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EXPOSICIÓN en la fundacion bancaja

A Picasso le gustaban los informativos, las series de mosqueteros y los programas de lucha libre

CULTURPLAZA /FOTO: EFE.. 11/02/2015

VALENCIA. La anécdota la relata Bernard Ruiz-Picasso en un breve artículo titulado ‘Recuerdos de mi niñez', incluido en el catálogo de la exposición Picasso TV. "El televisor estaba funcionando. Como debía permanecer callado, me dejé llevar por sus imágenes y figuras animadas. El volumen estaba muy bajo, apenas audible. De repente mi abuelo pidió a los invitados silencio: empezaba un programa deportivo, de lucha libre que a él le gustaba especialmente. Giró su moderno sillón y fijó la mirada de sus ojos negros en la pantalla. Imágenes en blanco y negro se sucedían mientras yo sostenía su mano entre las mías". Y añade: "No recuerdo exactamente el programa pero sí su mirada fija en la pantalla. El televisor y él estaban fundidos en uno solo".

Pablo Picasso (1881-1973) tenía más de 80 años cuando la televisión entró en su casa. Fue Jacqueline Roque, esposa de Picasso, la que compró el aparato en 1960 para distraerse durante las largas horas de trabajo de su marido. La televisión se instaló primero en su residencia de La Californie (Cannes) y después en la de Notre-Dame-de-Vie (Mouguins). El artista malagueño al principio más bien la despreciaba. "Estas caras no me dicen nada", decía. Pero, según el relato de su propio hijo Paulo, pronto se apasionó. "Vio su exposición en Londres y la boda de la princesa Margarita... Le conquistó", le resumía Paulo al fotógrafo Brassaï.

¿Y cuáles eran sus gustos? Aparentemente, sencillos. Según familiares, amigos y allegados al artista, sus espacios favoritos eran los programas de lucha libre, los informativos que cubrían las protestas de mayo del 68, la retransmisión de los espectáculos circenses, las series de espadachines y mosqueteros y las películas clásicas. Unas querencias que trasladó a sus últimas obras y que conformaron parte de la iconografía de algunas de sus series de grabados más famosas.

Tan insólita tesis es el eje sobre el que se articula la primera exposición de 2015 del Centro Cultural Bancaja de Valencia, una muestra en la que se reúnen un centenar de obras del pintor malagueño que pretenden reflejar esta influencia. La exposición está organizada por Fundación Bancaja en Valencia y el Museo Picasso Málaga, con la colaboración del Kunstmuseum Pablo Picasso Münster. Está comisariada por Laurence Madeline, responsable de Bellas Artes del Museo de Arte e Historia de Ginebra, y llega al Centro Cultural Bancaja tras su paso por el Museo Picasso de Málaga y el Kunstmuseum Pablo Picasso de Münster.

Dividida en dos partes, Picasso TV se abre con unas instalaciones donde se pueden ver reproducciones en bucle de algunos de sus programas favoritos junto con una entrevista que concedió Picasso a un programa de la ORTF, en 1966, en el que admitía que en la televisión encontraba "cosas magníficas y cosas espantosas". El óleo Mosquetero con Pipa cedido por el museo Artium de Álava contempla y completa el conjunto.

Pablo Picasso y William Hartmann observados por Jacqueline. FOTO: ROBERTO OTERO.

Tras ese preámbulo se accede a la sala donde están dispuestos los grabados procedentes de la colección de la Fundación. La mayoría forman parte de la Suite 347, y muchos de ellos llevan más de una década sin exhibirse. Junto a ellos, obra de la Suite 60. Como nexo de unión entre ambas partes, dos fotografías de Roberto Otero pertenecientes al Museo Picasso Málaga, que retratan al artista con la televisión en su estudio.

DEJARON HUELLA EN SU OBRA

Una presencia que no es casual ni fue inocua. Tras percibir cuáles eran los gustos del pintor, el espectador descubre cómo esa afición quedó después impregnada en sus pinturas. Al aproximarse a los grabados, las imágenes adquieren un nuevo sentido, están contextualizadas. Los espadachines televisivos, los gigantes, los espectáculos circenses que tanto le maravillaban, se perciben nítidamente en sus últimas obras. Picasso los replicó. Los inmortalizó. Los elevó a la categoría de arte.

Temas como el circo y los luchadores que Picasso revisita a través de los programas televisivos vuelven en algunas de las escenas de la Suite 347, aunque también se refleja esta temática en algunas piezas de la Suite 60. Además, aparecen personajes como el piel roja, un producto de la industria televisiva y del mundo de Hollywood, o el presidente francés Charles de Gaulle caricaturizado, que coincide con los acontecimientos de mayo del 68 y su emisión televisiva.

La influencia de la pequeña pantalla sobre el pintor es enorme. Se puede percibir, por ejemplo, en sus payasos, que evolucionan hacia el canon televisivo. Disfrazado de arlequín o bufón hasta los años 20, el payaso de los 60 de Picasso viste chaqueta y pantalón contemporáneos pero demasiado grandes para él, un sombrero deslucido y una nariz redonda. Sus escenas circenses también variarán y no serán iguales que las de los primeros años del siglo XX. En los últimos grabados se aprecian igualmente referencias a decorados o vestuarios de obras de teatro televisadas, a películas clásicas...

Instalación del cuadro 'Mosquetero con Pipa', cedido por el Artium de Vitoria.

"A esa edad [el pintor] vuelve a sus orígenes españoles, le vuelven a interesar las historias de aventuras" y "se permite pintar de una manera muy suelta, un malpintar de alguien que sabe pintar demasiado", apuntó el director del Museo Picasso de Málaga, José Labrero, encargado de presentar la exposición junto a Rafael Alcón, presidente de la Fundación Bancaja. La televisión alimenta la mirada voyeur que caracterizaba al artista, que encuentra en la pequeña pantalla los elementos que siempre había amado en su vida y en su obra: gente y humanidad. De este modo, temas y ambientes populares se convierten de nuevo en asuntos principales en sus obras.

Picasso revive una parte de su juventud a través de la pequeña pantalla: el boxeo, el circo, España, el amor, la carnalidad, la pasión, los hombres y mujeres, la política, la actualidad, la inconsciencia feliz de la aventura reflejada en las series sobre mosqueteros... y el catch, que él pronunciaba cach, que se yergue como un referente tan inesperado como tangible. La Suite 347 será especial reflejo de ese retorno a la infancia y de la contaminación televisiva, que actúa como una cura rejuvenecedora, ya que le permite revivir sensaciones y placeres de antaño. Dicho de otro modo, si Picasso hubiera vivido en nuestro tiempo le habría influido más Hulk Hogan que Lipovetsky.

Fue así como la televisión se convirtió entonces en el universo creativo de Picasso, y este hecho, señalaba este martes Lebrero, "humaniza" y "hace más próximo" al artista. En esta época, recordó en declaraciones recogidas por la agencia Efe, Picasso "ya lo había hecho y ganado todo", había contribuido a "revolucionar la historia del arte", y vivía retirado de su refugio en Francia. Con la televisión abrió su ventana al mundo, a la calle, a la realidad de la que se hallaba alejado. Toda una cura de humildad que engrandece aún más su mito y lo hace más mundano. Un genio en zapatillas.

La exposición Picasso TV permanecerá en el Centro Cultural Bancaja hasta el 14 de junio de 2015. El horario de visita es de martes a sábado, de 10 a 14 y de 17 a 21 horas, con una entrada de 2 euros, y los domingos de 10 a 14 horas con entrada gratuita.

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