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Gasolina por sanidad

JOSE MARÍA GUIJARRO. 28/02/2014

VALENCIA. El Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) ha dictaminado este jueves que el 'céntimo sanitario' -el impuesto sobre los carburantes que aplican algunas comunidades autónomas, entre ellas la Valenciana, y cuyos ingresos se destinan a financiar la sanidad- vulnera la legislación comunitaria.

Esto supondría que España podría tener que devolver 13.000 millones de euros recaudados ilegalmente entre 2002 y 2011, según las estimaciones de las propias autoridades españolas.

El gravamen en cuestión es el Impuesto sobre Ventas Minoristas de Determinados Hidrocarburos (IVMDH), que estaba destinado a financiar las nuevas competencias transferidas a las comunidades autónomas en materia sanitaria, además de actuaciones medioambientales. Dicho impuesto estuvo en vigor entre el 1 de enero de 2002 y el 1 de enero de 2013, fecha en la que se integró en el impuesto especial sobre los hidrocarburos.

En su sentencia, el Tribunal declara que el 'céntimo sanitario' es contrario a la directiva de la UE sobre los impuestos especiales, ya que no cumple el principal requisito exigido a un gravamen de este tipo: perseguir una finalidad específica.

Lo que si que es cierto es que este impuesto desde el principio tenía efectos muy negativos en colectivos como el de los agricultores, taxistas, transportistas de mercancías y transporte de viajeros, así como en la gran mayoría de la población española que de manera más o menos, directa consume o mejor dicho, consumimos este tipo de productos petrolíferos ( combustible para la calefacción y para los vehículos privados a motor). El pago de dicho impuesto ha supuesto para estos colectivos, principalmente pequeños/as empresarios/as autónomos/as, una pérdida de renta para los mismos.

Si de verdad existe un problema de insuficiencia de ingresos públicos para hacer frente a los gastos sanitarios, desde un punto de vista de justicia social sería más correcto aumentar los impuestos directos progresivos, tipo IRPF (a pesar de que este impuesto ya no es lo que era), cuyo tipo impositivo aumenta con el nivel de renta de los contribuyentes.

Financiar servicios públicos como la sanidad, recurriendo a impuestos indirectos sobre el consumo de productos básicos como los carburantes, es una medida totalmente regresiva e injusta desde el punto de vista social, pues ello significa que todas las personas van a contribuir por igual, sin tener en cuenta su capacidad de pago. En definitiva, el esfuerzo que tenían que hacer las familias con menos recursos económicos es mayor que las que tienen más recursos, aumentando así la desigualdad social y quebrando un principio fundamental en las sociedades democráticas europeas como es el de la redistribución.

Por todo ello sería interesante que el Gobierno no pusiese en peligro la prestación de servicios públicos básicos universales de calidad (sanidad, educación, pensiones, servicios sociales, obras públicas), y que se reforme nuestro sistema impositivo con una filosofía progresiva y redistributiva. Ello supone dar un giro de 180 grados en la política llevada a cabo en los últimos años, la cual se ha basado en reducir los tipos de los impuestos directos progresivos que gravan la renta y el capital (IRPF) y aumentar los impuestos indirectos regresivos sobre el consumo (carburantes, alcohol, tabaco, primas de seguros). Dicha política ha favorecido directamente más en términos relativos a los colectivos con niveles de renta medios y altos.

El mantenimiento y la profundización en el Estado de Bienestar exige un Estado fuerte que actúe como motor de la justicia y la integración social para los colectivos más desfavorecidos de nuestra sociedad, así como contrapeso de las tendencias globalizadoras, neoliberales y deshumanizadoras que definen el actual orden económico internacional. Dicho Estado fuerte necesita de la aportación consciente y generosa de todos los miembros de la Sociedad no sólo de las distintas Administraciones.

Sería interesante que los políticos que hoy llevan las riendas del país leyeran a un autor poco sospechoso a las actuaciones contrarias al libre mercado y a citas como: "La Justicia es la columna principal que sostiene todo el edificio, sin la cual, el inmenso entramado de la sociedad humana se deshace en átomos instantáneamente" (Adam Smith en la Teoría de los Sentimientos Morales). Les llevaría seguro a cuestionarse medidas como estas tan sumamente arriesgadas socialmente.

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