en ocasiones como PIGS ('cerdos'), por Portugal, Italy, Greece and Spain. Es un apodo peyorativo, aunque refleja en gran medida la realidad.

Hace ocho años, los 'cerdos' llegaron a volar realmente alto. Sus economías renacieron después de unirse a la eurozona. Los tipos de interés cayeron a mínimos históricos y, con frecuencia eran negativos en términos reales. Acto seguido, de la noche a la mañana, se produjo el boom crediticio. Los salarios crecieron, y los niveles de deuda se inflaron, al igual que los precios de la vivienda y el consumo. Ahora los 'cerdos' vuelven de nuevo a tierra y muerden el polvo que hay en ella.

Un vistazo a las balanzas comerciales de cada país arroja luz sobre lo profunda que puede seguir siendo la caída. Mientras que la eurozona mantenía en líneas generales un equilibrio, a finales de 2007 España y Portugal tenían un déficit por cuenta corriente equivalente al 10% del Producto Interior Bruto. El de Grecia alcanzaba la importante cifra del 14% mientras que el déficit italiano se situaba en un porcentaje relativamente respetable del 3%. Prefiero no dar los datos actuales pero el lector se los puede imaginar.

La respuesta habitual a un importante déficit por cuenta corriente es una severa devaluación de la divisa. Pero los 'cerdos' son miembros del euro, por lo que este camino está cerrado. La siguiente alternativa consiste simplemente en seguir adelante y financiar de alguna forma el déficit. Pero esto es cada vez más complicado en estos tiempos de restricción crediticia. De hecho, España puede encontrarse ante un problema concreto. En el pasado, sus bancos -especialmente las cajas- han usado garantías de baja calidad respaldadas por activos para recaudar fondos baratos del Banco Central Europeo. No hace falta rememorar la historia para repetir cómo se refinanció la deuda de las entidades y de dónde salió el dinero para su rescate.

Esto deja sólo la última y más dolorosa de las soluciones. La competitividad puede restaurarse mediante una caída de los salarios reales. En otras palabras, una profunda recesión. El indicio más dramático de ello puede apreciarse en España, donde el índice de desempleo ha aumentado a los niveles más altos de su historia. Hoy son cada vez más los economistas que se interrogan si España y otros países del entorno europeo deben salirse del euro.

Reino Unido, que tuvo que hacer frente a problemas similares a principios de la década de 1990 cuando estaba atada al mecanismo de tipo de cambio (MTC) de Europa, retiró la libra esterlina del MTC, y la devaluación solucionó el problema. Algunos se preguntan ahora si nosotros, los 'cerdos', como parte del euro, nos estamos arriesgando a convertirnos en beicon. Mientras tanto más de uno continúa intentando seguir engordando al 'cerdo' aunque sea con métodos artificiales.

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