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EL LENGUAJE DEL CINE

¡Qué noche la de aquel día! 50 años del falso documental de los Beatles

MANUEL DE LA FUENTE. 28/03/2014

VALENCIA. Este año se cumple el 50 aniversario del debut cinematográfico del grupo de música más popular de todos los tiempos, los Beatles. Aquel año de 1964 fue fundamental para el grupo de Liverpool porque pasaron de ser famosos a superestrellas. La habilidad del equipo de producción y marketing permitió que el grupo fuese dando los pasos adecuados, marcando las pautas para artistas posteriores y aprendiendo de los errores que habían cometido quienes les habían precedido.

Uno de estos errores había sido la gestión de la carrera musical en el cine. Para los primeros artistas de rock, el cine no había sido más que una herramienta de segunda categoría que sólo servía para promocionar las canciones o lucirse en films de consumo inmediato. El caso más presente ya en aquel entonces era Elvis Presley, figura que acusaba un gran contraste entre su gloria musical y la vergüenza que despertaba verlo actuar en películas simplonas. Así pues, la milimétrica maquinaria de los Beatles se puso manos a la obra para que el cine no fuese un mero vehículo que lastrase la imagen del grupo.

El resultado fue el estreno, en 1964, de una película titulada ¡Qué noche la de aquel día! (A Hard Day's Night), dirigida por un profesional del cine y la televisión, Richard Lester, un norteamericano que acabaría siendo uno de los renovadores del cine británico. La película narraba lo que supuestamente era su rutina, unas horas en la vida del grupo, que se presentaba de un modo ajetreado, yendo de actuación en actuación, perseguidos por las fans y carentes de privacidad. Los Beatles se interpretaban a sí mismos, usando sus nombres reales, pero las situaciones que vivían en la película, así como el resto de personajes (el mánager o incluso el abuelo de Paul McCartney) eran ficticios.

¿Cómo? ¿Los Beatles haciendo un falso documental? Si hubieran tenido esa ocurrencia hoy en día en España, habrían acabado en la cárcel por haber mentido a su público, a sus fans y a cualquier espectador ingenuo. No obstante, aquello eran los locos años 60, cuando se permitían los mayores disparates, como tomar toneladas de ácido, practicar el sexo libre, hacer manifestaciones contra las guerras, matar líderes políticos y realizar falsos documentales.

En realidad, los Beatles y Lester ofrecían una película muy interesante que reflexionaba sobre los límites entre realidad y ficción. El film tenía un ligero humor surrealista que ponía sobre la mesa un debate obvio: no existe diferencia entre la ficción y documental. Es decir, la distinción es sólo un efecto retórico puesto que el género documental utiliza elementos narrativos y expresa una subjetividad (la del realizador), a la vez que la ficción parte siempre de materiales presentes en el mundo real. ¡Qué noche la de aquel día! era a la vez ficción y documental, puesto que nos hablaba de cómo era la vida entonces de los fab four a base de contarnos una mentira tras otra.

El juego de Lester con los Beatles siguió en la siguiente cinta, ¡Socorro! (Help!), realizada en 1965. En ésta, Lester abandonaba el tono documental, pasando del blanco y negro del cinéma vérité a una película de aventuras colorista, con los chicos de Liverpool viajando por todo el mundo. Sin embargo, los Beatles seguían interpretándose a sí mismos, con sus nombres reales y sus caracteres bien diferenciados en los personajes que aparecían en la pantalla: Lennon seguía siendo el líder del grupo, McCartney, su contrapunto, Harrison, el más joven y tímido y Ringo Starr, ofreciendo una cierta imagen de desamparado. Eran los Beatles haciendo de sí mismos y mintiendo de nuevo, puesto que los grandes motores que movían y explicaban sus carreras (el dinero, el éxito, el sexo y la progresiva presencia de las drogas) seguían sin explicitarse y no lo harían jamás en su cine.

La carrera de los Beatles ya estaba totalmente lanzada. Lennon tardaría unos pocos años aún en madurar su compromiso político pero ya se había producido un cierto distanciamiento entre su proyecto de carrera para el grupo y lo que los demás iban imponiendo. Sin ir más lejos, justo después de estrenarse su segunda película, Lennon declararía que su intención era hacer muchos más films como grupo. Al final, no fue así: los Beatles harían tres películas más pero todas ellas como marca comercial, para poner el nombre, antes que como proyecto personal. No se volvería a repetir una experiencia similar al trabajo con Lester.

Además, Lennon se vio obligado a pedir disculpas por el revuelo que habían causado unas declaraciones suyas en Estados Unidos. Los paletos ultracristianos promovieron una campaña de quema de discos del grupo tras haber dicho en un medio británico que los Beatles eran más populares que Jesucristo. El llamamiento a las hogueras trascendió las fronteras del país y se produjeron en todo el mundo, en países tercermundistas como la Sudáfrica del apartheid (en Johannesburgo) o  la España del nacionalcatolicismo franquista (hubo quemas de discos en Pamplona). 

En el verano de 1966, Lennon tuvo que pedir disculpas públicas, al mismo tiempo que el grupo ofrecía su última actuación en directo. A partir de entonces, el desinterés de Lennon hacia un proyecto del que se iba sintiendo cada vez más desapegado (puesto que siempre lamentó que nunca llegara a grabarse en disco su verdadera furia de los primeros conciertos) se manifestaba también en las películas, como el film que partía de un proyecto de McCartney (Magical Mystery Tour) o la cinta de dibujos en la que ni siquiera pusieron la voz (Yellow Submarine).

La guinda del despropósito llegaría con otro documental tramposo, tramposísimo, puesto que nos mostraba un grupo que seguía trabajando y grabando, cuando las diferencias eran evidentes. Por mucho que la tensión entre ellos quedara insinuada en Let It Be, la película trataba de aparentar normalidad y rutina.

Revisar ahora las películas de los Beatles queda como la constatación de un fracaso, un proyecto frustrado por las dinámicas de una industria que ellos mismos contribuyeron a crear. Lennon se cansó de ver cómo sus ideas se quedaban en el tintero y decidió canalizar sus inquietudes en otros proyectos. Con la separación del grupo en 1970 también comenzó su sacralización y la falsificación de la historia.

La nostalgia ha ido convirtiéndose en el elemento fundamental de la industria musical para esconder los aspectos más incómodos que genera el rock. Así, la imagen que tenemos hoy de los Beatles es la de unos chicos alocados y divertidos. Una imagen incompleta y tergiversada, consagrada por el falso documental que nadie cuestiona, que no escandaliza a nadie y que lleva ya cincuenta años coleando como prueba audiovisual irrefutable.

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5 comentarios

teresa escribió
29/03/2014 00:11

Una buena #boyband, sí. :P

l.g. escribió
28/03/2014 23:10

Opino que no eran ni más ni menos que una banda de rocanrol. Una gran banda. Una de las más importantes. Quizá la más. O quizá no. Creo que más allá del fenómeno mediático, de su historia mitologizada o de lo que nos quieran vender lo que queda es eso: Unos cuantos discos absolutamente recomendables. Una gran aportación a la música popular de la segunda mitad del siglo XX. Creo que eso es lo importante. Quizá John Lennon tenía otras ideas, quizá sin Yoko Ono la historia hubiese acabado de otra forma, quizá el traje de los Beatles se le quedó pequeño a George Harrison cuando empezó a crecer musicalmente. Es un ejercicio de historia-ficción. Creo que a estas alturas de la película es muy difícil saber si tiene alguna verosimilitud.

José de Benimasclet escribió
28/03/2014 21:45

No creo que nadie esté intentando llevar a la hoguera a nadie por rodar un falso documental. Cada uno, en sus ratos libres, se divierte como quiere y / o puede, y se gasta el dinero de igual manera. El problema surge cuando el impulsor de la broma (un colega suyo de la UV y de esta web, al que intentar defender con este artículo) es consultado por un medio de comunicación y pretende seguir con la coña y engañar al medio de comunicación, para jactarse ante sus amigos de que han salido hasta en el periódico. Peor aún el hecho de que exista la duda de que la broma se haya financiado con fondos públicos o por tener relación con la productora gracias a otros contratos financiados con fondos públicos. Y lo que más vergonzoso me parece es que cuando se genera una polémica pública debido a que el medio de comunicación que había sido engañado publica que se están usando fondos europeos para sus juergas, negar la mayor, en lugar de reconocer el error de haber mentido al periódico, y excusarse cobardemente diciendo que se trataba de un proyecto de investigación, cuando otro de los participantes en el proyecto, también catedrático de la UV, había publicado en su blog un artículo sobre el making-off, en el que se asevera claramente el carácter jocoso del documental. Entiendo que usted sabe de lo que estoy hablando, y o bien está defendiendo a su colega por amistad, por desconocimiento, o simplemente por ese corporativismo que muestran los profesores de una institución cada día más mediocre tanto desde el punto de vista moral como académico. Todo lo anterior no me hace justificar la actitud del periodista de Levante-emv, que se ha dedicado a investigar los trapicheos de los profesores participantes en el documental únicamente como vendetta personal.

leonardo mendoza de los cuetos escribió
28/03/2014 14:51

no habla en este articulo sobre el documental de la supuesta muerte de paul, me gustaria saber si es falso.

JoJo escribió
28/03/2014 14:06

Para entender quiénes fueron los Beatles lo mejor es ver la película Backbeat que trata de su etapa en Hamburgo. No niego que tengo un gran cariño hacia este grupo (mi propio nick lo he tomado prestado de una de sus canciones) y creo que se los comió el éxito y que el grupo acabo siendo mucho más grande que la suma de sus partes. Aunque esto no les quita mérito, creo que eran muy buenos músicos. Y además George Harrison era guapísimo, lástima el corte de pelo tan poco favorecedor.

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