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EL LENGUAJE DEL CINE

El amanecer del planeta de los simios Reescribir los clásicos

MANUEL DE LA FUENTE. 25/07/2014 "(...) El mensaje de la película es diáfano: el presente y futuro de la humanidad se decide en Estados Unidos".

VALENCIA. Hace una semana, el cine norteamericano decidió hacernos su regalo estival, esa película que todos los años se deposita como taquillazo a la espera de retomar la temporada en septiembre. Con los cerebros achicharrados por el calor, lo mejor es dejar una superproducción tontorrona que haga caja en agosto en todo el mundo mientras los medios de comunicación cantan las alabanzas de siempre: que si la película es muy entretenida, que si tiene buenos efectos especiales, que si el actor principal realiza una gran interpretación. Ya se sabe, las tonterías de siempre. 

Este verano esas tonterías saltan a la vista con el estreno de El amanecer del planeta de los simios, la segunda precuela del clásico de ciencia ficción de los años 60. Hace tres veranos, ya recibimos la primera precuela, El origen del planeta de los simios, una de las películas más asquerosamente retrógradas de los últimos tiempos. Volvamos a situarnos rápidamente ante la magnitud de la operación de Hollywood.

En 1968, en plena época de reivindicación de los derechos civiles en Estados Unidos, el cineasta Franklin J. Schaffner estrenaba una película basada en una novela de Pierre Boulle, El planeta de los simios. En ella, un grupo de astronautas aterrizaba en un planeta del futuro tras realizar un viaje espacio-temporal. En el planeta observaban que, pese a haber avanzado 2.000 años, la civilización estaba organizada de manera inversa a la de la Tierra: los humanos eran seres carentes de inteligencia (ni siquiera podían hablar) y estaban sometidos por una raza superior, unos simios inteligentes.

La civilización de monos estaba basada en una teocracia en la que las clases dominantes gobernaban a base de supersticiones religiosas: según su credo, el mono era la más perfecta creación divina. Al llegar uno de los astronautas a esa civilización y demostrar que podía hablar, alteraba las creencias más profundas de ese entramado social. Al final de la película, el protagonista George Taylor (Charlton Heston) descubría la verdad al contemplar en una playa las ruinas de la Estatua de la Libertad: había viajado al futuro del mismo planeta, que había sido destruido por el propio hombre, en una referencia directa a la carrera nuclear tan presente en el momento de la realización de la película.

Pero, por otro lado, Taylor conseguía desmontar con su hallazgo la mentira del fundamentalismo religioso de la sociedad de los simios: los gurús religiosos ejercían su poder contando una mentira a la población, escondiendo la evolución de la especie y la explicación científica de los orígenes de la sociedad. La película de Schaffner era así no sólo una magnífica alegoría de la locura de la era atómica sino también una deliciosa bofetada al integrismo religioso. La película quedó como un clásico pero, eso sí, un clásico incómodo para las futuras generaciones criadas en creencias religiosas y votantes de partidos de bien.

Sin embargo, no basta con enterrar la película con la etiqueta de "clásico" lejano en el tiempo. Había que reescribir la historia y así es como se puso en marcha un proyecto compuesto por una serie de precuelas que desmentían las lecturas de la película original. La primera fue la que se estrenó hace tres años, una película que planteaba que el origen del cataclismo no era una guerra nuclear sino los experimentos científicos para curar enfermedades degenerativas. Es lo que tiene eso de delegar el conocimiento en la ciencia y no en el Vaticano. En el colmo de la aberración, la película también nos presentaba el lado humano de las grandes empresas farmacéuticas que intentaban detener el conflicto inminente. Al film sólo le faltaba presentar a los empresarios y banqueros como preocupados filántropos.

Esta corrección de aquel malévolo producto pseudo-comunista de los años 60 llega ahora refrendada por la continuación, titulada El amanecer del planeta de los simios. Aquí se valida el planteamiento de la película de 2011, situando el centro de la humanidad, cómo no, en Estados Unidos desde la primera imagen del film, un globo terráqueo que da vueltas y se detiene mostrando a los espectadores en un plano fijo ese gran país de los hombres libres. Como siempre sucede en estas películas patrioteras, el mensaje es diáfano: el presente y futuro de la humanidad se decide en Estados Unidos.

La película plantea el conflicto clásico: el mono bueno lidera el grupo frente al mono malo que quiere declararles la guerra a los pocos humanos que quedan vivos. Los humanos de la colonia norteamericana son también gente buena y honrada que sólo quiere acceder a la energía de una presa hidráulica para poder encender los ipads y contemplar de nuevo las fotos familiares. En esa sociedad pacifista sólo se puede desencadenar el conflicto cuando hay un traidor que desbarata todo el orden. En la sociedad norteamericana, la guerra y el conflicto son circunstancias excepcionales.

La película es muy entretenida, faltaría más. Hollywood siempre garantiza eso en sus inversiones multimillonarias, evasión que adormezca, que anule el espíritu crítico y si puede ser reescribiendo los clásicos izquierdistas, pues miel sobre hojuelas. La inversión se extiende también a una campaña agresiva en todos los medios de comunicación, con los críticos también adormecidos hablando de la factura técnica, del ritmo narrativo y de lo bien que lo hace un actor de moda que se limita a poner su silueta para confeccionar un dibujo animado.

Como la máquina de generar dinero aún tiene mucho que ofrecer, se plantea en el film un final abierto que podría dar origen a centenares de precuelas: total, hay espacio narrativo para llenar 2.000 años con respecto al tiempo en el que se desarrolla la película de Schaffner. Es lo que tiene este cine mainstream de franquicias: que no para de ofrecer productos hacendados de ínfima calidad y siempre precios bajos. Eso sí, convenciendo a todo el mundo de que la calidad del producto es suprema.

Ficha técnica
El amanecer del planeta de los simios
(Dawn of the Planet of the Apes)
EE.UU., 2014, 130'

Director: Matt Reeves
Intérpretes: Andy Serkis, Jason Clarke, Gary Oldman, Keri Russell, Toby Kebbell, Kodi Smit-McPhee
Sinopsis: Los monos siguen evolucionando mientras los humanos están recluidos en colonias aisladas. Los conflictos pronto estallan pese a los esfuerzos pacificadores de los líderes de ambos bandos

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11 comentarios

Pilarín escribió
28/07/2014 22:25

¡Cómo que "traición" al original! El original y su lectura estarán ahí siempre,¿por qué no hacer otras lecturas, incluso desde perspectivas ideológicas diferentes? Y en el peor de los casos, ¿qué pasa si quiero simplemente pasar el rato viendo unos monos y unos tipos dándose de hostias? Sinceramente su artículos es tan integrista en su fondo como el integrismo que pretende combatir.

Manuel de la Fuente escribió
27/07/2014 09:34

Alberto Cruzado: No critico la película por ser moderna, sino por ser retrógrada. Por supuesto que, al ser un contexto diferente, la película no puede hablar de las mismas cosas que se hablaban en los años 60. El problema es que, en ese proceso de actualización, le ha dado la vuelta a la tortilla, cambiando (traicionando) todo el sentido de la película original. Tienes razón, no hay que tener fobia a lo moderno, pero tampoco hay que entronizarlo por el mero hecho de ser moderno. Eso que expresas es, en el fondo, un pensamiento tan retrógrado como la película que defiendes. Gracias a los demás por los comentarios y, por cierto, hglf, sí, de acuerdo, pero menos Lou Reed y más Frank Zappa ;)

vicente mari ferrer escribió
27/07/2014 04:56

No es extraño que vaya poca gente al cine . Es de los peores bodrios que he visto .

Alberto Cruzado escribió
27/07/2014 02:52

La leche, acusas de integrismo a la religión, pero tus palabras impregnadas de odio hacia la misma suenan integristas. Primer paso, tu defensa de los mensajes de la película original. Muy loable. La comparto plenamente. Pero es que me da que reproducir el mensaje de la peli en una época sin guerra fría, sin lucha entre bloques, y sin amenaza nuclear, se perdería para el común de la población. Si el mensaje era tan bueno en su época, es porque todo el mundo entendía la amenaza de los misiles. Una alegoría estupenda. En cuanto a la sociedad simia, igualmente bien representada. Pero por más que algunos conservadores les escame, las cosas cambian. Reproducir la serie original con fidelidad con los medios actuales hubiera sido una pobre y bastarda imitación, y su mensaje, se hubiera entendido para doctos sabiondos como tú o yo, pero no para la gente en general, pues es un mensaje de un contexto de hace más de 40 años. Aunque la modernidad asquee, que asquea, no hace falta quedarse anclado en el pasado, atesorando viejas glorias, rumiando que nada es tan perfecto como te gustaría, como era a los viejos rancios, demasiado anclados en el pasado. Acusas a los monos de integrismo religioso, de que "con tal de no ceder en sus viejas tradiciones, no ven nada bueno en lo nuevo". ¿Y tú? Porque si hablamos de la infame Planeta de los Simios de Tim Burton, no podría sino estar de acuerdo contigo. Para hacer eso, más les hubiera valido no hacer nada. Pero para hacer el Origen, y el Amanecer, estos remakes, yo creo que sí. Porque hay historias con la suficiente presencia como para verter enfoques diferentes. Te lo creas o no, yo creo que no debemos apoyarnos en lo dogmatico, como tú, y si una idea da pie a otras versiones de esa idea, vale la pena intentarlo. Los Planetas de los Simios originales eran eso, originales, y respondían a las inquietudes de la cultura de la época. Y las actuales responden a otras. El miedo a la tecnología como causador de desgracias potenciales (no ha sido la religión la que uso y creó la tecnología de las últimas guerras para matar personas, y deberías leer historia moderna, y dejar el volumen de las cruzadas en casa), sin olvidar que, por más que tú te niegues a verlo por ese desprecio poco moderado que tienes hacia la modernidad, uno de los mensajes originales de la película sigue ahí: el ser humano, jugando siempre a ser Dios (con bombas nucleares o virus, ya ves) se autodestruye por su estupidez, legando a los simios sus mismos vicios, sea fundamentalismo religioso, como en las pelis originales, sea paranoia, hostilidad hacia el extraño y el extranjero, hacia el que es distinto, generando horribles caciquismos, cosa que, por si no has visto la película, como parece ser, se manifiestan en el bando simio, que descubren con asombro que son tan monstruos como los despreciables humanos. Tu argumento del centralismo norteamericano es bastante estúpido. Te recuerdo que en el Planeta de los Simios original el prota descubre que esta en la Tierra porque ve medio enterrado uno de los mayores símbolos de EEUU.........y tu lloras porque los simios no tenían barcos y no se fueron a otro país diferente que en el que se habían criado. Claro, es taaaaan ilógico que en el Origen vivieran en San Francisco, y que en esta, el Amanecer, sigan allí, los pobres monitos bobos, que no saben que existen otros paises. No tendrá nada que ver seguramente sus limitaciones tecnológicas. Venga ya hombre. No se puede negar que no son pocas las pelis americanas que transpiran su lugar de origen, como esta (cuando el mono malo observa su victoria subido al mastil de una raida bandera norteamericana) pero tanbién lo hacia la estatua de la libertad en la original, más claramente aun que una bandera y un plano aereo del país (que sucede después de dar la vuelta al mundo la imagen de la superficie terrestre, cosa que pareces obviar deliberadamente). Me fastidían las mentes retrógradas que en cuando ven algo que no es como a ellos le gusta, en seguida acusan de poco menos, de ser la mayor conspiración del mundo. Me recuerdas a los EEUU cuando todo era paranoia por el terrorismo INTEGRISTA RELIGIOSO islámico. No se donde ves tú defensa de las farmaceuticas en el Origen. Si no recuerdo mal, el jefe de la compañía farmaceutica se unía las fuerzas, usemos un vocabulario de tu gusto, vale, a las fuerzas de represión de la policía contra los Simios, para tapar su cagada, el error de su empresa jugando a Dios, y que le ha costado vidas a las personas. Pero (añadiendo tono socarrón), claro, como es un remake, es intrinsecamente malo, y como es una peli actual, es por tanto maléfica, impura. Hay que excomulgarla en el acto. Por favor, imagínate que crimen tan horrible. Se han atrevido a pensar diferente estas películas, a desarrollar otro enfoque dentro de una trama que acepta otros enfoques. Pero tu te agarras a tu visión, lo demás, es heregía. Menos mal que no eres integrista. Me gustan estas pelis, y las originales, porque son los mismo, y no lo son. Son diferentes, hijas de su tiempo, y estos remakes, admirablemente bien hechos en comparación con otros despreciables (como Robocop, que no roza el talón a sus originales), y me molesta que en vez de optar por criticar otros elementos de las películas: aspectos específicos de la trama, desarrollo, o personajes, todos ellos muy criticables, como en todas las películas, recurras a argumentos integristas y pueriles basadas en una imaginaria traición hacia las pelis originales, e ira porque hay críticos a los que la película les a gustado. COMO SE ATREBEN A DAR SU OPINIÓN. NO VEN QUE LA GENTE ES TAN ESTÚPIDA QUE NO SERÁ CAPAZ DE PRONUNCIARSE CUANDO LA VEA. No puede ser, si no están de acuerdo conmigo, y con los que opinan como yo, debe ser evidentemente, algo maléfico y hereje. "mientras los medios de comunicación cantan las alabanzas de siempre: que si la película es muy entretenida, que si tiene buenos efectos especiales, que si el actor principal realiza una gran interpretación. Ya se sabe, las tonterías de siempre." Tú verás. Yo prefiero la conciliación que el simplemente denegar algo porque, según tú, es impuro y traicionero. Se crítico, pero abstente de las actitudes retrógradas, por favor, y abierto de mente. El mundo cambia, el conservadurismo nos viene bien para saber de donde vienen las cosas, pero no para atarse a él. Nunca olvidaré el Planeta de los Simios original y puro, innovador, pero le daré una oportunidad a estos nuevos Simios, porque me han gustado, porque soy tolerante, y por las veo como lo que son, complementos modernos a un clásico inmotal. Y así es como las tengo en mi estantería. La original delante, y todas las demás, detrás.

hglf escribió
26/07/2014 19:36

Hola, No estoy de acuerdo en absoluto, con los comentarios sobre "Origen de...", ... y la última no la he visto. Pero me parece interesante las lecturas que el sr. De la Fuente extrae de cualquier película, en especial de Hollywood. Y en general la lectura que hace de cualquier eh... "producto cultural". Larga vida a la música de Lou Reed ; ) !

Epicureo escribió
25/07/2014 18:30

Don Manuel, por fin alguien ha entendido la película. Todavía no he visto Amanecer, pero sí El Origen del Planeta de los Simios, desgraciadamente, y es cierto: el principal objetivo del film era eliminar el contenido político del original de 1972, ya que no se trata de una precuela, sino de un "remake" de La Rebelión de los Simios, del gran J. Lee Thompson, a su vez una precuela del original de Schaffner. En ambos casos, el simio protagonista se llama César y lidera la primera rebelión de simios. En lo demás. Pero ahí se acaba el parecido. En la película de Thompson, los simios son utilizados por los humanos como mano de obra esclava, y lo que desencadena la rebelión es la crueldad y codicia de los explotadores (algunos de ellos negros: sutil manera de indicar que los explotados no se cortan de explotar si tienen ocasión). Está claramente inspirada en "Espartaco". En el remake, toda la culpa de la perdición de la humanidad la tiene un científico bienintencionado de corazón blando que se pasa por el forro todos los protocolos de un laboratorio biológico de alta seguridad y se dedica a sacar animales infectados y virus mutágenos que guarda en la nevera de su casa. Con un par. No habría pasado nada si hubiera hecho caso de los ejecutivos de la big pharma y los guardianes del zoo, que son los que saben lo que hay que hacer. Ese es el mensaje de la película; cómo ha cambiado el cuento.

Mona escribió
25/07/2014 15:18

En tu artículo saltas de golpe de "El Planeta de los Simios" original de 1968 a la primera precuela de 2003, olvidando que te saltas ni más ni menos que 1 secuela y 3 precuelas: "Regreso al Planeta de los Simios" (1970) y la trilogía formada por "Huida del Planeta de los Simios" (1971), "La Rebelión de los Simios" (1972), y "Batalla por el Planeta de los Simios" (1973), más la serie televisiva, que se centra un milenio antes de la primera y segunda películas, "El Planeta de los Simios" (1975) y la serie de animación posterior "Regreso al Planeta de los Simios" (1976). Estas dos precuelas lo son del remake de Tim Burton "El Planeta de los Simios" (2001) que no de la pentalogía original, a la que has ignorado por completo, por lo que me temo ignoras la mayor parte de la historia y deberías de haberte documentado antes de escribir, pues ignoras la mayor parte de la franquicia "Simios". Por cierto, toda la serie original fue publicada por Marvel y en España por Vértice en álbumes durante los años 70. En ellos se adaptaron las cinco películas.

keenan escribió
25/07/2014 14:22

Sospecho que te va a gotear el colmillo cuando leas el enlace que te he adjuntado del fachorro de Englehard.

keenan escribió
25/07/2014 14:18

No estaría de mas que nos contases quien es "Hollywood". Con nombres y apellidos, el lobby entero: productores tal y tal y cual, propietarios de estudios, guionistas. Es curioso como para la extrema derecha Hollywood es un nido de peligrosos izquierdistas: http://www.ynetnews.com/articles/0,7340,L-3182751,00.html

E. Martín escribió
25/07/2014 13:42

No se en qué cine proyectan esa versión de Amanecer que ha visto usted pero no es la misma que he visto yo. A lo mejor por eso también viío usted un montaje diferente de Origen que dejaba de buenos a los dueños de la industria farmaceutica. A ver si el Blu-Ray trae los dos montajes para compararlos.

Gurrupurru escribió
25/07/2014 08:20

A mí, además de ideológicamente pobrísima, me pareció un aburrimiento insoportable.

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