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VALENCIA. El pasado mes de agosto el presidente de la Federación Rusa, Valdímir Putin, levantó un veto de importación de productos agrícolas y de consumo para aquellos países que, prevaimente, habían sancionado con medidas económicas similares a Rusia por su participación en el conflicto soberanista de Ucrania. Esta decisión ha afectado en el pasado ejercició a los agricultores valencianos, especialmente porque el mercado ruso representa el 2% de las exportaciones de naranjas y mandarias de la Comunitat Valenciana.

Bruselas excluyó de inicio al principal afectado de la decisión, el campo valenciano, ya que la Comunitat es el 'granero' hortofrutícola principal de Europa, según los datos de la Asociación Valenciana de Agricultores. Esto provocó que, diez días más tarde, la Generalitat considerase "insuficientes" las ayudas aprobadas en primera instancia por la Comisión Europea y, finalmente, lograse gestionar la retirada de 7.000 toneladas de produtos critrícolas.

En total fueron 59 las toneladas que desde el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación se asumieron por parte de la Unión Europea, que acabó por destinar 165 millones de euros a este efecto. Sin embargo, este mismo lunes los ministros de Agricultura de la Unión Europea revisarán la situación de los mercados agrícolas europeos más afectados por el veto ruso. El objetivo de los 28 es valorar si las ayudas impulsadas con carácter de urgencia por Bruselas han sido suficientes para estabilizar la situación y aclarar cómo costear nuevas medidas si fueran necesarias.

En el caso de los valencianos, en total se recibieron 1,3 millones de euros para la retirada de producto, que fueron a parar de forma gratuita a los bancos de alimentos de la Comunitat y otra parte a la alimentación ganadera. Aunque por parte de Cirilo Arnandis, presidente de las Cooperativas Hortofrutícolas españolas, se transmitió cierto grado de satisfacción ante las medidas globales, en el caso de la producción valenciana tan solo sirvió para reparar costes de cosecha. Ahora se espera que, con la citada reunión, se amplie el montante de ayudas una vez analizados los datos del impacto en los mercados agrícolas de la UE.

LA PROMOCIÓN COMO RESPUESTA

En la búsqueda de una mejora del consumo interno, la Generalitat puso en marcha, además, una campaña promocional durante los últimos meses del año. Especialmente centrada en la promocioón de los productos más afectados por el veto, como los caquis, clementinas o granadas, la citada promoción contó con 500.000 euros de inversión en medios de comunicación. Además, una partida de 135.000 euros será utilizada este presente 2015 para fomentar el consumo de productos agrícolas valencianos en centros educativos, junto con diversas asociaciones del sector, en la que la Generalitat invertirá 135.000 euros.

Arnandis, que considera a Rusia "un mercado natural de Europa", ya destacó tras el reparto correspondiente a españa que "el marketing y la promoción son esenciales, con o sin veto" y en la idea de que "lo importante no es el valor de lo que se deja de exportar, sino cómo evitar la bajada de precios en el mercado europeo por el aumento de la competencia" ya que "hay pocos mercados alternativos".

El caso de la Comunitat con Rusia como mercado de exportación es especialmente sensible. Aunque el principal producto valenciano que llega al país euroasiático es el cerámico (con un 26% del total y un crecimiento entre 2011 y 2012 del 27%), las frutas acumulan en Rusia un 16% de su venta, con su correspondiente crecimiento del 7% entre los ejercicios citados. Los automóviles, por ejemplo, que, según los datos hechos públicos por la propia Federación Rusa, podrían haber dejado de comprarse a Europa en torno a un 10% también suponen un elemento de especial atención para la economia valenciana vinculada a Ford y toda la industria subsidiaria.

En lo que se refiere a hortalizas, la Comunitat exportó 141.000 toneladas de frutas y hortalizas en 2012, el último año del que hay cifras totales y oficiales. El valor de esas exportaciones supuso una facturación de 47 millones de euros, lo que se tradujo en un aumento del 32% con respecto al año anterior y que tan solo dos ejercicios después se ha visto cortado en seco.

Aunque el conflicto soberanista de Ucrania se ha relajado, las sanciones por parte de los países europeos -entre otros- todavía se mantienen, por lo que la propia UE no transmite ninguna certeza en cuanto a que Putin pueda levantar el veto el próximo mes de agosto, cumplido el año de sanción previsto.