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estrategia en la formación 'popular'

PP de Castellón: el falso bastión de Fabra y la serena espera de Moliner

X. AGUAR. 18/12/2014

Pese a que el peso de las críticas al líder del PPCV se atribuyen a Valencia y Alicante, en su provincia de origen también tienen sus propios planes para 'el día después'

VALENCIA. El Partido Popular de Castellón es la organización más pequeña de las tres provincias de la Comunitat Valenciana con en torno al 15% de la militancia. Aunque su representación es modesta si se compara a Alicante y Valencia, el liderazgo en los últimos años del ahora condenado Carlos Fabra le dotó de cierta importancia en el mapa de la formación 'popular' de la Comunitat Valenciana. De hecho, fue uno de los primeros aliados que buscó Francisco Camps en su pelea por controlar el partido frente a Eduardo Zaplana.

El testigo cedido por Carlos Fabra al actual líder del partido y presidente provincial del partido, Javier Moliner, se realizó en dos fases: primero fue el cargo institucional en la corporación provincial y, posteriormente, el puesto orgánico en la formación 'popular'. Comenzó entonces una ardua y lenta tarea por parte del nuevo presidente que consistió en ir recortando la influencia que había tenido el todopoderoso barón del PP e ir atrayendo a distintos activos del partido hacia su parcela. Prueba de esa batalla soterrada por hacerse con el poder fueron las palabras de Carlos Fabra refiriéndose a su sucesor meses atrás:"¿Quién es Javier Moliner? No lo conozco". Unas declaraciones públicas que no escondían el resquemor del expresidente por las maniobras internas Moliner para hacerse con el poder.

El presidente provincial del PP no entró en la guerra mediática que parecía proponerle Carlos Fabra con esas declaraciones. Precisamente una de las virtudes de Moliner es la prudencia y la templanza para evitar conflictos que se diriman a través de los medios de comunicación. Otra prueba de ello ha sido la discreción con la que ha formado parte de la crisis que vivió el PPCV la pasada semanadebido a la iniciativa del jefe del Consell, Alberto Fabra, de recoger firmas para avalar su gestión y su candidatura a la Generalitat. Que el peso de las críticas en los medios de comunicación a la maniobra del líder del PPCV lo hayan llevado Valencia y Alicante no implica, según recalcan fuentes 'populares', que Moliner estuviera de acuerdo -ni mucho menos- con la 'jugada' que pretendía Alberto Fabra.

El aceptado papel de 'segundón' que está llevando a cabo el presidente provincial del PP de Castellón es solo una estrategia más. Moliner, a sus 39 años, es uno de los dirigentes jóvenes con mayor proyección del partido: el primero de sus objetivos, controlar orgánicamente su provincia, ha sido conseguido casi en su totalidad a lo largo de esta legislatura. El segundo, y fundamental para sus aspiraciones de presente y futuro, es lograr un triunfo electoral que le permita presidir de nuevo la Diputación de Castellón. Con un escenario en el que la Generalitat podría caer por una alianza de las fuerzas de la izquierda, los dirigentes que consigan mantener una corporación provincial serán considerados 'barones' con todas las letras.

EL COMODÍN DE ISABEL BONIG 

En este sentido, desde distintos sectores 'populares' señalan que Moliner tampoco ve con malos ojos una operación en la que la coordinadora general del PPCV y consellera de Infraestructuras, Isabel Bonig, acabara como candidata en detrimento de Fabra. La número dos de la formación 'popular', exalcaldesa de Vall d'Uixó, es también próxima al presidente provincial, por lo que Moliner tendría a una dirigente castellonense en primera línea. Mirando a largo plazo, como señalan diversas fuentes 'populares', Bonig podría convertirse en una líder de transición del PP en la Comunitat Valenciana si el partido navega en la oposición en la próxima legislatura. Es decir, mientras la ahora consellera sufriría el desgaste, los líderes provinciales que hubieran podido retener una diputación -con su consiguiente presupuesto y poder- tendrían el control del partido en la sombra. Una posición especialmente buena para Moliner.

Todo este creciente poder y estrategia definida que se le atribuye en círculos del PP al presidente provincial de Castellón contrasta con la baja consideración en la que se calcula la tropa del actual jefe del Consell y líder regional de la formación 'popular', Alberto Fabra. De hecho, y pese a ser su territorio, las fuentes consultadas del PP en esta provincia consideran que su grupo de confianza es muy reducido y atribuyen el grueso de las fidelidades a Moliner. Un ejemplo de ellos es el propio alcalde de Castellón, Alfonso Bataller, señalado como sucesor por Fabra pero que no ha terminado de consolidarse internamente en la ciudad.

Por el contrario, el dominio de Moliner en la provincia se encuentra notablemente consolidado. El responsable 'popular' se ha apoyado para ello en un experimentado número dos como Miguel Barrachina, secretario general del partido en Castellón y vicepresidente en la diputación, un dirigente que goza de buena relación con ministros como Ana Pastor de su etapa en el Congreso de los Diputados. 

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