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VALENCIA. El ansia recopiladora no conoce límites. Cuando se acerca el final del año, lo más habitual es encontrarse listas de todo tipo que pretenden resumir 365 días con la paradójica urgencia de quien no puede espera a que algo acabe para sacar conclusiones. Una especie de síndrome de Diógenes musical invade los medios; se contagian entre ellos y, de rebote, inoculan el virus recopilador a sus lectores. Lo más sensato a veces es abandonarse a la tentación de escuchar todas las canciones del año en cuatro minutos y dedicarse a otras cosas más gozosas de esta época.

Sin embargo, en Valencia todavía no tenemos especialmente desarrollada la industria del mash-up o bastard pop, esa suerte de arte para empastar canciones y fabricar una nueva; ni dúos que se graben interpretando los temas del curso en poco más de dos minutos. Tampoco haría falta importarlo. Por lo tanto, urge calmar ese deseo de hacer balance de todo lo que ha pasado en la escena valenciana a nivel discográfico, y lo mejor es preguntar a los que trabajan día a día con la música como materia prima. Músicos y periodistas que proyectan su trabajo desde Valencia ayudan, desde el barro creador, a elaborar una lista justa en su subjetividad.

TRES REYES, UNA CORONA: CUELLO, ANTIGUO RÉGIMEN, JUPITER LION

Cuello, Antiguo Régimen y Jupiter Lion son los elegidos por Eduardo Guillot, responsable del suplemento NEO de Levante-EMV y colaborador en infinidad de medios especializados (entre los que se encuentra Cultur Plaza). "Hace años que el nivel de la escena local es notable, así que me es imposible escoger un solo disco", asegura justo antes de avanzar un "empate técnico" en lo más alto del underground valenciano.

Para Guillot, Modo Eterno (Cuello) es "pura adrenalina con melodía", Política de Tierra Quemada (Antiguo Régimen) "actualiza el post-punk con personalidad" y Brighter (Jupiter Lion) "convierte la electrónica en materia orgánica". Tres discos que presumiblemente se asomarán sin demasiada dificultad a listas de medios de ámbito nacional.

JULIO BUSTAMANTE: LOS ÚLTIMOS SERÁN LOS PRIMEROS

"Sin duda, me quedo con En el Nombre del Gato, de Julio Bustamante". Jorge Pérez, Tórtel, no lo duda a pesar de evidenciar que "este año se han editado excelentes discos". No vacila al hablar del disco de Bustamante, que se publicó en pleno diciembre, es decir, de forma lo suficientemente tardía en el año como para que las listas lo obvien de manera injusta pero implacable. "Desde la primera escucha uno ya se da cuenta de que está lleno de canciones increíbles. Creo que es el mejor disco de su carrera, y eso es mucho decir. Julio, una vez más en pleno estado de efervescencia creativa: discazo imprescindible", asegura.

Tórtel no se puede elegir a sí mismo, claro. Pero la realidad es que su cinematográfico La Gran Prueba es también uno de los discos del curso. Su tercer trabajo bajo el mismo alias, otra obra excelsa de pop bien entendido lanzada a principios de año, se ha de colar en cualquier resumen discográfico que se precie. Y, antes de que acabe 2014, ha repetido con En Defensa Propia, un single de dos canciones. "La verdad es que acabo el año muy contento. Con lo complicado que es grabar y publicar, este año hemos podido sacar dos discos, el LP  y el single vinilo", reconoce el músico, que además ha empezado Coleccionistas, un proyecto junto a Remi Carreres y Víctor Ramírez.

TÓRTEL, EL SER HUMANO Y SÁNCHEZ: UNANIMIDAD Y SORPRESA

"Por su audacia formal, por su estado de gracia compositivo y por suponer un paso de gigante respecto a su anterior álbum". Precisamente es al disco de Tórtel al que Carlos Pérez de Ziriza le dirige unas palabras que solo se le dedican a los mejores del año. El periodista, colaborador habitual de Cultur Plaza, Rolling Stone o El País, entre otros, reconoce en La Gran Prueba un "acto de cierta justicia" por la escasa ponderación del trabajo realizado por Jorge Pérez hasta la fecha; "la estupenda acogida que ha tenido La Gran Prueba compensa (aunque solo sea en parte) el mutismo al que se vio sometido un álbum como Libro de Viajes, de Ciudadano, que pasó extrañamente inadvertido en su momento". Ziriza, además, lo compara con el segundo disco de Maronda en 2013, en tanto en cuanto considera a ambos "la punta de lanza de una cosecha ya de por sí fértil".

Rafa Cervera también rescata La Gran Prueba, que cuenta con una innegable unanimidad crítica a su favor. El periodista, que este año ha visto como se reeditaba su extraordinario fanzine de ruidos y danzas ‘Estricnina (1982-1984)', se refiere al disco de Tórtel como "un disco de excelentes canciones que busca abrirse camino más allá del rock, el indie o como lo quieran llamar, y además mantiene el nivel literario habitual de Jorge". Pero Cervera destaca también dos trabajos más: el de El Ser Humano (Egresión), por desplegar "un mundo propio con cada nuevo disco"; y el homónimo de Sánchez, que "ha sido toda una sorpresa y tiene canciones muy buenas".

GENER Y LA RAÍZ DEL PRESENTE

Igual que a Tórtel, no se le puede pedir a Micalet Landete que destaque su propio disco. Sin embargo, El Poder del Voler es sin duda uno de los discos más destacados del año, y no sólo en la escena valenciana; la electrificación de su mensaje y la noventización de su sonido lo hacen una perla del convulso 2014. Para Landete, en cualquier caso, el año valenciano lo ha regido un "triunvirato sin orden" formado por "tres discos que apuntan en direcciones diferentes, pero igualmente chulos y evocadores". Junto a Tórtel y Cuello, el cantante de Senior i El Cor Brutal elige el disco de Gener, con el que comparte el valenciano como lengua, pero también la inextirpable influencia y losa del hoy.

El Temps del Llop, así se llama el disco con el que Carles Chiner bautiza Gener, pasea entre el americana y el pop, pero lo que lo hace verdaderamente remarcable es su capacidad para arraigarse con descaro a un momento y a un lugar. Sin miedo. Lo mismo que sucede con el disco de Senior i El Cor Brutal, que "ha funcionado muy bien", según el propio Landete, que reconoce además que han acumulado "experiencias gratificantes" gracias a él.

UNA GRAN COSECHA ESCONDIDA EN EL DESVÁN

Tal y como apunta el alter ego de Senior, la producción musical valenciana en 2014 ha sido "una barbaridad, con mucha diversidad de estilos y lenguas". A los discos ya mencionados habría que añadir sin ningún género de dudas otros trabajos que, como El Cariño de Modelo de Respuesta Polar o Rising Up de Polock, tienen sus números para entrar en las listas de más de un medio especializado a nivel nacional e internacional. "Hay cerca de una decena de álbumes facturados en la Comunitat que podrían competir en igualdad de condiciones y de méritos con cualquiera de las bandas que integran esas listas de mejores álbumes estatales que los medios de referencia publican por estas fechas", asegura Carlos Pérez de Ziriza, que concluye que "hay calidad y una gran heterogeneidad".

"Nunca ha habido tantos discos valencianos", sentencia Eduardo Guillot. Sin embargo, la incertidumbre sobre el espacio al que se dispara toda esa música es tan protagonista o más que la propia música. "Las infraestructuras locales siguen siendo precarias, motivo por el que toda esa música acaba en una especie de limbo, un reducido espacio propio que comparten los implicados en el tema, pero que no le permite llegar al público, lo cual debería ser su objetivo prioritario", concluye Guillot.

Y es algo en lo que coincide con Pérez de Ziriza, que tiene clara cuál es la gran asignatura pendiente: "trascender más allá de nuestra Comunidad". Así que, y a pesar de que, como apunta Rafa Cervera al referirse a Caballero Reynaldo, Paco Tamarit, Galavera o Coleccionistas, "siguen ocurriendo cosas y eso es bueno", existe cierto vacío existencial valenciano a la hora de trascender. Para Pérez de Ziriza es algo "atribuible a la actitud de las propias bandas, y no solo a causas externas"; a pesar de que hay "una clara minoría que sí tiene una mentalidad más ambiciosa y obra en consecuencia" para tratar de sobrepasar las fronteras, no ya del gran público, sino del público en general.