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HISTORIA CAPTURADA

El rediseño de los billetes y pasaportes en Noruega invita a una reflexión global

EUGENIO VIÑAS. 27/11/2014 El país nórdico se avanza a una actualización de la imagen institucional; la ausencia de riesgos sigue ejerciendo de tapón en el resto del mundo

VALENCIA. El billete, en origen, es un documento firmado entre las partes interesadas en un intercambio. El trueque legitimado por la firma, más tarde por un cuño y ahora por una suerte de tintas y holografías, tienen en su diseño una especial preocupación desde su nacimiento: ofrecer garantías ante su posible -y cada vez más complicada- falsificación.

Sin embargo, con el paso de las décadas, este objeto extendido universalmente fue cumpliendo etapas cada vez más elaboradas. Como una evolución que demuestra este traslado de interés por el objeto, su practicidad pero también la necesdiad de incorporar valores culturales al mismo, podemos comparar el billete del Banco Nacional de San Carlos, emitido el 1 de marzo de 1783 por valor de "700 reales de vellón" o la obra de arte de Andy Warhol (collage) titulada 200 One Dollar Bills, de 1962.

La obra de Warhol fue vendida en 2009 por 43,7 millones de dólares, cumpliendo con la perversa intención del autor de apoderarse y desmontar el valor (los valores) del dinero. Lo cierto es que, tal y como cuenta el estudio de Teresa Tortella Casares sobre el Banco de España titulado El billete español en la edad contemporánea: mucho más que un medio de pago, "se tuvo asimismo muy en cuenta la necesidad de que los ejemplares resultasen atractivos para el gran público, como factor que podría impulsar al usuario a admitir el papel cuando todavía era una forma de pago poco aceptada".

Con la tecnología NFC integrada en los smartphones y penetrando entre los modelos de pago. PayPal establecido y los BitCoins sacudiendo los mercados, lo cierto es que los billetes actuales en casi todo el mundo resultan sorprendentemente menos actuales de lo que sus papeles predecesores mostraron en las diferentes épocas. De hecho, son un reflejo en el tiempo de aquellas dinámicas estéticas pasadas, lejos del lenguaje visual en el que vivimos en la era online.

Una vez que elementos como la entidad emisora o su aprobación por el mercado global está totalmente extendida, teniendo en cuenta que los propios papeles, las tintas y holografías ofrecen una infinidad de posibilidades, ¿por qué este objeto de uso más que cotidiano mantiene una estética cada vez más alejada de la sociedad que los disfruta?

UN VALENCIANO, PIONERO EN INCLUIR FIGURAS ILUSTRES EN LOS BILLETES

Tortella Casares ya indica en su estudio que "uno de los principales problemas que tuvieron los bancos centrales para afianzar el uso del billete fue conseguir la confianza del público". El Consejo del Banco de España decidió 'sacar' su impresión a Reino Unido, en busca de calidad y seguridad. Y sí, entre 1850 y 1938, los billetes españoles se imprimieron allí, aunque con los diseños y dirección artística del grabador valenciano Domingo Martínez Aparisi.

Billete de la sucursal en Valencia del Banco de España emitido en mayo de 1856

El miembro y posterior profesor de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando constituyó la Comisión especial de confección de billetes y dio un salto pionero en Europa: incluir por primera vez a figuras relevantes de la historia y la cultura del país en el papel moneda. Así, Martínez Aparisi hizo desfilar a Hernán Cortés, Cristóbal Colón o Fernández de Córdoba por los billetes de reales. Escultores, arquitectos, políticos, reyes y, especialmente, pintores y escritores (de la Edad de Oro) dinamizaron el uso del papel moneda en España que a partir de 1871 ya solo pasó a emitir el Banco de España.

 Mil pesetas de 1878 con un retrato de Miguel de Cervantes y viñeta de Don Quijote y Sancho Panza

Como era de esperar, una vez iniciada la senda del reconocimiento cultural a través de los billetes -cada vez de uso más común entre la población de la época, con la lenta industrialización del país- los distintos gobiernos españoles aprovecharon este escaparate de lo cotidiano para destacar y promocionar a figuras más políticas a conveniencia. Por ejemplo, las emisiones entre 1925 y 1928, incluyen efigies del cardenal Cisneros, Felipe II, Carlos V o vistas del Monasterio de El Escorial y la puerta del Alcázar de Toledo.

El camino de los billetes como instrumento de la propaganda política tuvo su apogeo durante la Guerra Civil, periodo en el que el bando nacional emitió su propia moneda y algunas regiones -especialmente Cataluña- tuvieron que hacer lo propio en una uténtico caos de transacciones. La II República dio rienda suelta a todo su imaginario a través del papel moneda, pero esto surgió especialmente tras el golpe de Estado e inicio del conflicto fraticida. Antes, fue la misma II República la que inició un precedente que conecta con os ejemplos más actuales.

En 1931, el Banco de España emitió una serie de billetes que quería cortar con la escalada de imágenes de uso cotidiano citada, acabando con la iconografía del régimen monárquico-católico. Aunque en el centro de los billetes aparece con cierto disimulo una mujer joven tocada con un peinado helénico, a semejanza de las repúblicas francesa o argentina, la serie incluía por el anverso la efigie de un artista y por detrás su obra. Pasaban así los billetes a representar escenas estéticas, pequeñas piezas de arte al alcance de cualquier bolsillo. 

El pintor Eduardo Rosales en el anverso y en el reverso su obra 'Lucrecia'

Con la Guerra Civil a las puertas, la II República también emitió alegorías 'internacionalmente' comunes, en una serie encargada -y tan popular como demandada entre los numismáticos- a la casa Bradbury, Wilkinson Co. Ltd.

 

LA OPORTUNIDAD PERDIDA DEL EURO

Tras el asentamiento del régimen franquista, la primera reacción fue la de recuperar -curiosamente- los motivos y alegorías que protagonizaron los billetes de la dictadura de Primo de Rivera. Sin embargo, a partir de 1946 "los billetes del franquismo perdieron su fuerte simbolismo patriótico y volvieron a inclinarse hacia la cultura", apunta el estudio de Tortella Casares.

Sorolla, Murillo, Zuloaga, Bécquer, Rosalía de Castro o Juan Ramón Jiménez fueron los habituales hasta la llegada de la nueva monarquía borbónica. A partir de ésta, los miembros de la familia real, especialmente el Rey Juan Carlos I, pasaron a protagonizar las monedas, pero también los billetes emitidos por el Banco de España y que durante el periodo juancarlista de la peseta apenas tuvo novedades.

Víctor Palau, editor de Gráffica, el medio digital de referencia para el diseño en hispanoamérica, cree que "Europa perdió una gran oportunidad con el Euro. Tuvo muchos años para diseñar sus billetes y abrir paso a un nuevo código visual. Un tiempo y excusa preciosos que no fueron aprovechados y que se resolvieron con unos puentes y ventanas que podrían representar visualmente a casi cualquier otro lugar del mundo".

Palau hace referencia al proyecto del diseñador Robert Kalina, representante -había uno por cada banco estatal- del Österreichische Nationalbank (Austria). "Los principales motivos del diseño ganador eran unas puertas y ventanas en los anversos, como símbolo del espíritu de apertura de la UE, y unos puentes en el reverso, metáfora de la cooperación y la comunicación entre los pueblos europeos", justifica el Banco de España a este respecto.

LA REFLEXIÓN A PARTIR DE NORUEGA

Sin embargo, hace tan solo un mes, Noruega hacía público a los ganadores del concurso de diseño gráfico que habían lanzado hacía unos meses para cambiar la imagen de sus billetes. El medio de referencia CItyLab lo calificó como "el mejor dinero del mundo" y su aparición en el agregador de noticias Reddit convirtió este cambio radical en los billetes como una de las tendencias durante los siguientes días. El Banco de Noruega optó por hibridar las propuestas de los estudios escandinavos Snøhetta y The Metric System.

Tal y como es descrito en Gráffica, "el trabajo de Snøhetta es un patrón cúbico y racional organizado de tal forma que representa la temática escogida por el Banco de Noruega, el mar". El estudio explicó en un comunicado que habían tratado de reflejar visualmente en los píxeles la belleza de las fronteras", asicomo la fuerza del viento: "en el billete de 50 coronas el viento es leve y se representa con formas cúbicas y cortas y las olas largas y tranquilas, mientras que en el billete de 1.000 coronas, el viento es fuerte, lo que se expresa a través de formas largas y puntiagudas y olas cortas".

No obstante, el anverso de los billetes pertenece a otro de los trabajos presentados al concurso, el de The Metric System, cuya reinterpretación del mar también dista de la apariencia habitual -o al menos actual del euro- de los billetes en Europa. Ambos estudios trabajan en unificar los conceptos para que la propuesta 'toque calle' en 2017.

Noruega parece haber elevado las posibilidades visuales del billete a un escalón mucho más próximo a la realidad de los habitantes del siglo XXi. "En otros campos como la arquitectura o incluso el paisajismo de las ciudades, los Estados han mostrado una proximidad con las últimas tendencias creativas. Sin embargo, el diseño siempre está relegado a someterse al capricho de la intervención institucional. La sensación es que siempre hay alguien que no tiene ni idea del asunto y que acaba eligiendo la opción más conservadora o que recuerda a algo que visualmente es conocido", remata Palau.

Pero el gobierno noruego, ni corto ni perezoso, ha pasado a la acción y todavía con el revuelo -en positivo- en torno a sus nuevos billetes, ha hecho público el diseño del que será su nuevo pasaporte. El estudio Neue, escogido por un jurado profesional del país, ha creado un documento de líneas minimalistas, vectores y con una línea cromática de pasteles muy próxima a las tendencias actuales. Gørill Kvamme, miembro del estudio situado en Oslo, aseguraba recientemente a The Guardian que su principal inspiración ha sido "la naturaleza, ya que es una parte muy importante de nuestra historia y nos define como país".

Expuestas las dos avanzadillas nórdicas la reflexión queda abierta. No son únicamente los billetes o el pasaporte. Basta repasar cuál es la estética de los certificados personales o de empresas, de los sellos y cuños oficiales del Estado español, de toda la señalética y la intervención, en cualquier aplicación, del diseño en la vida cotidiana de las personas. Cabe destacar que, en cualquier caso, España sostiene un excelente estado de salud de su diseño, pese a la profunda recesión económica, y su imagen -trabajada cosntantemente a través de la comisión 'Marca España'- es el punto de partida de sus principales y más arraigados motores económicos.

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1 comentario

Erwin Elias escribió
04/12/2014 04:48

Durante los últimos años he visto como los países latinoamericanos prestan más atención a su imagen visual. Actualmente en Guatemala aumenta la participación y apertura de las artes visuales y el diseño. Se realizan concursos y festivales relacionados al tema, las empresas u organizaciones empiezan a darse cuenta que la comunicación efectiva debe ser diseñada de manera profesional. Incluso algunas empresas han hecho del diseño su herramienta principal para progresar y evolucionar. Esto quizá como resultado de la creciente percepción sobre la importancia del diseño en la comunicación y en la relación empresa/servicio - cliente/consumidor. Estamos en un punto en el que tenemos que empezar a replantear elementos básicos como nuestra moneda y preguntarnos si ésta sigue siendo relevante para nuestra sociedad. De no ser así, podemos observar el ejemplo de Noruega que ha tomado sus raíces y todas las razones que hacen importante a su país para rediseñar sus billetes. Estos representan a la herramienta económica que utilizamos todos los días, los llevamos en nuestros bolsillos e interactuamos con ellos de alguna forma al intercambiarlos por un artículo o servicio. Es por esto que la imagen de los mismos debe representar aquellas partes del país de las cuales nos sentimos más orgullosos. Quizá los temas podrían ser sujetos a votación nacional, en realidad no sé cuál es el mejor proceso para decidir qué gráficas debe llevar un billete, pero sí sé que debe ser algo que identifiqué a la persona con la moneda. Algo que nos haga recordar por qué seguimos luchando y por qué pertenecemos al país en el cual nos encontramos.

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