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ENTRE 2005 Y 2014

El Centro Príncipe Felipe tiene 23 patentes pero solo ha vendido siete de ellas por 100.000 euros

E.PARRA. 24/12/2014 El responsable de la Oficina de Proyectos desgrana la dificultad de transferir investigación a empresas, aunque prevé otros ingresos

VALENCIA. Tras el tsunami de recortes aprobado por el Gobierno valenciano en 2011, que dejó reducida a la mitad la plantilla del Centro de Investigación Príncipe Felipe (CIPF) de Valencia (fueron despedidos 113 trabajadores), tres años después solo un tercio de aquellos trabajadores (35) han sido reincorporados y con ellos cerrará 2014 con 139 empleados.

Durante este año el centro ha tenido un presupuesto de 8,8 millones de euros, de los cuales 268.000 euros han partido de la iniciativa privada. Desde que arrancara como centro de investigación en 2005, el CIPF ha conseguido registrar 23 patentes de proyectos de investigación, de las cuales por licencia de transferencia se ha conseguido recaudar 100.000 euros por siete de las patentes.

Las cifras las ha detallado a Valenciaplaza.com Óscar David Sánchez, el responsable de la Oficina de Proyectos y Transferencia de Tecnología. Reconoce que a simple vista pueden parecer cantidades modestas pero, a su entender, son el camino para abrir el centro a múltiples colaboraciones, sobre todo con grandes multinacionales farmacéuticas. Además, en la conversación con este digital, adelanta algunas previsiones de signo positivo que pueden acabar incrementando los ingresos en los próximos años.

TRES MECANISMOS

El funcionamiento y sostenimiento económico del CIPF se basa en tres mecanismos básicos, según Sánchez. Por una parte, deben ser capaces de vender resultados de investigaciones propias en forma de patentes. En segundo lugar, crear spin offs, o empresas con base tecnológica formadas por investigadores del propio centro o con temáticas relacionadas con la biotecnología. Y en tercer lugar, prestar servicios y colaborar con empresas a cambio de ceder instalaciones y obtener contraprestaciones económicas.

El centro trata de resurgir después de haber abierto la puerta a su reconversión en parque científico, tras el recorte brutal de personal de investigación, y aunque por ahora los resultados son los que son, la filosofía del centro trata cada vez más de adecuarse a la cruda realidad que describe Sánchez: "Sin renunciar al avance del conocimiento, tratamos de producir resultados acordes con las necesidades clínicas de la sociedad y sobre todo de las empresas", señala.

DUROS NEGOCIADORES

Y las empresas (tanto las grandes multinacionales, como las pymes especializadas en la fase de desarrollo de una patente) son duros negociadores que tratan de asegurarse al máximo el éxito de la patente, al tiempo que su experiencia les dice que "de cada 1.000 patentes solo una llegará al mercado" reconoce el responsable de la oficina de proyectos del CIPF.

En estos momentos habla de seis patentes interesantes para la industria farmacéutica, pero es difícil concretar cuando se cerrará la transferencia de tecnología. "Es confidencial con quien estamos negociando, pero te puedo asegurar que todas son grandes del sector farmacéutico", manifiesta Sánchez.

Al centro le cuesta 13.500 euros al año mantener las seis patentes que ahora tienen "en cartera". Y de las siete que se vendieron, reconoce que ninguna ha llegado al comercializarse todavía en el mercado. "Tendrías que hablar una por una con ellas (las farmacéuticas), pero también se les puede caer por el camino la patente, porque finalmente se demuestra que no tiene recorrido, o que las abandonen por ser poco comerciales, o por motivos científicos, o por una toxicidad que en principio no se identificaba, etc", explica.

PRESTACIÓN DE SERVICIOS

Una de las vías en las que más esperanzado se muestra, Óscar David Sánchez, para incrementar la autofinanciación del centro, es la prestación de servicios a grandes empresas.

En ese sentido, apunta que en 2013 ingresaron 400.000 euros por toda la cadena de valor de investigación preclínica que aportan, así como servicios y equipamiento. Entre las empresas de referencia internacional destaca la colaboración con los Laboratorios españoles Salvat; la estadounidense Jansen, división farmacéutica de Johnson & Johnson; y la sueca Ume Crine

Y a su juicio, "cuando abres la puerta a empresas reconocidas, otras se dirigen a ti. Lo difícil es entrar", apunta. Por ello, prevé que en los próximos dos años puedan duplicar hasta 800.000 euros los ingresos por esta partida gracias a nuevas colaboraciones con grandes marcas.

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