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VALENCIA. Los autómatas están cada vez más cerca. Atrás quedaron los 'Furbies', juguetes con los que los niños creían tener un amigo siempre a su lado. La empresa alicantina Aisoy Robotics ha conseguido dar un paso más. Ya con cinco años de vida y dedicada al mundo de la ingeniería han sido capaces de dotar de vida y carácter emocional a robots de una forma barata y accesible a todos. 

Uno de los impulsores de esta empresa, Diego García, explica que aunque, a priori, el producto podría ir dirigido para un público general, como primera opción lo están destinando al ámbito de la educación para que los alumnos pueden aprender a programar, además de para estudiar y resolver problemas, por ejemplo, de niños con autismo.

Actualmente, sus esfuerzos se encuentran puestos en desarrollar la parte más autónoma que permita a los robots reproducir sentimientos. En 2010 presentaron su primer prototipo en la Campus Party y a partir de ahí pasaron a comercializarlo bajo pedido. Desde Aisoy han conseguido abaratar los costes del mercado optando por programación como Rasperry ROS, el estándar para programar la comunicación entre robots. 

Según explica Diego, la intención es dar el salto como empresa y dirigir Aisoy tanto a la educación como al hobbie. Pero, por este motivo, una entrada de dinero fuerte permitiría realizar una producción constante para crear una versión autónoma diversificada y apta para todos los públicos, ya que no sólo serviría para la faceta más formativa. 

El proyecto ha resultado ganador del Premio Emprendedores, que cada año entrega la Fundación Everis para promover el emprendimiento y la investigación. El galardón está dotado con 60.000 euros. El jurado consideró, por unanimidad, merecedor del galardón a "Aisoy Robotics".