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VALENCIA. "¿Quién nos lo iba a decir?". Rafa Molés está emocionado. Jamás se podía imaginar, cuándo inició junto a Pepe Andreu la grabación del documental Five days to dance, que la película tendría un estreno comercial, que sería un largometraje al uso, que competiría, de tú a tú, con la nueva entrega de Los juegos del hambre o con la esperadísima Interstellar. Pero así ha sido. Y ahora, desde este viernes y al menos hasta el jueves 4 de diciembre, su documental se podrá ver en la cartelera convencional.

"Estoy cansado pero cada día disfruto más", comentaba este martes Molés, recién salido de una proyección en la Universidad Miguel Hernández de Elche. Cuatro semanas en Barcelona. Una más en Madrid. Vigo, Santiago, Bilbao, Vitoria, Gijón, Las Palmas de Gran Canaria... Hasta 65 ciudades han acogido o acogerán proyecciones de Five days to dance que se ha convertido, por derecho propio, en la película sorpresa del año.

Su estreno en un pase especial en Valencia el 20 de noviembre colgó el cartel de no hay entradas dos días antes y obligó al Cine Lys a abrir una nueva sala. El fenómeno se ha repetido para el pase previsto para este jueves y ha hecho que se abra una segunda sala para la proyección especial de este jueves, 27 de noviembre. Molés y Andreu volverán al cine para participar en un coloquio con el público. Y lo harán sabiendo que a partir del viernes 28 de noviembre Five days to dance entra directamente a la cartelera comercial. Dos pases diarios hasta el jueves 4 de diciembre. Y lo que dure. Las entradas se han puesto a la venta ya mismo en la web del Cine Lys.

¿Por qué está triunfando Five days to dance? Por las recomendaciones personales. De hecho ya lo hizo antes en México que en España. Los que la han visto no paran de ensalzarla. "El boca a boca se ha convertido en una poderosa arma en la difusión", dice desde SUICA Films, la productora valenciana, orgullosos de esta pequeña joya que lucha con la maquinaria de las grandes productoras norteamericanas y españolas.

UN TOQUE DE ATENCIÓN A LO MÁS HONDO DEL SISTEMA

"Padres con hijos adolescentes, los propios jóvenes, todo el sector educativo y el mundo de la danza son los sectores del público que con más ímpetu han reaccionado ante la película", explican desde la productora. "Destacan que se trata de un toque de atención a lo más hondo del sistema y, al mismo tiempo, supone un ejemplo esperanzador para el cambio", añaden.

Five days to dance muestra un acto de ‘terrorismo social' que cada lunes llevan a cabo dos coreógrafos, Wilfried van Poppel, bailarín y coreógrafo holandés, y Amaya Lubeigt, bailarina donostiarra. Desde hace años van por las aulas de institutos de toda Europa. Suspenden las clases y hacen que en cinco días los jóvenes se suban a un escenario. En el camino se rompen sus roles y el orden establecido. El documental muestra este proceso en un centro donostiarra y se yergue, en la práctica, como una dura crítica al sistema educativo y a los estereotipos sociales.

Aparte del reconocimiento del público Five days to dance ha recibido el premio Canal Plus del Festival Internacional de Cine Documental MiradasDoc. Además ha sido seleccionada en el Festival Internacional de San Sebastián, en el festival mexicano DocsDF, en DocsBarcelona y en el festival de la ciudad colombiana de Medellín. Y por si fuera poco, ha entrado en la preselección de los Goyas.

"¿Quién nos lo iba a decir?", insistía Molés este martes, comentándolo con su director de fotografía, José Luis González. Iniciaron el rodaje al poco de concretarse el cierre de RTVV. Todos ellos, trabajadores del ente, habían sido despedidos. Decidieron dedicarse a este proyecto. Pensaban que tenían una buena película entre manos. Ahora, un año después, el tiempo les ha demostrado qué acertados estuvieron.