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creadora de chiquiemprendedores

Ana Carrau: "No todo el mundo puede abrir empresas, pero sí tener espíritu emprendedor"

E. PASTOR. 29/01/2015



VALENCIA. Emprender se ha convertido en un estilo de vida, en una actitud para abordar los problemas y, para muchos, la fórmula definitiva para ser feliz. "No todo el mundo puede abrir empresas, pero sí tener espíritu emprendedor". Este es el pensamiento de Ana Carrau, una valenciana que ha puesto en marcha Chiquiemprendedores, un proyecto con el que quiere inculcar a los niños los valores del emprendimiento para que crezcan con ellos.

Éste se empezó a gestar hace tres años, coincidiendo con la crisis, una época en la que Ana estaba desorientada y sin saber qué hacer. Empezó a realizar colaboraciones dando formación de 2.0, sobre todo para nuevos emprendedores. "Casi por la demanda de estos alumnos creamos una especie de asesoría para emprendedores", explica. Al tener trato con ellos vieron que les faltaban las habilidades básicas para emprender, como capacidad cognitiva o miedo a fracasar. "También falta de trabajar duro porque nunca había trabajado para sí mismos".

Y con todo esto en la cabeza se alinearon los planetas y fue madre, "Te empieza a entrar la sensibilidad hacia la formación que van a tener tus hijos y el sistema curricular no tiene en cuenta el emprendimiento", apunta. A través de estudios de múltiples metodologías nos dimos cuenta de que se podía hacer un programa educativo que podía rellenar el vacío curricular y que acercara las etapas formativas a la realidad social.

"LOS NIÑOS QUE SE ESTÁN FORMANDO TENDRÁN UN PANORMA INCERTO"

Mientras consiguen llevar a los colegios esta formación desde Chiquiemprende han puesto en marcha un programa con diversas actividades para motivar a los más pequeños. "Los niños que se están formando en los colegios van a tener un panorama incierto", destaca. Motivo para inculcarles una actitud luchadora. "La base del programa no es tanto acumular conocimiento porque sí, sino afianzar herramientas de carácter personal y social para que puedan detectar oportunidades y desarrollarse personalmente para darles una respuesta".

Entre sus actividades han englobado desde el Kids Hack Day o charlas con emprendedores con hijos sobre cómo educar. Su misión es clara. Por un lado buscan educar la inteligencia emocional para llegar al éxito, que los niños descubra su talento, que aprendan la capacidad de planificar, ser exigente e inconformista o  asumir el fracaso, entre otros.

La intención es que se enfrenten al mundo de forma más eficaz. "Podrán ser más felices porque lo harán con el talento que más dominan", apunta Ana. La fórmula clave para transmitirles todas estas habilidades que se encuentran bajo la personalidad del emprendedor es jugando. "A los niños tienes que llegar de esa forma". Son juegos que les hacen abrirse a estas nuevas realidades, tocando desde las disciplinas más técnicas hasta las más artísticas, desde  la robótica y la programación hasta la música y la arquitectura.

Para realizar estos juegos se utilizan metodologías empleadas en empresas como el diseny thinking y sus juegos se basan en gran medida en la consecución de objetivos entre los que hacen actividades como realizar apps. Se trata de enseñarles habilidades para que ellos mismos puedan desarrollar sus ideas. Para los niños todo se consuma en una experiencia impresionante ya que tienen acceso a cosas con las que habitualmente no juegan en casa como impresoras 3D o drones.

JUGAR EN ENTORNOS DONDE JUEGAN LOS EMPRENDEDORES DE VERDAD
"Queremos que jueguen en entornos en los que jugamos los emprendedores de verdad", apunta Ana. La intención es crear los mismos entornos creativos para que luego les sea familiar. La creatividad es una de las habilidades fundamental a trabajar. "Los niños tienen esa habilidad innata, pero a medida que evolucionan y se someten a todas las reglas que entran en juego en la vida real esa habilidad se apaga", destaca. Sobre el talento, cree que es incorrecto mediar a todos por el mismo rasero. "Todos tenemos un talento en el que somos excepcionales, pero no en todos es el mismo, por eso lo intentamos reforzar".

También es muy importante el trabajo de los roles de equipo para que sean conscientes de la necesidad de cooperación y de la economía colaborativa. "Queremos que experimentes con los recursos que ya existen". Les hacen trabajar por equipos para que experimenten los diferentes roles y eso les ayude a identificar el suyo. "Aprenden el valor de lo que otros les pueden aportar y ellos desarrollan y afianzan más en el papel que cumplen".

Además, trabajan la parte del optimismo, algo que para Ana se olvida mucho. "Hay que saber darle la vuelta a la tortilla". Al igual que es necesario tratar la comunicación, la oratoria y la exposición pública. "Hay que hacerles sentir la sensibilidad hacia la imagen y que contarlo sin adecuar el discurso y la gráfica al que se tiene en frente no vale nada".

LOS PADRES SE SUMAN

Pero no solo los niños se sienten atraídos sino que los padres están sensibilizados con esta realidad y quieren que sus hijos vayan aventajados", apunta. Entre las nuevas iniciativas que están planteando se encuentra la de mezclar en los talleres a los padres con sus hijos. Esto estimula a los niños ya que se concede la misma responsabilidad que a los mayores. "Los padres nos preguntan si tenemos cursos para ellos", apunta Ana.

Considera que la palabra emprendedor abarca un sentido mucho más amplio y no solo es la persona que acaba siendo un empresario, sino alguien que es capaz de enfrentarse de forma resolutiva y con total responsabilidad a una tarea. "Queremos profesionales que sean autónomos, que venga lo que les venga podrán salir y que estén a la altura de las circunstancias. Eso solo lo puede hacer una persona que está bien capacitada". Ahora, intenta que esta visión llegue a los colegios. "Sobre todo veríamos que no hay esa sensación de gente perdida".

Lo de tener un trabajo para toda la vida ha dejado de ser realista y cada vez más es habitual que la gente se vea en situaciones en las que hay que ser creativos. Desde Chiquiemprende también intentan involucrar a las empresas en este proceso para que éstas financien proyectos que incluyan la formación de los más pequeños en emprendimiento. Para Ana hay que abandonar la figura denostada del empresario. "Crea riqueza a la sociedad y hay aprender a detectar oportunidades para que la sociedad mejore", apunta. "Los mayores incentivos a los chiquiemprendedores  los damos cuando dan con una idea que beneficie a todos".

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