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CATEDRÁTICO DE LA London School of Economics

Luis Garicano: "Es preciso reformar el Estado autonómico, el sistema de partidos y el sistema judicial"

MARÍA COSTA. 31/03/2014

El profesor opina que la sociedad debería enfocar sus demandas hacia un cambio real del país y critica que la corrupción aun no tenga consecuencias

VALENCIA (FOTOS: FUNDACIÓN RAFAEL DEL PINO). El catedrático de Economía de la London School of Economics Luís Garicano (Valladolid, 1967), acaba de presentar en Valencia su último ensayo 'El dilema de España. Ser más productivos para vivir mejor', y ha concedido una entrevista a este diario. Garicano cree que España se encuentra en una disyuntiva histórica en la que debe decidir y definir su modelo de futuro: acabar dentro de 30 años convertida en la Venezuela de Europa, o en la Dinamarca del Sur... Para optar a la segunda opción, opina el profesor, se deben realizar cambios profundos estructurales en las instituciones, la política y la economía estableciendo claramente las reglas de juego.

Durante la conferencia impartida en la Facultad de Economía de la Universitat de València en un acto convocado por el Instituto de Economía Internacional (IEI), con la colaboración de la Fundación Rafael del Pino, este economista reconocido internacionalmente expuso las causas de la crisis que azota España desde hace cinco largos años y las propuestas para salir de ella. Garicano está casado y tiene dos hijos, trabaja en Londres y vive en Holanda.

-¿Cuál es el dilema de España?
-Decidir adónde va. España vive un momento histórico y tiene que decir si elige el camino fácil, el del estatismo y el populismo seguido por Venezuela y Argentina, o exige cambios importantes a corto plazo, pero que hagan que la economía y la sociedad sean más productivas.

-¿Cómo economista regeneracionista sigue pensando que éste es el único camino pese a que los intentos, como los de la generación del 98, siempre han caído en saco roto?
-Desde luego. Cualquier cambio procede de la existencia de una amplia demanda social. Para apostar por una sociedad más abierta, más libre, más democrática con mejores controles del poder económico y político es necesaria una sociedad concienciada que reclame el cambio.

-Las manifestaciones contra la indignidad que llenan el país desde hace dos años, ¿no son suficiente demanda social?
-El problema es que las quejas se disuelven. Parecen proceder más de una sociedad enfadada que positiva. Una sociedad cabreada. Gamonal: la gente se tiró a la calle y montó el lío del siglo contra una obra de 8 millones de euros. Pero no es una demanda enfocada hacia el cambio del país reivindicando, por ejemplo, un nuevo sistema de partidos. La demanda social es difusa.

-¿Existe algún ejemplo en el mundo de una demanda social canalizada o siguiendo una estrategia concreta?
-Italia ha tenido dos reformas profundas desde dentro, que no han cambiado la situación lo suficiente, pero las ha habido. Quizá la transición española y la reforma constitucional fueran otro buen ejemplo. En el libro hablo sobre todo de la transición económica pendiente.

-¿En términos económicos los éxitos que se autoproclama el gobierno no son exagerados frente a la realidad que viven los ciudadanos? ¿No hay una cierta euforia actual sobre la recuperación de la economía española?
-Se han hecho cosas. Como la reforma del sistema financiero que va a encauzar España en una buena dirección. No era sostenible tener un sistema financiero y de asignación de recursos, vía bancos, controlado por los políticos, como se vio en las cajas. Dicho esto sostengo que gran parte de la caída de la prima de riesgo española se ha producido de la misma manera en otros países como Grecia o Portugal o Italia que no han hecho ni la mitad de recortes que ha acometido España. Una proporción muy alta del mérito de la situación actual es del Banco Central Europeo.

-¿Qué puede hacer para exportar más mercancías en lugar de personas?
-El primer semestre de 2013 fue muy bueno para las exportaciones. Hay que seguir exportando porque España necesita tener un superávit de cuenta corriente para poder pagar la deuda que tiene. Si hay que elegir elegiría invertir en capital humano y formación de los trabajadores. Irse fuera no es malo aunque sea para poner hamburguesas siempre que uno se siga formando, aunque sea para aprender inglés. Cualquier cosa es mejor que estar parado.

-¿Quiénes podrán trabajar en España?
-Hay dos perfiles que seguirán teniendo trabajo por ser difícilmente sustituibles por un ordenador. Los que realizan tareas abstractas y creativas, que requiere dominar las matemáticas, estadísticas e inglés, además de analizar, evaluar, innovar y ser críticos. Los que realizan tareas que requieren habilidades interpersonales (servir cafés, cortar el pelo, cuidar de las personas mayores).

-¿Cree que en España se está educando correctamente?
-No. La educación en España privilegia la memoria y actitud pasiva del estudiante. Años de reformas conducen a que el universitario al llegar al extranjero pregunte qué entra y qué no en un examen. No saben llegar a conclusiones y tienen además un bajo nivel de inglés. Los recortes actuales agravarán la situación. El sistema educativo promociona al que se adapta y se lo aprende todo sin cuestionarlo. Esto se ha interiorizado. Además los que pueden y deben cambiar la educación en España nunca han tenido demasiado interés en ello. Los partidos políticos, temerosos de protestas sinfín, prefieren hablar de religión antes de atacar los males del sistema. Mientras los medios de comunicación acuden fascinados a informar de tales luchas.

-Usted fue miembro del Comité de Expertos encargado por el Gobierno para analizar la reforma universitaria, ¿ha servido de algo todo aquel esfuerzo?
-Propusimos que los recursos de las universidades se ajusten a su rendimiento en docencia e investigación, sin embargo se sigue dando prioridad a la cantidad de alumnos y publicaciones y no a la calidad. Ninguna universidad española está entre las 200 primeras del mundo. Se necesita un modelo educativo que enseñe a la gente a buscarse la vida. De los cuatro millones de empleos destruidos durante la crisis, la mayor parte correspondió a personas sin educación universitaria. Nosotros propusimos un cambio de gobernanza, con un rector nombrado por un patronato externo, pero por desgracia, como en el resto de la Administración pública, hay muchos interesados en continuar el sistema soviético de: "Hacemos como que trabajamos y ellos hacen como que nos pagan".

-¿Qué hacemos con el empleo?
-Agotada la vía laboral de la burbuja inmobiliaria hay que aprovechar las ventajas competitivas del país, pero para que España exporte clima tiene que venir gente a consumirlo. Si muchos extranjeros se vienen a vivir a nuestro país subirá la demanda de viviendas, el consumo, personal de servicios...

-¿Es decir, convertir España en la Florida de Europa?
-Se puede. Usando herramientas fiscales como eliminando el impuesto de Sucesiones y Donaciones y los impuestos directos a los mayores de 65 años. Pese a que la pirámide de población va en aumento se pueden bajar las pensiones el mismo tanto por ciento. Los dos gravámenes apenas tienen impacto en la recaudación, pero su efecto es muy negativo. Esta estrategia por supuesto requiere formación y mejorar el conocimiento de idiomas.
  
-¿Serán necesarias nuevas reformas laborales?
-Una de nuestras asignaturas pendientes es el mercado laboral. Hay que simplificar la normativa e ir hacia un contrato único que evite que haya un gran muro separando a quienes tienen contratos indefinidos y quienes no. El mercado laboral sería más flexible, evitando que muchos jóvenes se queden encerrados en un círculo vicioso en el que conseguir un empleo estable parezca casi un milagro.

-Hablemos de la corrupción y el deterioro institucional, ¿cómo se veía Valencia desde fuera?
-Desde el extranjero no éramos conscientes de que Valencia funcionaba como una república bananera, a pesar de las pistas que dejaban las carreras de Fórmula 1, la Ciudad de las Artes y las Ciencias, etc. La burbuja dificultaba detectar la mala gestión. El problema viene cuando una vez, todos lo saben, no se hace nada. Mire, creo que es necesaria una reforma en profundidad de las Constitución que modifique tres aspectos cruciales: el sistema de partidos, el Estado Autonómico y el sistema judicial.


  
-¿La cultura del pelotazo está enterrada?
-No. Como la corrupción no tiene consecuencias en España, se ha vuelto crónica. Para que un país funcione no solo se requieren normas legales, también normas éticas. Cuando Bill Gates o Steve Jobs revolucionaron la industria no sabían nada de política, ni tenían contactos en el poder, ni invirtieron su tiempo en conocerlos. El mercado, cuando funciona como debe, no recompensa a los que más se arriman al poder. Al contrario, sus reglas de juego los separan. En España se ve el mercado como un coto cerrado formado por los amigotes del palco del Bernabéu. Cuando las rentas se derivan de favores, tenemos un problema porque la gente cree que le están tomando el pelo. Y tienen razón. Pero eso no es capitalismo, ni. Necesitamos reducir la intervención y cambiar la regulación para que desaparezcan los mercados basados en capturar rentas, e ir hacia mercados en los que el beneficio obedezca a procesos de competencia.

-¿Por qué cree que las reformas del Gobierno no han funcionado?
-La medicina no es fácil de asumir, y mucho menos si se receta en un clima de deslegitimación del poder político. Si la gente viera que el que la hace la paga y se castiga la corrupción sería otra cosa. Ahora lo que vemos es la mezcla de medicina y corrupción. No voy a decir que, sin ese clima, todo el mundo estaría entusiasmado por las reformas. Pero una vez que consigues la confianza, a partir de ahí lo siguiente es una nueva legitimación. Sabemos que los regímenes democráticos se rompen porque los ciudadanos ya no creen que se haga política para ellos. Eso es lo que tenemos que evitar. Si, como en Inglaterra, todo el mundo cree que la Justicia funciona, pues aunque una cosa no te esté favoreciendo no piensas que es porque te engañan.

-En su libro comenta que no hay ninguna razón económica externa que explique por qué hay una crisis del sector eléctrico.
-El origen de esta situación hay que buscarla a nivel político. Desde el caso de las renovables se establecieron mal todas las reglas de juego. Lo que está claro es que el horroroso régimen de subsidios que se ha creado es una desgracia nacional. No era un problema de España, sino que es uno creado enteramente por el sistema político.

-También dice que España corre el riesgo de convertirse, en treinta años, en la Venezuela de Europa pero también tiene la oportunidad de llegar a ser la Dinamarca del Sur.
-Estamos en una disyuntiva histórica. Las dos almas están en la sociedad española, en los grandes partidos políticos. Nos salva el anclaje en la Unión Europea, cuyas reglas de juego te evitan cometer locuras. Esto permitirá que aunque muchos desearan terminar como Venezuela, nos salvará de esa tentación populista, peronista.

-¿Se puede elegir un final tan malo?
-Claro hay quienes desean seguir controlando los medios, el poder económico, el poder judicial, no abogan por la separación de poderes. Es una tendencia real en amplios segmentos del Partido Popular y en otros partidos.

-¿Acabaría con las comunidades autónomas? ¿Qué hacemos con la catalana?
-Es preocupante la falta de entendimiento entre Rajoy y Mas. Desde Cataluña se piensa solamente en la legitimidad de los votos y desde Moncloa se argumenta en base a la legitimidad de la ley. Es difícil encajar ambas visiones. Me preocupa que esto acabe en un choque de trenes. España debería usar la demanda del pueblo catalán como una oportunidad para hacer de una vez por todas la reestructuración del Estado autonómico que ya no funciona. Las autonomías, con responsabilidad de gasto y no de ingreso, no funcionan. La financiación de cada comunidad autónoma debe responder a sus propias decisiones económicas, fiscales... En última instancia, se trata de impulsar la competencia entre regiones.

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5 comentarios

lampreave escribió
02/08/2015 14:34

ya sabeis los que estudiais en la universidad de valencia cual es vuestro destino, meteos a actor porno que os irá mejor.

Teodoredo escribió
01/04/2014 11:28

Aprovechar que la corrupción y el nepotismo son el pan nuestro de cada día en esta monarquía bananera para arremeter contra las pensiones, la estabilidad laboral y los impuestos progresivos es mezquino, es de trileros.

inconformista escribió
31/03/2014 22:08

un baño de sentido común...Dios!!!!!

31/03/2014 17:49

Es un excelente trabajo de prospectiva muy adecuadoen estos tiempos que corren

Indignadísimo escribió
31/03/2014 13:05

República bananera sin tan siquiera bananas. Este Sr. se limita a recordar lo que en círculos profesionales y académicos lleva diciéndose más de 30 años, sin que nada haya cambiado a mejor. El catedrático Alejandro Nieto publicó la 1ª edición de “La organización del desgobierno” en 1984. El diagnóstico era y es claro, el tratamiento o los tratamientos también. Sólo los acomodaticios, los ignorantes y la “élite extractiva” defienden la situación. Pero “matar a la gallina de los huevos de oro” les afectará incluso a ellos. Vivir en el extranjero obliga a darse cuenta de que las cosas se pueden hacer de otra manera, incluso que se pueden hacer bien. No deberíamos aceptar que los holandeses o los escandinavos sean por sí mismos, ni más guapos, ni más listos. Si viven mejor es porque su “gobernanza” es mejor, y eso afecta a todas las esferas sociales.

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