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UN REFERENTE NACIONAL

Luis Bodes: el empresario que invirtió el sentido del AVE para hacer shopping

EUGENIO VIÑAS. 14/05/2014 Hannover 1998 se ha convertido en una de las tiendas de referencia en moda masculina 'gourmet' dentro y fuera de Valencia

VALENCIA. Con la liberalización de horarios fomentada por Esperanza Aguirre hace ya algunas temporadas, muchos empresarios valencianos se temieron lo peor. Luis Bodes, propietario e impulsor de las tiendas de moda Hannover 1998 y Wolf, ambas en la calle Hernán Cortés de Valencia, tampoco las tenía todas consigo. "No esperaba que por el AVE nadie fuese a coger la costumbre de venir a nuestra tienda a realizar unas compras". Se equivocaba.

Hannover 1998 está considerada como uno de los establecimientos de moda masculina con más prestigio de España. Con 800 metros cuadrados de superficie (y esto es tanto como decir que es una de las tiendas de ropa para caballero más grandes de Europa), la nueva tienda lleva abierta dese el año 2010 en una zona que no es precisamente, tal y como reconoce su propietario, "la más lujosa de la ciudad".

Sin embargo el edificio de nueva planta es una de las claves para el boyante proyecto Hannover 1998. Antes, la tienda se había situado próximamente con una superficie de 200 metros cuadrados: "bueno, eso cuando fuimos tirando tabiques, poniendo más probadores y quedándome sin despacho, que estaba al fondo del local". Pero Bodes quería crecer y quería hacerlo con un espacio diferencial y un trato único.

"No es nuevo que recibamos ahora a los clientes con una copa de champagne francés. Siempre hemos querido que sientan que es una experiencia única, que no tiene nada que ver con ir de compras y que aquí de alguna forma van a venir a pasar un buen rato", apunta el asturiano afincado en Valencia desde los años 90. Para ello, Bodes tuvo que viajar a Madrid y convencer en Roma a los responsables eclesiásticos de que el Colegio Mayor de unas monjas del cual se había encaprichado era también una fuente de beneficios para las hermanas.

Les proyectó un nuevo módulo -ahora, toda una realidad- en el cual se modernizaban las instalaciones de las religosas, con camas individuales y una distribución acorde con la Iglesia anexa. No fue fácil y la negociación se prolongó durante la mitad de la pasada década, hasta que llegado un punto consiguió un acuerdo y paso a promocionar el edificio en el que ahora se distribuye la moda masculina de marcas como Brioni, Hackett, Alden, Brunello Cucinelli o Etro.

No obstante, este cúmulo de marcas -y el resto de las que componen la oferta en Hannover 1998- no llegó hasta sus plataformas y estanterías de la noche a la mañana. "No es fácil, porque estas marcas ya tienen anteriores experiencias en ciudades y países y buscan garantías, un histórico de ventas, solvencia económica y excelencia en el trato con el cliente. Y no es una cuestión de tener mucho dinero, porque ese tipo de aventuras también les han salido mal en otros países".

La vinculación de Bodes con el textil arrancó a finales de los años 80. El proyecto era el de una camisería a medida, con el reto de las comunicaciones por carretera: "las medidas se tomaban en el punto de venta, pero el corte se hacía a unos cuantos y kilómetros y el taller que cosía en un tercer enclave". El encaje de bolillos funcionó y fueron los motivos personales los que le hicieron trasladarse hasta Valencia donde inició su andadura con la franquicia de El Caballo para, no mucho más tarde, arrancar su propio proyecto: Hannover 1998.

Aunque el camino no fue fácil, la filosofía se fue replicando en todos los proyectos participados por Bodes: "aquí el cliente es el que manda. Es algo que, por desgracia, no en todos los establecimientos se entiende igual. Al cliente en España se le mira por encima del hombro a menudo, y es algo que no logro entender. Aun así, Bodes reconoce que su propuesta va mucho más allá: "quizá somos una visión exagerada de esto, pero es una experiencia de compra totalmente distinta a la habitual". 

El manido concepto de la experiencia de compra, aplicado desde un distribuidor de alimentación low cost a una tienda de joyas que solo atiende con cita previa, cuenta en el caso de Hannover 1998 con plazas de parking, por ejemplo, pero con un factor diferencial: el espacio de venta. Plataformas sobre nogal y un marco luminoso y espacioso son los encargados de estimular al comprador. En la zona baja de la tienda, la ropa más sport, con algún que otro color atrevido especialmente ahora que está próximo el verano y se dejan ver los bañadores; en la primera planta, sofás de diseño, una terraza para fumar y airearse y, como no, el lado más clásico de la tienda con trajes, chaqués y complementos para el look más cláscio.

La tienda se abrió finalmente en 2010: "fue toda una alegría porque yo no quise dar el paso de la anterior tienda hasta esta teniendo en cuenta los resultados. Había que ganar lo suficiente en la primera como para que la segunda se sostuviera con el mismo rendimiento". Y no solo fue así, sino que el rendimiento aumentó gracias a las posibilidades de una tienda única en Valencia.

La experiencia Hannover 1998 fructificaba definitivamente con el nuevo espacio y su modelo empresarial era una tentación como para atreverse a dar el salto. Por eso, Bodes inició una aventura en la capital de España, pero no resultó. Cerró "a tiempo" y confirmó las dificultades de mantener una tienda de muy alto nivel en cuanto a marcas y tendencias para el hombre en una ciudad cuya oferta al público y precios de coste apenas permiten errores en el proyecto.

Donde sí mantiene una tienda abierta -y es la única Hannover 1998 junto a la de la calle de Hernán Cortés- es en Sotogrande. En esta muy exclusiva urbanización situada en Cádiz, la firma da rienda suelta a las prendas de Crockett & Jones, Hogan, Allen Edmond's o Moncler, entre otras. Situada en el mismo Puerto Deportivo, el puesto de venta se liga a uno de sus targets de mayor referencia.

Esta hermana pequeña abría en el año 2003, el inicio de una época sobre la que muchos cuentan que la tienda de Bodes en Valencia servía para que muchos políticos y constructores aprendieran a vestirse. Como si se tratase de una cláusula de confidencialidad o de una ley no escrita entre los caballeros que intercambian un conocimiento así, Bodes prefiere pasar de largo en torno a los nombres propios que, en el caso de Hannover 1998, son una gran cantidad de sus clientes. Pero también hay arquitectos, futbolistas, empresarios de todo tipo y algún que otro curioso.

Aunque en una hora de conversación Bodes esquiva constantemente la posibilidad de colgarse alguna medalla, reconoce con cierta calma: "ya no son unos pocos clientes, sino más bien unos cuantos los que se cogen el AVE, vienen a la tienda donde toman algo y hacen sus compras, se comen más tarde una paella y por la tarde ya están de vuelta en Madrid". El empresario ha conseguido invertir el sentido de la marcha del shopping, de Madrid a Valencia y vuelta, aunque no deje de ser una -celebrable- excepción.

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2 comentarios

analuz Huete escribió
14/05/2014 11:12

Luis, no defraudas! Enhorabuena!

rafa m escribió
14/05/2014 08:27

Este hombre es un crack, debe ser un ejemplo para todos los valencianos. Amunt!!!!

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